ARTÍCULOS DE SIETELUCES.COM: UN VIVERO DE SEMILLAS DE LUZ INCANDESCENTE

Vino el fulgor resplandeciente de la llama violeta como un vivero de semillas de luz incandescente, allá donde la palabra es un sonido y comunica a dos almas que vibran al recorrer el mismo camino. El fuego de la dulzura que dejó atrás la soledad de quien se cree que ha sido abandonado en el mundanal ruido de los lóbregos pantanos en los que a veces se convierten las calles.



Es hermoso esto de reencontrarse con los espíritus peregrinos que iniciaron también el camino del misterio, que fueron salvados de las aguas bravas por seres de luz, conscientes de que estos humanos perdidos en sus propios laberintos tenían que vivir el prodigio para compartirlo a manos llenas con los que todavía son tímidos a la hora de arrancarse la venda y quemarla, de una vez por todas, en la hoguera de la certeza.

Bienvenidas las semillas estelares que cada día con más intensidad recuperan la memoria, abandonan el olvido, renacen de la caverna de Platón para distinguir entre lo que es real y lo que son las sombras.

Ven aquí, abrázame con ganas, que somos uno más allá del tiempo y del espacio, seas quien seas, te llames como te llames, que a pesar de los dolores de la vida todavía tengo un corazón que late en armonía, que recuerda la memoria primigenia, la luz y el sonido de lo que fue y será por siempre, el tejido de luz de la conciencia de Dios donde toda energía adquiere la vibración necesaria para convertirse en materia.

Por eso somos, con absoluta certeza, los pétalos sedosos de la rosa, pero también la ceiba que nos habla, el alcaudón volando en un cielo azul, que también somos, como las nubes blancas que nos recuerdan que seguimos estando en el corazón del Cielo y el corazón de la Tierra, sembrados por un espíritu sagrado como las semillas de trigo, que esperan renacer como espigas para que su lecho olas de mar se llene con las salpicaduras del rojo de las amapolas.

Desde el centro de la galaxia hasta León, en Guanajuato, desde una grieta abierta en una pagoda hasta la cima de una montaña en Perú, donde alumbra la sabiduría de un apu, todo es luz contenida y explosiva, todo es el vacío y el todo, amor incontenible que se manifiesta de múltiples formas.

Y en todo hay misterio, por todas partes surgen cantos de alabanza a un Dios supremo, que es Padre y Madre al mismo tiempo. Aquí y allá renace la esperanza cuando unas lágrimas como fuego te permiten disolver el espejismo de los ojos para ver una nueva realidad que se manifiesta, más allá de las candilejas y las trampas, mucho más allá de una palabra retorcida que quiere hacernos comulgar con ruedas de molino.

Gracias por el abrazo violeta en la aparente distancia, por renacer en mí como semilla de luz que poco a poco va germinando con el amparo del Arcángel San Miguel, que en estos tiempos, como siempre lo ha hecho, guía a las huestes celestiales para librar una de las más grandes batallas que en el Tiempo han sido. Que se quede quien quiera con lo que le resuene de leyenda, de canto de sirena, de metáfora, símbolo o arquetipo, porque el cántico secreto de estas palabras no sabe más que de certezas…

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Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.