RECUPERAR LA INOCENCIA

RECUPERAR LA INOCENCIA

Alicia Martínez



A la mariposa de luz que abrió mis ojos

La utopía sirve, no para alcanzarla, sino para caminar hacia ella, cita Eduardo Galeano.

La culpa sirve para buscar la pureza.

Pero, ¿qué es la pureza? ¿Tú corazón se lo preguntó alguna vez?

El Grial la simboliza, Pero, ¿Dónde encontrarlo?¿Cómo merecerlo? Esta pregunta eterna habita nuestros corazones.

Para mí, la mejor forma de alcanzar la inocencia, es no siendo nada, o siendo nada, más bien. La nada de nuestros egoísmos, la nada de nuestros miedos, la nada de nuestro rencor.

«En aquellos que no han perdido nunca la confianza básica, existe la inocencia». H.A. Aalmas. Y ¿qué es esa confianza? Sentirse sostenidos y saber que todo va a ir bien.

¿Es posible, entonces, la inocencia? Yo de repente me di cuenta de que la perdí, así, sin saberlo. Me di cuenta cuando vi mi rencor hacia la vida; me di cuenta cuando supe que podía hacer daño a otros; me di cuenta cuando vi que miraba al suelo, que había perdido los sueños y la esperanza, entonces supe. Supe que mi mirada ya no era pura, que la había ensuciado el dolor y la desesperanza.

Pero de nuevo he encontrado un camino, una luz, un aliento, para volver a la vida, y ese aliento es SALTAR. Saltar sin alas al abismo, abandonarme y saltar. Y sé que en ese salto me saldrán alas, unas enormes alas de mariposa que me llevaran muy lejos, a la inmesidad de los espacios infinitos, me llevarán al corazón verde de la Tierra, al centro del sol al que tanto debo, me llevarán a lo más bonito de todas las personas, me llevarán al diamante que guardo en mi interior y podré mirar de nuevo la vida, y veré toda la belleza de la que está hecha, todo el amor que la constituye, y creeré de nuevo en mí, en todos, y podré beber, ahora ya, de ese cáliz dorado, que no me pertenece, y que nunca sabré dónde está, porque yo misma soy ese misterio.

Y si esto es morir, pues que pueda yo morir mil veces, hasta abrazar con todo mi ser esa muerte, esa libertad que es nuestro privilegio y nuestra heredad.

Y quiero decir a mis hermanos, que me reconozco ahora habitante de esta Tierra, que falté de ella un tiempo,  porque habitaba en el subterráneo oscuro de la culpa y el dolor, y ahora que he vuelto, os digo que es posible la inocencia, que es posible confiar, que podemos soltar nuestro miedo, tanto miedo, Dios mío, y avanzar juntos, sintiéndonos Uno, hacia el nuevo amanecer que nos espera. Ese amanecer lo veremos fuera, quizá algún día, Dios lo quiera, pero donde podemos verlo cada uno, es en el espacio que se encuentra tras nuestro desvalimiento y sensación de abandono, ahí, ese amanecer nos está aguardando y siempre emitirá una llamada que nunca podremos dejar de oír, porque es lo que somos.

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.