HANS KÜNG, SOBRE LA NECESIDAD DE UNA ÉTICA ECONÓMICA MUNDIAL

Querid@s amig@s:



Recibid nuestro más fraterno abrazo :

Adjunto  os enviamos el resumen de la conferencia que Hans Küng impartió en el marco del Parlamento de las Religiones del Mundo, celebrado el pasado diciembre en Australia. Al igual   que en el primer  envío os presentamos el  trabajo en word y en pdf  con imágenes.

En la página oficial del  Parlamento, www.parliamentofreligions.org, hallaréis también diverso material gráfico y documental, que desde la propia oficina del Parlamento han elaborado.

Joseba Ossa. Gune Elkartea

Koldo Aldai. Alalaba Elkartea (Foro Espiritual de Estella)

www.foroespiritual.org

Hans Küng, sobre la necesidad de una ética económica mundial

El conocido teólogo Hans Küng lleva unos 15 años trabajando desde La Fundación Ética Universal (Stiftung Weltethos) al servicio de una ética universal. La base programática del trabajo de la Fundación es la Declaración sobre la ética global, realizada precisamente en el Segundo Parlamento de las Religiones del Mundo de 1993, en Chicago.

Con dicha declaración se intenta establecer las bases éticas comunes a la mayoría de las religiones tradicionales y al humanismo secular, de forma que podamos ir adoptando unas pautas de comportamientos acordes a la conocida “regla de oro”: no hagas al otro lo que no quieras para ti.

Los objetivos principales de la Fundación son:

I. Realización y promoción de una investigación intercultural e interreligiosa, con miras a un entendimiento intercultural, interreligioso e interconfesional.

II. Estímulo y realización de un trabajo formativo intercultural e interreligioso, sobre todo mediante

– Actividad docente, conferencias, formación continua y comunicación al servicio de una ética mundial

III. Facilitar y apoyar el encuentro intercultural e interreligioso necesario para el trabajo de investigación y de formación, p. ej. con «medidas que crean la confianza» entre las religiones, promoción del encuentro de personas de diferentes culturas y religiones (coloquios, viajes de estudio, congresos), etc.

Pues bien, después de mostrar algo del trabajo realizado durante estos últimos 15 años, el profesor Küng dijo que si ya de por sí es necesario ese acuerdo ético mundial, esa necesidad ha quedado aún más patente al ver que en la base de la actual crisis económica está la codicia desmesurada de algunos banqueros y hombres de finanzas. Es decir, que esta vez se podría decir que la causa de la crisis, la causa de que cientos de millones de personas se hayan quedado sin trabajo en todo el mundo, especialmente en los países del llamado Tercer Mundo, no ha sido una catástrofe natural,  ni un problema económico o tecnológico, sino simplemente el proceder no ético por parte de algunos líderes económicos y financieros.

Nos recordó que la economía sin valores no tiene sentido, ni siquiera vida propia, ya que la economía depende absolutamente de las personas que la gestionan, y por tanto, de sus decisiones.

Habló de la necesidad de guiarse por criterios éticos antes que rentables a la hora de gestionar empresas y entidades financieras, tanto en lo público (estados, gobiernos locales, etc) como en lo privado (trabajadores autónomos, empresas y corporaciones multinacionales).

Nos alertó sobre los riesgos de un capitalismo sin ética y defendió la economía de mercado, pero una economía de mercado con criterios éticos y medioambientales, resaltando que es importante alejarse de los extremismos, tanto en lo económico y político, como en lo religioso.

Por tanto, dijo que no sólo hace falta una ética global, sino que incluso es necesaria una ética económica global, es decir, unas pautas de actuación concretas en el ámbito de la economía y del mundo de los negocios, y es por ello que redactó  el “Manifiesto por una ética económica mundial”, proclamada en la sede de las Naciones Unidas el 6 de octubre de 2009,  donde se explicitan y actualizan los principios y valores fundamentales de la Declaración del Parlamento de Chicago en 1993.

Tal y como nos recordó Hans Küng, los principios de este Manifiesto pueden ser apoyados por todas las personas con convicciones éticas, independientemente de si son inspirados por cosmovisiones religiosas o no.

Y quienes lo firman se comprometen a ser guiados por la letra y el espíritu de este Manifiesto en sus decisiones y acciones económicas cotidianas.

Dicho Manifiesto reconoce la vigencia de las reglas del mercado y de la competencia y se propone que estas reglas respeten una base ética sólida al servicio del bienestar de todos. Es decir, no propone un cambio radical de sistema económico, sino un cambio de orientación radical, de forma que la persona sea el fin último de la actividad económica, y no un mero instrumento que se pueda utilizar en aras del beneficio material.

Habló también sobre la necesidad de la transformación personal en esta labor, tal y como se recogía en la declaración de Chicago de  1993:

“Para concluir, apelamos a todos los habitantes de este Planeta: Nuestra Tierra no puede cambiar a mejor sin que antes cambie la mentalidad del individuo. Abogamos por un cambio de conciencia individual y colectivo, por un despertar de nuestras fuerzas espirituales mediante la reflexión, la meditación, la oración y el pensamiento positivo, por la conversión del corazón. ¡Juntos podemos mover montañas! Sin riesgos y sin sacrificios no será posible un cambio fundamental de nuestra actual situación. Por eso nosotros nos comprometemos en favor de una ética mundial común, de un mejor entendimiento mutuo y de unas formas de vida socialmente conciliadoras, promotoras de paz y amantes de la Naturaleza.

¡Invitamos a todos los seres humanos, religiosos o no, a hacer lo mismo!”

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.