RESUMEN DE «LA TAMBORADA MÁS GRANDE DEL MUNDO»

LA TAMBORADA MÁS GRANDE DEL MUNDO. JOSÉ ANTONIO INIESTA



El mayor regalo que un ser humano puede hacerse a sí mismo y a los demás es que sus sueños se hagan realidad, y especialmente cuando éstos pueden ser compartidos por mucha gente, ayudar a la transformación positiva de una sociedad y desarrollar valores humanos.

Este libro es sin duda uno de esos sueños, que ahora cobra forma. Como tantas otras obras mías, en este momento despliega sus alas para viajar hasta los rincones más lejanos del mundo, tal es su carácter universal, aunque se centre en uno de los espectáculos más sorprendentes del conjunto de las tradiciones del planeta, la Tamborada de Hellín, “Ciudad del Tambor”.  Me gusta comparar todo aquello que escribo con las semillas del diente de león, que van volando, empujadas por el viento, hasta que alcanzan un lugar en la tierra donde germinar…

El título no es grandilocuente ni un recurso fácil para crear impacto en la portada, sino la legítima descripción de un hecho que puede confirmar cualquier persona, pues en esta ciudad manchega tiene lugar la mayor concentración de tambores de la Tierra, tocando al mismo tiempo. Cualquier ser humano que lo desee está invitado a comprobarlo…

Siendo un libro de investigación desde un punto de vista histórico, antropológico y periodístico, con la visión del incansable viajero y trotamundos que soy, tiene una particularidad destacable entre todos los que he escrito, que ya se acercarán, en el año en que se publica, a la veintena, y es que Hellín es la ciudad que me vio nacer, y que no cambiaría por ninguna otra del mundo. Esta declaración de principios, de quien ha recorrido más de lo que hubiera imaginado en su momento el vasto mundo, desde el más árido desierto a la más frondosa selva, desde el nivel del mar a las altísimas cumbres, se fundamenta en la comprensión de que, esa que desde hace años llamo “la tierra de los prodigios”, goza de todas las excelencias juntas que desearía para sí un ser humano. Y tampoco esto es fruto del orgullo de la tierra, que por otra parte sería justo y merecido, que para eso es la mía, y más todavía cuando desde hace mucho tiempo me siento ciudadano del mundo, sino porque en Hellín y en su comarca se dan cita en una medida que asombra, los yacimientos arqueológicos, las leyendas, los sucesos misteriosos y los prodigios históricos. En el cruce de caminos en el que se encuentra, ha experimentado el vaivén de la Historia de tal forma que sus callejuelas reflejan el paso de los siglos, ofreciendo un patrimonio arquitectónico muy destacado.

Sus fiestas, sus tradiciones, el trazado de sus calles, los bellísimos paisajes que nos rodean, como puerta a uno de los parajes más enigmáticos y bellos de la geografía española, la Sierra del Segura, es apenas una mínima parte de todo lo que se puede encontrar el viajero que realmente tenga ojos para ver tanta grandeza como ha ofrecido la naturaleza y la voluntad de los hombres y mujeres de esta tierra.

Aunque podamos contar por siglos la historia de esta ciudad, los rastros de las culturas que han hecho posible lo que ahora es Hellín y su comarca se remontan a cientos de miles de años. Son muy profundas, por lo tanto, estas raíces, como para dejarlas olvidadas en el camino.

Nunca olvidaré la apasionante aventura que supuso escribir este libro, recopilar la abundante documentación que se encuentra en sus páginas. Fue, sin duda, uno de los grandes desafíos de mi vida, que parece que fueran una constante y hasta un propósito de mi existencia. Este libro que el lector tiene en sus manos, que normalmente se hubiera elaborado en un año o dos para hacerlo con cierta tranquilad, nació y alcanzó la madurez en el período de dos meses, solapándose además, para desconcierto mío, con la mayor cantidad de proyectos literarios y encargos, de España y otros países, llevados a cabo al mismo tiempo desde que vine al mundo.

Aun teniendo como tengo un amplio archivo de documentación, fruto del trabajo de muchos años, esto no hubiera sido posible si una voluntad que trasciende en ocasiones a la persona física no se hubiera manifestado para sacar adelante este holograma tamborilero en el que el tambor se convierte en un poliedro que muestra la diversidad de sus caras, de sus facetas, como si fuera una joya pulida que nos muestra un brillo iridiscente.

Esta fuerza que hizo posible la existencia en tan poco tiempo, pero con muchísimas horas de trabajo al día, proviene sin duda de mi amor por el tambor, como suena, que también se ama un instrumento cuando se es capaz de amar a un mundo entero.

Un destino del que no conozco enteramente sus entresijos quiso desde que nací que me vida, como la del conjunto de los hellineros, estuviera ligada a algo tan asombroso como es el redoble del tambor. Soy hijo de tamborilero, como también soy padre de tamborileros, así que ya me viene el sonido del tambor en la sangre, y con mi sangre lo he transmitido a las generaciones futuras. Pero también lo he compartido por medio de tres libros con éste y de cientos de textos, artículos y poemas, que a través de la prensa, como corresponsal, o como investigador independiente, se han publicado en los más diversos medios de comunicación.

Este vínculo sagrado, “el hechizo del duende tambor” como yo lo llamo, hizo posible que desde que nací formara parte de la peña “El Tambor”, una de las más antiguas, emblemáticas y reconocidas de Hellín, que se caracteriza por su apoyo a la tradición tamborilera. Su sede siempre ha tenido las puertas abiertas a todo aquel que quiera adentrarse en el mágico mundo del tambor.

Uno no puede evitar el futuro que a veces parece escrito, por elección propia, así que con el tiempo llegué a vivir, más intensamente si cabe, la dimensión del tambor al ser elegido presidente de la Asociación de Peñas de Tamborileros de Semana Santa de Hellín, de 1993 a 1995. Siempre agradecí que el conjunto de peñas asociadas, y mi junta directiva, deseara que continuara en el cargo, pero en aquellos tres años de mi vida di por Hellín y sus tambores algo más que lo que muchos, o casi todos, puedan entender como sacrificio personal. Fueron tres años en un cargo en el que lo único que uno recibe como compensación es la satisfacción propia de entregarse a la ciudad que le ha visto nacer.

Fueron tres años frenéticos, de intensa actividad, de los que ni siquiera un libro como éste podría dar información en su totalidad. Destacaría de ese período la proyección a nivel nacional de la Tamborada a través de importantes salidas a distintas ciudades de España, especialmente para participar en los conciertos urbanos del músico de fama internacional Llorenç Barber. Tuve muy claro desde el primer momento la necesidad de conciliar dos formas de entender la manifestación del tambor, que suscitaba la discrepancia más de la cuenta, entre lo que anteriormente había sido la Asociación de Peñas y los impulsores de un movimiento denominado “Tambores Libres”. Recomponer ese vínculo fraternal, que nunca tendría que haberse roto, fue uno de mis propósitos principales, junto con la difusión a nivel nacional de la Tamborada. Otro de los eventos especiales del conjunto de mi vida será sin duda la presidencia del comité de organización de las X Jornadas de Exaltación del Tambor y el Bombo. Y por supuesto, siempre quedará en mi memoria, aquel día del año 1995 cuando subí la escaleras del Ayuntamiento de Hellín para llevar el voluminoso contenido del informe para solicitar la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional para la Tamborada de Hellín. Cuando en 2007 dirigía mi mirada hacia el techo del salón de plenos del Ayuntamiento, ya concedida esta declaración, gracias al inmenso esfuerzo de todas las juntas directivas constituidas desde la creación de la Asociación de Peñas hasta ahora, hacía un esfuerzo supremo para contener las lágrimas y no llorar de emoción. En ese momento comprobaba que hasta los más duros sacrificios acaban dando sus frutos. En ese momento pensaba, más que en cualquier otra cosa del mundo, en mi esposa, Llanos, y en mi hijo, Ulises (mi pequeña Ariadna no había nacido todavía en aquel período de mi presidencia), deseando con todo mi corazón que algún día llegaran a comprender que aquel tiempo tan precioso que podríamos haber compartido de otra forma lo hubiera ofrecido en gran medida al servicio de todo un pueblo.

Vivir el tambor como personalmente lo vivo me ha permitido acceder a una dimensión de lo sagrado de la que forma parte el tambor en numerosas civilizaciones. Desde el punto de vista antropológico, y absolutamente experimental, he tenido con este instrumento las más hermosas vivencias en los más remotos lugares del planeta.

Cuando ni siquiera imaginaba que algún día tendría tan profundo contacto con los chamanes, que me parecían poco menos que míticos personajes de ensueño, ya escribía en la revista “Tambor” sobre los profundos efectos del tambor y su vínculo con las más ancestrales civilizaciones. Después, como le sucedió a Carlos Castaneda, mi trabajo como antropólogo me permitió pasar al “otro lado” y ser aceptado como uno más de los ancianos de las tradiciones ancestrales, especialmente de la civilización maya.

Mi gran descubrimiento fue que, tal como imaginaba, tocando el tambor en Hellín, o en el seno de una comunidad de tradición milenaria, como parte de un rito iniciático, mi experiencia seguía siendo sagrada de comienzo a fin, por más que la tamborada hellinera se asocie con una celebración profana.

Reivindico, y reivindicaré siempre, la sacralidad del tambor y el prodigioso efecto de su redoble, que como dicen los chamanes, es “el latido del corazón, el latido de la Tierra”.

Aunque todavía me queda mucho por aprender, tanto en Hellín, como en cualquier lugar del planeta, sé que uno de los aspectos más importantes de mi vida es el vínculo con el tambor, y por eso deseo compartir esa magia, ese misterio, esa puerta abierta al profundo enigma de la mente, con quienes deseen adentrarse en el poder del sonido y su capacidad de sanación, liberación, transformación y unión entre los hombres y mujeres de este planeta.

Fue por eso que le pedí a mi buen amigo, Juan Fernández Fajardo, que ha elaborado con maestría las ilustraciones en 3D de este libro, llevando al papel con gran habilidad lo que bullía en mi mente, que hiciera una portada en la que el tambor no fuera sólido, sino pura luz, un tambor etéreo, sutil, inmaterial, que se funde con el sol que nos alumbra. En esa portada, de gran calidad técnica, se refleja el símbolo de lo que he pretendido transmitir con este libro. Mostrar que Hellín ha desarrollado una cultura, una conciencia, alrededor del tambor, que su redoble hermana a los pueblos, nos conecta con la Tierra, con nuestras raíces. El tambor de la portada de “La Tamborada más grande del mundo” es pura luz, un candil encendido en la noche, una seña de identidad, guía y faro para afrontar un destino. Cada uno de los redobles individuales se unifica en la Tamborada que entre todos hacemos posibles. Pues bien, que esa luz, la del tambor y la de cada uno de nuestros pensamientos y acciones, ilumine el camino de nuestra vida. Ése es el auténtico propósito de este libro, que el redoble del tambor, como los latidos del corazón que nos dan la vida, nos acerque al misterio de la existencia y suene para unir a todos y cada uno de los seres humanos…

Así que feliz lectura, y a redoblar para que el sonido del tambor exprese la alegría de la vida…

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.