¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (TERCERA PARTE)

CONCIENCIA PLANETARIA



Arqueólogos de la Universidad Riyadh llegan al lugar

Al cabo de unos días un arqueólogo voló desde la Universidad Riyadh hasta donde Samran. La evidencia era tan concluyente ahora que se tomaron decisiones importantes. Ron y Dave le hablaron de toda la evidencia en la montaña y vieron el video que Dave hizo del altar del becerro de oro y de los petroglifos. Aunque tenían el sistema PAL, la cinta de tipo NTSC pudo ser vista en blanco y negro y sin audio. Mientras le mostraban las evidencias arqueológicas, la emoción se hacía evidente en el arqueólogo al ver las fotos de los toros y becerros en estilo egipcio grabados en el altar del becerro de oro. Él les comunicó que ese estilo de petroglifo no se encuentra en ninguna parte de Arabia Saudita.

Él había trabajado en algún punto al sur de esta área y se mostraba absolutamente sorprendido de este tipo de hallazgo arqueológico en el área. “¡Este es un tremendo descubrimiento!” les dijo. En varias oportunidades le dio la mano a Ron y lo felicitó por el hallazgo.

Al día siguiente era viernes, el día santo de los musulmanes, por lo que no hicieron nada. Técnicamente, Ron y Dave seguían bajo una especie de “arresto” domiciliario. Ron no podía abandonar la propiedad, pero a Dave se le permitía un poco más de libertad y logró contactar a alguien para que lo sacara en algunos momentos del día. Ron pasaba el día en su habitación y lo único que podía hacer era ver televisión. En una ocasión encendió el televisor y escuchó a un imán musulmán leer el Corán durante quince minutos.

Sin saberlo, esos quince minutos de televisión iban a jugar un importante papel en la aceptación de Jebel el Lawz antes de que finalizara su viaje.

La reunión en la “oficina del príncipe”

El martes 9 de abril fueron a la oficina local del príncipe en Tabuk, donde se encontraron de nuevo con el equipo de interrogación de Hagl, el arqueólogo de la universidad Riyadh, el representante del príncipe, varios imanes, Samran y un traductor. Lo interesante de todo esto es que nadie se presentó ante Ron y Dave como el príncipe. Su representante estaba ahí, pero todos se inclinaban era ante Samran. En la habitación se dispusieron sillas en círculo y todos tomaron asiento. Entonces Ron y Dave comenzaron a ser interrogados en relación a Jebel el Lawz.

El representante del príncipe, a través del traductor, preguntó a Ron, “¿Por qué Musa (Moisés) trajo a su pueblo a esta área aislada e inapropiada habiendo tantos otros sitios más aptos en el área?” Esta era una pregunta válida, pues Jebel el Lawz no es un lugar ideal para sustentar la vida. Ni siquiera hay fuentes de agua. Ron replicó que simplemente “Moisés seguía a la nube, la cual los guió allí”.

Uno de los imanes respondió fervoroso en árabe, “¡Eso no está en el Corán! Ron conocía el Corán y sabía lo que decía, pero también sabía que no era conveniente un intercambio de palabras con un imán. Entonces mediante una pequeña oración, la respuesta llegó a su boca: Citó las palabras del imán que había escuchado en la televisión. “Todo musulmán genuino cree en cada uno de los profetas. Si alguien no cree en todos los profetas, entonces esa persona no es un verdadero musulmán».

Ron preguntó, “¿Acaso Musa no era un profeta?” Apenas pronunció estas palabras, los presentes comenzaron a mover sus cabezas y a responderse afirmativamente entre ellos. Lo curioso es que todos contestaron antes de que las palabras de Ron fueran traducidas. No hay duda de que todos escucharon lo que Ron estaba diciendo en árabe, aunque Ron está seguro de que respondió en inglés, pues él solo sabe unas pocas palabras en árabe.

“Queremos que se quede a excavar”

Con esta afirmación terminó el interrogatorio. Los sauditas estaban convencidos de la autenticidad de Jebel el Lawz: esta era la verdadera montaña santa de Dios. El representante del príncipe, mediante el intérprete, procedió a pedirles a Ron y a Dave que se quedaran, excavaran y preservaran el lugar.

El arqueólogo volvió a darle la mano a Ron, felicitándolo por el descubrimiento. Se les prometió que el rey proveería los fondos necesarios para el proyecto, se pagaría una recompensa y Ron sería presentado ante el rey.

Pero Ron tenía en esos días una reunión muy importante en Ankara que no podía perder. Los sauditas no lucieron muy alegres cuando Ron y Dave rechazaron la oferta, pues son personas que no están acostumbradas a la desobediencia. El representante del príncipe preguntó a Ron por qué no hacía el trabajo, si eso es lo que había estado buscando durante seis años. Ron le explicó que él era “como un caballo hambriento al que se le ponen de repente dos enormes pilas de comida a cada lado”. Quiere comerse las dos, pero solo puede comerse una a la vez. No obstante, desea que la otra siga allí cuando tenga hambre de nuevo.

Unas semanas antes de que Ron llegara a Ankara, Mine Unler, su contacto en el gobierno, había hecho los arreglos para concertar una cita de alto nivel. Habían logrado programar reuniones con los ministros pertinentes a fin de presentarles la evidencia del “objeto con forma de bote” o Arca de Noé.

Le dijeron que tendría la oportunidad de hablar en inglés ante estos funcionarios gubernamentales, algo que no se había hecho anteriormente. Era una reunión que no podía perderse. Es cierto que desde 1978 Ron había deseado visitar Jebel el Lawz, pero desde 1977 también había estado trabajando en el Arca de Noé. Tenía que hacer una elección y no tenía la menor duda de cuál era. Su elección fue la correcta, pues esa reunión echó a rodar la bola que resultaría en la formación del equipo de investigación turco.

Veinte meses después, en diciembre de 1986, sería aceptada a nivel oficial el Arca de Noé. A los sauditas les importaban un bledo las razones de Ron y su molestia era evidente. El video de Dave fue confiscado por los hombres de Abu Collet, así como las fotografías que había revelado unos días atrás. “Ni siquiera mencione que vino para acá. No queremos ver esto en ningún libro o película”. Ron y Dave presumieron estar de acuerdo, aunque sin hacer ninguna promesa directa.

¿Leer el Corán en inglés? ¡Imposible!

Antes de que Ron partiera, sucedió otra cosa interesante. Él había escuchado al imán en la televisión leyendo el Corán un viernes, y en vista de que había entendido completamente lo que había dicho, asumía que este había hablado en inglés. Más tarde se enteró que es en contra de la ley musulmana que el Corán sea leído en inglés. De hecho, esto sería algo tan grave que se castigaría con la muerte.

El imán había hablado en árabe, pero Ron lo había entendido. No solo eso, los sauditas en la reunión reaccionaron con asombro al ver que habían entendido los que él les había respondido al citar el Corán. Después de haber analizado esta circunstancia durante años, hemos alcanzado un mejor entendimiento del concepto de “hablar en lenguas”. Cuando Dios hace las cosas, las hace con un propósito.

Otras evidencias en Jebel el Lawz

Mientras estaban en la montaña encontraron los restos de una estructura de mármol blanco que había sido levantada cerca del altar, en la base de la montaña. Estas eran las columnas blancas que Ron había visto en su primer viaje en 1984. La estructura había sido destruida, pero los remanente de las columnas de 20.6 pulgadas de diámetro (52 cm.) aún estaban desperdigados por el área.

Los beduinos les dijeron que la piedra que representaba el “tabernáculo” había sido desmantelada para ser usada en una mezquita en Hagl. Mientras Dave y Ron estuvieron separados, Ron encontró una sección de este mármol con una inscripción en hebreo arcaico. Temiendo mostrársela al equipo de interrogación, simplemente la enterró en el lugar. No hay duda de que aún permanece allí.

Una cosa que Ron aprendió durante esta temporada fue ser muy cauteloso a la hora de mostrar las evidencias. Después de todo, a causa de haber compartido libremente la información del Arca con otros buscadores, la tumba de la esposa de Noé había sido excavada y las lápidas habían sido quebradas en pedazos. Otros objetos que contenían petroglifos cerca del arca fueron dañados o removidos de sus lugares. Estos actos vandálicos resultaron en la pérdida de evidencias arqueológicas muy importantes.

Moisés incinera el becerro de oro

Como dijimos anteriormente, Dave Fasold usó su generador de frecuencia molecular en el lugar para ubicar oro. Se obtuvo una lectura positiva en él área del altar que contenía los petroglifos de la vaca y el becerro. No cabía la menor duda en las mentes de Ron y de Dave de que este era el altar del “becerro de oro” que construyó Aarón, pues era evidente que las piedras habían sido ordenadas por manos humanas.

Pero había otra evidencia muy emocionante que Ron nunca compartió con nadie: Cuando escaló el altar y miró por encima de este, algo rojo y brillante llamó su atención. Notó que había un pequeño charco de agua producto de una ligera llovizna mañanera que había caído sobre la roca, que lucía como un charco de sangre.

Al examinarlo cuidadosamente, vio que esta sección de la roca tenía una pequeña depresión de 4 x 6 pulgadas (10 x 15 cm.) que parecía tallada o desgastada. De cerca, pudo observar que el “rojo sangre” era el resultado de pequeños puntos de oro incrustados en toda la depresión situada en el tope de la roca.

Aunque la Biblia no habla de esto, Ron dedujo que tal vez este fue el sitio donde Moisés hizo polvo el becerro de oro antes de ponerlo en agua para que el pueblo lo bebiera.

“Tomó entonces el becerro que habían hecho, lo arrojó al fuego y, luego de machacarlo hasta hacerlo polvo, lo esparció en el agua y se la dio a beber a los israelitas” (Éxo. 32:20).

Pero las esperanzas de una inspección más detallada de Jebel el Lawz descansan ahora en que los sauditas no guarden ningún resentimiento. Cuando su situación financiera lo permita, Ron planea notificarles que desea realizar la excavación. Con el tiempo, sin embargo, Ron se ha dado cuenta de que Jebel el Lawz es un tema que los sauditas no quieren hacer público.

Jim Irwin

En 1984, después de su arresto en Arabia Saudita, Ron visitó al coronel Jim Irwin en su oficina para hablarle del “objeto con forma de barco” y de Jebel el Lawz. Aunque el interés principal de Jim se enfocaba en la exploración del Arca de Noé, también expresó interés en el sitio Saudita y ofreció lo que estuviera a su alcance.

Ron sugirió una expedición conjunta con la organización del coronel Irwin, de nombre “High Flight”. Dave Fasold le había comunicado a Ron que no estaba interesado en asumir el proyecto, posiblemente porque su trabajo en el Arca de Noé le era prioritario y Ron sentía que el proyecto de Jebel el Lawz era demasiado grande para él solo. Además de las conexiones, Jim Irwin gozaba de una probada integridad y era todo un caballero cristiano. Jim había ofrecido ayudarlo con lo que estuviera a su alcance.

Así, en 1986, Ron se reunió en Dallas, Estados Unidos, con varias personas de la organización “High Flight” de Irwin y otros interesados. Allí presentaron las evidencias (a nivel verbal, obviamente) y el proyecto de excavación y documentación. Se alcanzó un preacuerdo y Ron explicó cómo llegar al lugar y describió los artefactos que se encontrarían allí.

Jim hizo varios contactos relacionados al proyecto del Monte Sinaí, que incluyeron expediciones submarinas para buscar partes de carros egipcios en la costa Saudita del Mar Rojo (Golfo de Aqaba). Escribió al “Departamento de Antigüedades del Reino Hachemita de Jordania” solicitando permiso en nombre de Ron para la expedición en busca de las partes de carros egipcios.

Su respuesta al “Sr. Irwin” de fecha 20 de julio de 1986 fue positiva: “En relación al reporte de restos de partes de carros antiguos en el Golfo de Aqaba de su amigo Ron Wyatt, el Departamento de Antigüedades de Jordania ha considerado aprobar una expedición arqueológica submarina cuya finalidad sea la de rescatar y estudiar estas partes, de estar ubicadas en aguas jordanas”. El problema era que estas no estaban en aguas jordanas. El área que Ron deseaba explorar desesperadamente estaba en aguas sauditas.

Los sauditas cambian de opinión

El coronel Irwin también le había escrito al Departamento de Antigüedades y Museos del Reino de Arabia Saudita” en Riyadh, explicándoles en detalle los descubrimientos de Ron en Jebel el Lawz y solicitando permiso para trabajar allí. Su actitud había cambiado significativamente desde el viaje de Ron y Dave en 1985 cuando les pidieron que se quedaran a excavar. La carta decía lo siguiente:

“Estimado Sr, Irwin, gracias por su carta del 15 de octubre de 1986. Nos complace su interés y el de su colega en Jebel el Lawz. Incidentalmente, este sitio fue investigado minuciosamente por arqueólogos especializados de nuestro departamento en 1983 y en 1986. Sus investigaciones revelaron que Jebel al Lawz pudo haber sido originalmente una mina de cuarcita blanca, la cual fue utilizada eventualmente en los edificios de Petra (Jordania) y Madain Saleh (Arabia Saudita). Los restos de edificaciones de estructuras cerca de la mina y en las cercanías de Jebel al Lawz posiblemente sean donde vivían los trabajadores que laboraban en ella.

Estas estructuras eran temporales y no muestran señales de haber sido permanentes. Las piedras extraídas fueron cortadas y moldeadas en el mismo sitio. Las columnas reportadas por el Sr. Wyatt son piedras desechadas que quedaron en el lugar. El análisis de los artefactos del lugar no revisten relevancia a las conclusiones a las que llega el Sr. Wyatt, que a nuestro entender, no cuentan con una base arqueológica sólida. Nuestros resultados no muestran nada que se relacione con Salomón o el profeta Musa.

Los artefactos hallados en Jebel el Lawz son similares a otros recuperados en toda la región que rodea al lugar. Queremos asegurarle, en base a investigaciones exhaustivas y amplias, que no existe tal relación.

Sin embargo, me gustaría añadir a su información que en nuestro departamento tenemos personal entrenado y calificado que hace uso de técnicas y métodos modernos en su investigación de las fuentes arqueológicas que se hallan en el Reino”.

La carta está firmada “Atentamente, Dr. Abdullah H. Masry; Asistente del Ministro de Museos y Antigüedades”

Era obvio que los sauditas habían cambiado totalmente de opinión acerca de excavar en el lugar, y las razones se estaban mostrando. Los problemas con esta respuesta son:

1) Cuando los carceleros de Ron y los muchachos en Arabia Saudita contactaron a las autoridades y les informaron las afirmaciones de Ron de que Jebel el Lawz es el Monte Sinaí, se les instruyó a enviar a alguien a buscar restos arqueológicos. Esto no habría sido necesario si los sauditas lo hubieran explorado minuciosamente en 1983, ya que Ron estuvo allí en 1984.

2) Solo hay dos pequeñas áreas que muestran cuarcita blanca en el lugar, ambas demasiado pequeñas como para ser explotadas. El resto del área es piedra arenisca, granito y volcánica. Es el lugar menos indicado para realizar excavaciones mineras, mucho menos para ser considerado una mina.

3) Las columnas presentes en la montaña son de mármol blanco y este material no se encuentra en ninguna parte en la región. No hay duda de que estas columnas fueron traídas de otro lugar.

4) La carta admite que los artefactos son similares a otros encontrados en las regiones inmediatas, lo que de hecho es una prueba; pues sabemos que dos o tres millones de personas habrían necesitado entrar a la región a acampar.

5) Finalmente, dejaron claro que tienen arqueólogos “muy competentes” en su equipo y que no necesitan la ayuda de nadie. Qué actitud tan diferente a la de marzo de 1985, cuando el arqueólogo de la Universidad Riyadh les pidió desesperadamente que se quedaran a excavar, prometiéndoles incluso que el rey les daría los fondos.

¿por qué este cambio de actitud? Estudiando antiguos escritos judíos, hemos encontrado referencias a una vieja creencia de los judíos de que toda tierra donde se consigan sepultados sus ancestros tiene derecho a ser reclamada. No hay duda de que los Sauditas saben esto y que harán todo lo posible por evitar que los israelitas tengan el más mínimo motivo de reclamar algún derecho sobre esta área.

Nosotros hemos escrito cartas al rey probando que la Torá (el Antiguo Testamento) es clara al afirmar que el área del Monte Sinaí no formaba parte de la “tierra prometida”. No obstante, por el tiempo que ha pasado, creemos que va a ser muy difícil que Ron pueda regresar al lugar nuevamente.

Redescubierto el “verdadero” Monte Sinaí

Así, Ron continuó su trabajo en otros proyectos, pidiéndole a Dios que proveyera los medios para obtener la evidencia que él estaba seguro que existía. Ni Jim Irwin, con sus impresionantes contactos en la región, pudo obtener el permiso necesario para la expedición propuesta por Ron a su organización. Entonces, en la edición de julio de 1988 del boletín «High Flight Foundation Newsletter», de Jim Irwin, se hizo el siguiente anuncio:

«¡Tenemos excelentes noticias! Creemos firmemente que el verdadero Monte Sinaí ha sido descubierto. Desde febrero hemos estado explorando Egipto y Arabia Saudita en un intento por encontrar el verdadero Monte Sinaí, que hasta ahora se pensaba que estaba en Egipto… Larry Williams y yo [Bob Cornuke] hemos hecho dos viajes a Jabel al Lawz en Arabia Saudita….»

Más tarde, Larry Williams publicó su libro llamado, “La montaña de Moisés” en el que documenta cómo él y Bob Cornuke (vicepresidente de «High Flight») Lograron entrar en Arabia Saudita y “descubrir” el verdadero Monte Sinaí.

La parte más triste para Ron fue que estas personas nunca lo contactaron a él o le permitieron ver sus fotografías después que él suministro al equipo de «High Flight» la dirección del lugar y hasta les hizo un diagrama de la ubicación. Más tarde supimos que ellos le pidieron a Dave Fasold información más precisa que les permitió “hacer el descubrimiento”. ¿Por qué no? Dave había visto la evidencia y sabía que estaba allí. Ron no había hecho más nada relacionado al asunto en los últimos tres años y la gente debía saber la verdad sobre el lugar.

Al leer el libro de Larry Williams vemos que aunque fueron a Jebel el Lawz, nunca encontraron partes de carros egipcios en el Mar Rojo. Al parecer exploraron el lecho marino del estrecho de Tiran, mucho más al sur del lugar en donde Ron encontró las ruedas de carro. Sin esta importante evidencia la historia continuaba incompleta. ¿Sería este un fragmento de la evidencia de Jebel el Lawz- el verdadero Monte Sinaí?

La frustración. ¿Era este el final de Jebel el Lawz?

Yo, Mary Nell Wyatt, continuaré ahora narrando los acontecimientos que ocurrieron desde mi punto de vista, ya que aunque no estuve en los acontecimientos que se suscitaron antes de 1988, sí fui testigo de lo que voy a relatar. Quiero aclarar desde ya que no puedo dar los nombres reales de algunas de las personas involucradas, pero todo está completamente documentado por quienes participamos. Cuando haya seguridad absoluta, todo se dará a conocer, incluso los testimonios en video de las partes involucradas, aunque no nombradas hasta ahora.

Desde que conocí a Ron estoy al tanto de su intenso deseo de regresar a
Jebel el Lawz. Hemos discutido este asunto muchas veces con lujo de detalles y ya lo conozco casi como si hubiese estado allí. He conversado tanto con Danny como con Ronny sobre su “aventura” en Arabia Saudita. El asunto es que nunca creí que veríamos algo más de Jebel el Lawz aparte de las fotos en el libro de Larry Williams o en el programa de televisión en el que apareció Bob Cornuke, pero sé por experiencia que Ron nunca se dio por vencido en este asunto. Y créanme, él hizo todo lo que tuvo a su alcance para poder lograr entrar legalmente a ese país.

¿»Capitán» Ronald E. Wyatt?

Cuando explotó la Guerra del Golfo Ron contactó a la oficina de reclutamiento de la Armada para alistarse en la Reserva. La idea era solicitar una posición como anestesista en Arabia Saudita, y estando allí, visitar la montaña. Mi opinión era que estaba llevando las cosas demasiado lejos. Le respondieron que debía alistarse por un mínimo de seis meses, lo que representaba una traba para sus investigaciones de otros proyectos. Sin embargo, al principio parecía que el plan iba a funcionar. El oficial de reclutamiento estaba muy emocionado y esperanzado, pues al parecer necesitaban anestesistas, y como Ron había cumplido ocho años de servicio y era veterano de Corea, podría entrar como capitán en el puesto que había solicitado.

No obstante, el papeleo atrasó todo y la guerra terminó. Hay una forma de abordar cada uno de sus trabajos arqueológicos que él nunca cambiado: Él ora primero y después actúa. Si no es la voluntad de Dios, él cree firmemente que Dios cerrará las puertas. Y la puerta se cerró con esta idea. Al terminarse la guerra ya no hubo necesidad de reclutar personal y nunca se concretó su ofrecimiento.

Enero de 1992, los doctores coreanos

En enero de 1992 fuimos contactados por unos doctores coreanos que afirmaban tener una gran cantidad de dinero. Según ellos, querían financiar a Ron para que continuara su trabajo arqueológico. Vinieron a nuestra casa y compartimos con ellos todas las evidencias que pudimos. Dijeron que querían ir a Egipto y a Israel a ver personalmente los sitios.

Según nos dijeron, no necesitaban ir a Turquía porque habían visto suficiente evidencia convincente en nuestra casa. Su interés especial estaba en el Arca del Pacto y era obvio que tenían sus razones particulares. Nos preguntaron cuánto pensábamos nosotros que valía el Arca. Sin tener una idea al respecto, Ron les contestó que era invalorable, o algo así.

Entonces uno de ellos preguntó si valdría varios millardos de dólares, a lo que Ron respondió “claro” y “por lo menos”, aunque considerando la increíble cantidad de oro que contiene, su verdadero valor quizá no pueda calcularse en dólares. Aunque ese era un punto discutible, Ron calculó que valía al menos tres millardos (tres mil millones) de dólares. Para nuestra sorpresa, uno de los doctores gritó, ¡Nos la llevamos! Al principio pensamos que estaba bromeando, pero después nos dimos cuenta que en realidad quería comprársela a quien la encontrase.

Continuando la historia, al poco tiempo nos encaminamos al Medio Oriente para reunirnos con estos doctores en El Cairo. Ellos querían ver el lugar y nos prometieron que financiarían todos los trabajos de excavación.

¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA?
¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (SEGUNDA PARTE)
¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (TERCERA PARTE)
¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (CUARTA PARTE)
¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (QUINTA PARTE)

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.