COLISIÓN ENTRE LA VÍA LÁCTEA Y ANDRÓMEDA

Colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda



Cuando choquen las galaxias

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Mariano Ribas

La suerte ya está echada: ahora mismo, nuestra querida Vía Láctea se está acercando a toda velocidad a su hermana mayor, la gigantesca galaxia Andrómeda. Y según revela una flamante investigación, el choque será inevitable. De todos modos, no es para salir corriendo a los gritos anunciando el fin del mundo, porque las distancias intergalácticas son tan enormes, que el sensacional encuentro recién ocurrirá dentro de miles de millones de años. Es más: si por entonces queda alguien vivo en este planeta, no habrá mucho que temer, porque más que una colisión, será una lenta danza gravitacional que culminaría con una fusión espectacular, provocando el nacimiento de una mega-galaxia.

En cierto modo, la Vía Láctea y Andrómeda son galaxias hermanas, dos enormes espirales formadas por cientos de miles de millones de estrellas. En estos momentos, la Vía Láctea y Andrómeda están muy alejadas entre sí (a casi 3 millones de años luz). Pero se están acercando, porque están ligadas gravitacionalmente. Desde hace tiempo, los astrónomos sospechan que, algún día, las dos hermanas protagonizarán un fenomenal abrazo.

Sin embargo, era muy poco lo que se sabía sobre la fecha y las características de este fraternal encuentro galáctico. Y por eso, John Dubinsky, astrónomo de la Universidad de Toronto, Canadá, decidió pedirle ayuda a una supercomputadora para modelar todas las características y la evolución del choque entre la Vía Láctea y Andrómeda y justamente científicos de la Universidad de California estaban buscando una prueba verdaderamente exigente para su flamante Blue Horizon, uno de los cerebros electrónicos más veloces del mundo. Hace poco, Dubinsky cargó a la máquina con toneladas de datos, y la dejó trabajar tranquila… ¡durante 4 días! (eso da una idea del volumen de información que hubo que procesar). Y bien, a continuación el ansiado resultado, una suerte de película futurista que, hasta ahora, es el más acabado estudio sobre el destino final de nuestra galaxia.

El nacimiento de Vía Andrómeda

Según parece, la Vía Láctea y Andrómeda se están acercando a la friolera de 500.000 km./hora. Pero como están a casi 3 millones de años luz de distancia, recién se rozarán dentro de 3 mil millones de años. Con el correr de los milenios, ambas galaxias comenzarían a conglutinarse (suena feo, pero ésa es la palabra correcta). Y al revés de lo que podría pensarse, se traspasarían la una a la otra, sin que prácticamente ninguna de las estrellas de una chocara con las de la otra (las distancias entre las estrellas son tan enormes, que hay lugar de sobra para que muchas otras transiten sin problemas). Eso sí: habría notables interacciones gravitacionales, que originarían continuas corrientes de estrellas que irían de un lugar a otro. De a poco, y luego de cientos de millones de años, ambas galaxias irían perdiendo sus espiraladas formas iniciales, fundiéndose en un monstruo bastante elíptico, al que podríamos bautizar Vía Andrómeda, por ponerle algún nombre claro.

¿Y qué pasaría con el Sol y nuestro planeta? Según Dubinsky, lo más probable es que nuestra estrella salga disparada hacia los bordes de la nueva galaxia, o bien, hacia sus partes más internas. “La Tierra continuará en su órbita casi circular alrededor del Sol –dice el investigador– porque la gravedad solar será más fuerte que el tirón gravitacional de las otras estrellas”. De todos modos, en esa época, el Sol ya será una estrella muy vieja, a punto de morir. Si la humanidad todavía sobrevive, será el momento justo para hacer las valijas, y mandarse a mudar. Pero ésa ya es otra historia.

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.