EL SEMILLERO DE LA LUZ XII-NO SOMOS HUÉRFANOS

El semillero de la Luz

XII



No somos huérfanos

José Antonio Iniesta

Se equivoca quien piense que los seres humanos hemos sido abandonados a nuestra suerte. Por más que la vida nos parezca un amasijo de callejones sin salida, un abismo interminable por el que estamos cayendo, un frío del alma que no encuentra lugar donde refugiarse.

Detrás de cada silencio hay un ramillete de dulces palabras que no escuchamos. No, no estamos solos. Una legión de seres invisibles habita nuestras casas, nuestros jardines, nuestras montañas. Se mueven en el metro, detrás de las cortinas, encima de una cabina telefónica, a cien metros por encima del tejado y a mil kilómetros en línea recta de cada hornacina,

Están al pie de los altares, en una pizzería, a nuestro lado, siempre, en cada momento, estemos contemplando la lluvia o tomando el sol bajo una sombrilla.

Innumerables seres de luz, como granos de arena de una playa, habitan en nuestras conciencias, en la oficina, al lado del piano y en la terraza.

Los universos, las múltiples dimensiones, los agujeros de luz y las puertas dimensionales, se solapan con la entrada del cine, las tejas de una pagoda, la fragua de un herrero y el agua transparente de una piscina.

Desde cada uno de los agujeros del Infinito, del aleph de Borges, los seres de luz se asoman para mirarnos. Estuvieron en el futuro y lo estarán en el pasado, pues todo lo que será ya ha sido y todo lo que fue está siendo…

En la magia inescrutable del Eterno Presente la llama de luz de cada ser viviente es observada sin cesar por los guardianes, los vigilantes, aquellos que anhelan para nosotros el mejor de los futuros.

En el mapa cartográfico de nuestros sueños avanzan sin cesar, rastreando nuestro porvenir, la forma en que evoluciona la energía que hará posible nuestro destino. Son avezados navegantes de nuestros océanos interiores y conocen a la perfección el brillo de nuestra mirada. Escrutan nuestro interior como si fuera un libro abierto y así saben de nuestras tristezas y de nuestras alegrías.

Tratan de pasar desapercibidos, hasta convertirse en una quimera, en un sueño, en un mito, en una leyenda, para el común de los mortales, pero están bien cerca, rozando nuestras conciencias, y a veces dan señales de su insospechada existencia.

Nos susurran al oído, llaman nuestra atención con cantos que de pronto nos emocionan. A veces se anuncian con aromas de incienso o de rosas. Hacen suaves fuegos artificiales en la oscuridad de nuestras habitaciones con esferas luminosas o nos invitan a que salgamos de nuestro cuerpo para abrazarnos con ellos en otras dimensiones.

Son maestros de las sincronicidades, capaces de hacer que caiga un libro, que encontremos la página adecuada y leamos el mensaje que buscábamos como respuesta.

Cuando descubrimos las claves secretas para surcar los senderos del Reino de la Luz se despojan de sus invisibles vestiduras y aparecen como son, en interminables umbrales, en escaleras celestiales, a las puertas de ciudades de luz de la Tierra y de las estrellas.

Entonces nos miran a los ojos, y nos arrancan las más dulces lágrimas, de ésas que saben a sal, pero queman como si fueran de fuego. Parece que las llorara el alma, más que los ojos, con esa felicidad inexpresable del que comprueba que nunca estuvo solo. Su mirada revela mil historias que fueron guardadas, las veces que acariciaron nuestros cabellos, que se durmieron a nuestro lado, a la luz de una vela. Entonces los recordamos, asomados a las ventanas, en el quicio de la puerta, medio escondidos entre las nubes algodonosas que contemplábamos, atrapados por la amargura.

El cielo del que provienen tiene sus cimientos en la tierra y en la hierba que pisamos. El suelo que los sustenta se encuentra repartido entre incontables galaxias.

Así es arriba como es abajo, y en todo se obra la multiplicidad de las creaciones que custodian estos seres.

No estamos solos, nunca nos abandonaron, jamás dejaron de amarnos y de guiarnos…

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.