ARTÍCULOS DE SIETELUCES.COM: ACARICIANDO EL AIRE IX

En Perro Solar Blanco.



Porque el amor todo lo puede, la fidelidad de lo verdadero, lo que permanece, por más que lo demás cambie o sucumba en el paso de los días…

Noveno día de mi onda encantada del Viento.

Acariciando el aire
IX

José Antonio Iniesta

Luna Galáctica

Si supiéramos escuchar el lenguaje del corazón no retorceríamos tanto los caminos hasta anudarlos, convertidos en madejas liadas con forma de laberinto sin salida, en amaneceres en los que no aparece el sol por el este, ni por ninguna parte, en techos de un cielo absurdo de escayola donde perder la mirada…

Si aprendiéramos a descifrar el código morse de cada uno de los latidos, el impulso que estremece el cuerpo cada vez que se produce un cambio de vía en nuestra vida…

Si apenas nos paráramos un instante, sentados en la acera del silencio, para encontrar respuesta a todas las señales misteriosas que se nos vienen encima…

… Sabríamos que la fuerza del Amor es la más poderosa del Universo, pues lo cimenta y lo sostiene, lo hizo surgir de la Nada para enfrentarse a la abrumadora realidad del Todo.

Si el descuido mantenido hasta la saciedad no nos impidiera contemplar cada gota de lluvia que se derrama sobre nosotros, sin tratar de evitar los charcos, jugando a ser los niños que fuimos, recordaríamos que siempre nos cobijó con calor de lumbre de una hoguera el amor que se extendía sin fronteras.

Si esa mirada torva que la ira enseñó a convertirse en furtiva no nos esclavizara la conciencia, comprenderíamos que no hay expresión más sincera de alegría que la de darse por entero a cuantos nos rodean.

Frente al odio que encoge, el amor ensancha, se desparrama, y crece y cabalga, y tiñe de blanco la flor del almendro en primavera, de rojo el ababol en los trigales, y de verde más que verde la yedra que trepa por las paredes.

El amor no se detiene,

pues entonces languidece y muere.

Es como el gorrión,

para quien hasta una jaula de oro es la muerte.

El amor dio forma a las galaxias,

al sol,

al quetzal

y a un ramillete de flores.

El amor todo lo puede…

Leales son los ojos que miran sin esperar nada a cambio, regocijándose en cada una de las expresiones divinas de las formas, agradeciendo la rugosidad de la corteza del árbol, el suave tacto del musgo.

Se ennoblece al contemplar el plumaje colorido de las aves.

Tal como mires será el paisaje. Donde pongas alegría, felicidad nacerá de los valles. Si añades dulzura a la tristeza, al menos la amargura se tornará melancolía. Puede la nostalgia convertirse en semilla para el espíritu que crece, si en el silencio comprendemos la bendita oportunidad que cada prueba supone.

Que venga el amor a cubrir con pan de oro

la cenicienta efigie de los días,

a alumbrar con sus risas

los balcones donde cuelgan el desánimo y el llanto.

Que arroje al abismo del olvido

cada herida interior de flor marchita,

para que la vida resurja de la llaga abierta,

allá donde el perdón anida.

Sabe el corazón que siempre hay una puerta abierta, una brizna de hierba que nos enseña cómo evitar la sequía, una mariposa que con su vuelo nos recuerda que supo escapar de la prisión en la que ella misma se había recluido siendo oruga.

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Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.