FILOSOFÍA DEL SONIDO

(UNIDAD) – FILOSOFIA DEL SONIDO



Anónimo

Herbert von Karajan era la perfecta encarnación del director de orquesta. En primer lugar, su concentración: dirigía de memoria, y siempre con los ojos cerrados. “No quiero que nada me distraiga. Quiero que la música se despliegue ante mí”.

«Las orquestas hay que dejarlas a su aire.  Ellas te llevan, en vez de llevarlas tú a ellas”.  “El verdadero arte de la dirección es darse cuenta de que la música llega tácitamente, sin que la llames».

Su esmerada sensibilidad tímbrica se encauzaba en un discurso Plástico y sinuoso.  Él consiguió resaltar matices instrumentales Insospechados y revolucionar enfoques establecidos.

Decir Karajan es ante todo hablar de una FILOSOFIA DEL SONIDO.  Un sonido que se caracteriza por una sorprendente homogeneidad  y una presencia ubicua del legato, que pretende abolir la línea divisoria del compás.  El director anulaba la sensación de hueco entre una nota y otra, limaba saltos y asperezas, creaba una SUPERFICIE CONTINUA (unidad) en donde las transiciones entre un instrumento y otro se volvían imperceptibles, como si la orquesta fuera un SOLO ORGANISMO.

A todo ello se UNIA una sobresaliente capacidad para resaltar con maniático preciosismo el menor detalle sonoro.

Esta exasperada labor de acabado y pulido -que algunos encontraban irritante- se radicalizó con el paso del tiempo, hasta desembocar en lecturas en donde el sonido parece convertirse en un fin en sí mismo.

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En relación al Sonido, a continuación una meditación:

EL CENTRO DEL SONIDO

Shiva dijo:

“Báñate en el centro del sonido, igual que en el sonido continuo de una caída de agua, o tapándote los oídos con tus dedos…escucha  el sonido de sonidos…”

Esta técnica puede hacerse de varias formas; una, es sentarse en cualquier parte…los sonidos siempre están presentes; puede ser en un mercado, o puede ser en un retiro en los Himalayas: siempre van a haber sonidos…Siéntate en silencio, y con el sonido pasa algo muy especial: siempre que hay sonidos vos estás en el centro…los sonidos te llegan de todas partes, desde todas las direcciones… en cambio con la vista, con los ojos, esto no es así, la vista es lineal: te veo, entonces, hay una línea hacia vos, pero el sonido es circular, no lineal, los sonidos llegan en círculos y vos eres el centro; estés donde estés, eres siempre el centro del sonido…Para los sonidos, vos siempre eres “Dios”, el centro de todo el universo…cada sonido que llega hasta tí, que se mueve hacia ti lo hace en círculos…

Esta técnica dice:

“Báñate en el centro del sonido”…Estés donde estés, si haces esta técnica, solamente cierra los ojos y siente todo el universo lleno de sonido…siente como si cada sonido se estuviese moviendo hacia vos y vos eres el centro…incluso esta sensación, de que eres el centro, va a darte una paz muy profunda…todo el universo se vuelve la circunferencia y tú eres el centro y todo se mueve hacia ti, cae hacia ti…

“Igual que en el sonido continuo de una caída de agua…” -si te sientas al lado de una caída de agua, cierra los ojos y siente el sonido a todo tu alrededor, cayendo sobre ti desde todas partes, formando un centro en ti, por todos lados…¿porqué este énfasis en sentir que tú estás en el centro? Porque en el centro no hay sonido…el centro está sin sonido, por eso mismo puedes escuchar los sonidos, si no, no los podrías oír…Un sonido no puede escuchar a otro sonido…Justamente porque tu centro está silencioso, puedes escuchar sonidos…El centro es silencio absoluto, por eso puedes oír cómo los sonidos van entrando en ti, van penetrándote, van rodeándote… Si puedes descubrir dónde está el centro, dónde está en vos el lugar al que llega cada sonido, de pronto, van a desaparecer todos los sonidos y vas a entrar en la insonoridad…Si puedes sentir un centro donde se oye cada sonido, se da una repentina transferencia de conciencia…En un momento vas a escuchar todos los sonidos del mundo, y al momento siguiente de repente, tu conciencia se vuelve hacia adentro y vas a escuchar la insonoridad, el centro de la vida…Una vez que lo hayas escuchado, ya ningún sonido puede perturbarte…llega hasta ti,  pero nunca te alcanza…llega hasta ti, siempre viene hacia ti, pero nunca te alcanza…hay un punto en el que no entra ningún sonido: ese punto eres tú mismo…

Haz esto en el mercado…no hay lugar mejor que el mercado…Está tan lleno de sonidos, de sonidos locos…pero no empieces a pensar en los sonidos -que éste es bueno y éste es malo, o que éste es molesto y éste otro es lindo y armonioso. Tú no estás para pensar en los sonidos, solamente estás para pensar en el centro. No estás para pensar en todos los sonidos que llegan hasta ti -sean buenos, malos o bellos, tú solamente tienes que acordarte que tú eres el centro y que todos los sonidos se mueven hacia ti todos los sonidos, de la clase que sean.

Los sonidos no se oyen en los oídos. Los oídos no los pueden oír; solamente hacen un trabajo de transmisión, y en esta transmisión cortan casi todo lo que para ti es inútil. Van eligiendo, seleccionando, y recién entonces, esos sonidos entran en ti. Ahora, descubre adentro tuyo, dónde está tu centro. Los oídos no son los centros, tú estás oyendo desde algún otro lugar más profundo. Los oídos simplemente seleccionan y envían sonidos. Y tú ¿dónde estás?, ¿dónde está tu centro?…

Si estás trabajando con sonidos, tarde o temprano vas a sorprenderte, porque el centro no está en tu cabeza ¡el centro no está en tu cabeza! Parece como si estuviese en la cabeza porque en realidad, nunca escuchaste sonidos: siempre escuchaste palabras…Con las palabras, el centro es tu cabeza, pero con los sonidos no. Por eso, en Japón dicen que el hombre piensa con el vientre y no con la cabeza…-porque ellos trabajan con sonidos desde hace muchísimo tiempo.

Habrás visto que en todos los templos hay un gong… Bueno, el gong estaba ahí para sonar frente a un buscador. Venía alguien a meditar y se tocaba el gong o una campana, la cual parece crear perturbación: alguien está meditando y el sonar del gong o de la campana parece una molestia, ¡parece una molestia! En un templo, cada visitante que llega toca el gong o la campana; cuando alguien está meditando, da la sensación que esto es una molestia constante. Pero no, porque en realidad, el meditador está esperando estos sonidos. Entonces, cada visitante en realidad, está ayudando: se toca la campana una vez tras otra y se crea el sonido; y así el meditador entra otra vez en sí mismo. Mira a su centro, donde ese sonido entra profundamente… El primer golpe lo dio el visitante en la campana o el gong y el segundo golpe van a ser adentro del meditador, en alguna parte en su interior. ¿Dónde exactamente? Bueno, el sonido golpea siempre en el vientre, en el ombligo, nunca en la cabeza; si golpea en la cabeza, puedes estar bien seguro que no son sonidos sino palabras, y eso es porque estás pensando en el sonido, y cuando pasa esto, se pierde la pureza…

“Báñate en el centro mismo del sonido, igual que en el sonido continuo de una caída de agua…o tapándote los oídos con tus dedos, escucha el sonido de sonidos…”

Puedes crear el sonido usando tus dedos o cualquier cosa que cierre tus oídos forzadamente, y entonces, vas a oír un cierto tipo de sonido… ¿Qué es ese sonido y por qué lo oís cuando tus oídos están taponados? Así como hay negativos de las fotografías, también hay sonidos negativos… No solamente los ojos pueden ver lo negativo: los oídos también pueden oír lo negativo; por eso, cuando cierras tus oídos, oyes el mundo negativo de sonidos… donde se detienen todos los sonidos, y de repente, escuchas un nuevo sonido; este sonido es la ausencia de sonidos… se da una brecha… perdiste algo, y lo que escuchas es esta ausencia…

“…o tapándote los oídos con tus dedos, escuchas el sonido de sonidos…”

“El sonido de sonidos” es el sonido negativo, porque no es realmente un sonido, sino su ausencia… O es un sonido natural, porque no lo creó nada ni nadie…

“tapándote los oídos con tus dedos, escuchas el sonido de sonidos…”

Esta ausencia de sonidos, es una experiencia muy sutil, ¿qué te va a dar? Cuando no hay sonidos, caes de vuelta adentro de ti mismo… Con los sonidos nos alejamos, con los sonidos vamos hacia lo otro… Trata de entender esto: con los sonidos, nos relacionamos con los otros, nos comunicamos con los otros.

Si el sonido es el vehículo para llegar hasta el otro, la insonoridad se vuelve el vehículo para llegar hasta uno mismo… Con los sonidos, te comunicas con los otros, en cambio, con la insonoridad, caes al fondo de tu propio abismo, en ti mismo… Por eso tantas técnicas usan la insonoridad para ir hacia adentro…

Vuélvete un sordomudo -aunque sea por unos momentos, y no vas a poder ir a ningún otro lado, excepto adentro tuyo, y así, de pronto, vas a encontrarte ubicado en tu interioridad, donde no hay movimiento…

Por eso se practicó tanto el silencio:  en él, se rompen todos los puentes para ir hacia lo otro…

“…o tapándote los oídos con tus dedos, escucha el sonido de sonidos…”

En una técnica, se mostraron los dos opuestos:

“Báñate en el centro mismo del sonido, igual que en el sonido continuo de una caída de agua…”

Este es un extremo;

“…o tapándote los oídos con tus dedos, escucha el sonido de sonidos…”

Y este es el otro. Una parte es escuchar los sonidos que llegan a tu centro, y la otra es parar todos los sonidos y sentir el centro sin sonido. Los dos se dieron en una sola técnica con un propósito especial: que puedas ir de uno a otro…

El ‘o’ no es acá una alternativa para que hagas este o aquel, ¡haz los dos! Por eso se dieron los dos en una misma técnica; primero, haz uno durante unos cuantos meses, y después, haz el otro también por unos cuantos meses; vas a sentirte más vivo y vas a conocer dos extremos, y si puedes ir a los dos extremos fácilmente, vas ser joven por siempre…

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.