¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (SEGUNDA PARTE)

CONCIENCIA PLANETARIA



Al-Bad es un enorme oasis que está ubicado al noroeste, en la planicie cercana a Jebel el Lawz. Nosotros creemos firmemente que este era su hogar y el hogar de Moisés después que abandonó Egipto. Dofca y Alús estaban ubicadas entre el campamento a la orilla del Mar Rojo y Refidim, pero tal vez nunca sabremos su ubicación exacta, ya que no se da más información. Sabemos que no viajaron a Al-Bad, pues más adelante encontramos que Jetro se acercó a Refidim para reunirse con Moisés, trayendo a su familia con él. Menciono esto porque algunas personas creen que Al-Bad era Elim.

Refidim

Después de viajar por Wadi Afal y haber atravesado las montañas hasta esta llanura o planicie abierta se dirigieron inmediatamente hacia el este en dirección a la ladera occidental de Jebel el Lawz, encontrándose primeramente con Refidim. Estaban ahora en un área de colinas escabrosas, con la majestuosa cadena montañosa de Horeb bloqueando el este. Todo esto los separaba de esta llanura abierta al oeste.

Fue allí en Refidim que el pueblo de nuevo se molestó mucho con Moisés por la falta de agua en la región.

«Entonces clamó Moisés a Jehová, y dijo: ‘¿Qué haré con este pueblo? ¡Poco falta para que me apedreen!’ Jehová respondió a Moisés: ‘Pasa delante del pueblo y toma contigo algunos ancianos de Israel; toma también en tu mano la vara con que golpeaste el río, y ve. Allí yo estaré ante ti sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrán de ella aguas para que beba el pueblo’. Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel» (Éxo. 17: 4).

Es interesante resaltar que en Refidim se le pide a Moisés que golpee la roca que está en «Horeb». Considerando que en otros lugares «Horeb» hace referencia al «monte de Dios» (como en Éxo. 3: 1), el Monte Sinaí, o al menos el área del campamento en el Monte Sinaí; concluimos entonces que Refidim NO estaba en el campamento en el Monte Sinaí:

«Habían salido de Refidim, y al llegar al desierto de Sinaí acamparon en el desierto. Israel acampó allí frente al monte» (Éxo. 19: 2).

Cualquier dificultad que podamos tener al tratar de entender cómo podían estar en Horeb mientras estaban en Refidim se aclara cuando vemos nuevamente el mapa. Refidim está al oeste del Monte Sinaí, mientras que el campamento estaba al este. La foto de abajo fue tomada desde un punto estratégico situado en la mitad del lado occidental del Monte Sinaí. Esta «roca» está en el Monte Sinaí, u Horeb. Se encuentra en el lado opuesto del límite del último campamento.

El tamaño de la roca

La roca tiene al menos 60 pies (18 m.) de largo, y se encuentra a unos 100 pies (30 m.) sobre el nivel del mar sobre la colina. Se trata de uno de los objetos más fascinantes que he visto y aún se me eriza la piel cuando leo en Éxodo 17: 6: «Allí yo estaré ante ti sobre la peña, en Horeb».

Al verla desde abajo se hace patente que una enorme cantidad de agua fluyó desde la enorme grieta que tiene en el medio.

Si vemos la foto de abajo, que es un acercamiento de la parte inferior del canal y la roca que está debajo, podremos notar su superficie lisa, producto de la erosión del agua. Más abajo podemos notar un canal abierto en la roca por el agua. Estoa es evidencia de que una enorme cantidad de agua, y no una pequeña corriente, fluyó a través de esta roca.

«Hendió las peñas en el desierto y les dio a beber como de grandes abismos, pues sacó de la peña corrientes e hizo descender aguas como ríos» (Sal. 78: 15).

En la foto del terreno (abajo) que está justo detrás de la inmensa roca, vemos uno de los canales que se formaron en el terreno por donde fluyó el agua hasta la planicie. Notemos la roca que está inserta en el canal. Una situación similar puede encontrarse en Kadesh Barnea. Allí también Moisés golpeó la roca y fluyó agua de un gran agujero en una montaña. Hay igualmente un canal grande y profundo formado en la roca en la ladera de la montaña que también tiene una roca inserta que pareciera haber sido tallada especialmente para que encajara en él. La única razón lógica que podrían tener estas rocas en los canales sería frenar o controlar el flujo del agua.

¿Fue la misma agua la que creó el canal en el terreno, o ellos hicieron el canal? No sabemos, pero es posible que hayan cavado varias zanjas para direccionar la corriente. De cualquier manera, no hay duda de que varias corrientes de agua fluyeron hacia esta planicie hace mucho tiempo, pues dejaron su marca indeleble en las rocas y el terreno.

El ataque Malecita

Después que Moisés golpeó la roca y fluyó agua de ella, el relato bíblico dice que los amalecitas atacaron a la multitud. Ya discutimos nuestra teoría de que Dios llevó al pueblo por el sur para evitar la vulnerabilidad de un ataque amalecita en campo abierto. En Refidim el pueblo solo fue vulnerable por el oeste, así que solo los que iban detrás fueron afectados por el ataque:

«Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; de cómo te salió al encuentro en el camino y, sin ningún temor de Dios, te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y sin fuerzas» (Deu. 25: 17).

¿Por qué permitió Dios que esto sucediera si él los había guiado precisamente para protegerlos de este pueblo? En Egipto Dios había permitido que los esclavizaran, y después le mostró al faraón su poder liberándolos. En esta ocasión Dios permitió que los amalecitas los atacaran, aunque no en terreno abierto, pues estos habrían acabado fácilmente con la multitud. Esta vez mostró nuevamente su poder y liberó a su pueblo:

«Y dijo Moisés a Josué: ‘Escoge a algunos hombres y sal a pelear contra Amalec. Mañana yo estaré sobre la cumbre del collado con la vara de Dios en mi mano’. Josué hizo como le dijo Moisés y salió a pelear contra Amalec. Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel vencía; pero cuando él bajaba su mano, vencía Amalec. Como las manos de Moisés se cansaban, tomaron una piedra y la pusieron debajo de él. Moisés se sentó sobre ella, mientras Aarón y Hur sostenían sus manos, uno de un lado y el otro del otro; así se mantuvieron firmes sus manos hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada»

No había ninguna duda de quién era el responsable de la victoria de Israel contra los amalecitas, pues cuando Moisés alzaba su mano con la vara, los israelitas ganaban la batalla. Una y otra vez Dios acostumbró a su pueblo a confiar solo en él, no solo para su sustento material, sino para alcanzar la victoria en cada aspecto de su vida. Lo triste del relato del éxodo es que a pesar de ello el pueblo se quejaba y se lamentaba constantemente, dándole poca importancia al Dios que había obrado los milagros más espectaculares de toda la historia de la tierra por ellos. Al igual que muchos hoy, creían que las promesas eran para ellos, pero no se molestaban en cumplir la parte que les correspondía. Creían que eran el pueblo escogido de Dios y que este los cuidaría de cualquier manera. Así, dada su falta de fe y de cooperación, solo a dos de las personas que salieron originalmente de Egipto se les permitió entrar en la «tierra prometida». El mensaje era claro: así fuesen el «pueblo escogido», Dios no hacía «acepción de personas»:

«Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: ‘En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que lo teme y hace justicia» (Hech. 10: 34, 35).

«Por lo cual dice: ‘Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación’. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, lo provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?» (Heb. 3: 15).

Jehová Nisi

Con la derrota de los amalecitas en Refidim, Moisés construyó un altar y lo llamó «Jehová Nisi» que significa «Jehová es mi bandera». Esta altar está ubicado a solo unas cientos de yardas de la «roca de Horeb». Nosotros solo podemos estimar su tamaño según el video que tenemos, pero parece tener entre 20 y 25 pies (6 y 7 m.) de largo y tal vez 15 pies (4, 5 m.) de ancho. Su altura es de unos 3 a 4 pies (aprox. 1 m.). Esperamos poder tener las medidas exactas algún día si nuestros amigos pueden regresar de manera segura.

«Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová estará en guerra con Amalec de generación en generación» (Éxo. 17: 16).

No hay duda de que la estructura en la foto de la izquierda es el altar que Moisés llamó «Jehová Nisi». En esta área hay muchos vestigios antiguos, pero esta es la única estructura que tiene estas características sólidas y que además es rectangular.

Los amalecitas continuaron sus férreos ataques contra Israel durante cientos de años. Finalmente, David logró derrotarlos como potencia militar, aunque sus últimos remanentes fueron destruidos por Simeón durante el reinado de Ezequías, setecientos años después.

Un campamento antiguo

Por toda la región de Refidim hay cientos o tal vez miles (no los hemos contado) de círculos muy antiguos hechos en el terreno con piedras que se conocen como «chozas circulares». Nadie tiene claro cómo se usaban, pero la evidencia muestra que podían haberse tratado de bohíos familiares para dormir. En medio de estos había una piedra grande sobre la que se colocaba una lona o alguna clase de cubierta para formar una tienda. Las piedras más pequeñas, que conformaban el círculo, eran colocadas entonces sobre el borde de esta cubierta para sostenerla en el piso. De esta manera, las familias se protegían de los animales salvajes y de la intemperie durante la noche. Este tipo de chozas eran fáciles y rápidas de hacer, solo había que reunir las rocas, las cuales abundan en la región.

Jetro se encuentra con Moisés en Refidim

Lo siguiente que se nos dice es que Después que Moisés construyó el altar recibió la visita de Jetro:

«Oyó Jetro, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con Moisés y con Israel, su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto. Entonces tomó Jetro, suegro de Moisés, a Séfora, la mujer de Moisés, después que él la envió, y a sus dos hijos; el uno se llamaba Gersón, porque dijo: ‘Forastero he sido en tierra ajena’; y el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: ‘El Dios de mi padre me ayudó y me libró de la espada del faraón’. Cuando Jetro, el suegro de Moisés, llegó con los hijos y la mujer de este junto al monte de Dios en el desierto, donde estaba acampado Moisés, le dijo: ‘Yo, tu suegro Jetro, vengo a ti, con tu mujer y sus dos hijos’. Moisés salió a recibir a su suegro, se inclinó y lo besó. Se preguntaron el uno al otro cómo estaban, y entraron a la tienda. Moisés contó a su suegro todas las cosas que Jehová había hecho al faraón y a los egipcios por amor de Israel, todo el trabajo que habían pasado en el camino y cómo los había librado Jehová» (Éxo. 18: 1-8).

Este pasaje contiene varias cosas importantes. Primero, Jetro fue a ver a Moisés en el «monte de Dios». Esto quiere decir que aún estaba en Refidim. Esto además confirma el hecho de que Refidim, aunque al pie del Monte Sinaí, estaba del lado occidental, mientras que el campamento donde Dios les entregó los Diez Mandamientos y donde estaba el Santuario estaba en el lado oriental de la montaña. La segunda cosa es que ellos llegaron a donde Moisés estaba «acampado», lo que confirma el uso de tiendas como las «chozas circulares».

Al Monte Sinaí

«Habían salido de Refidim, y al llegar al desierto de Sinaí acamparon en el desierto. Israel acampó allí frente al monte» (Éxo. 19: 2).

Aunque en Refidim estaban al pie del Monte Sinaí, aún les faltaba viajar un poco para llegar al lugar que sería su hogar definitivo durante casi un año. Al abandonar Refidim viajaron al oeste de regreso al uadi Afal, donde tomaron dirección norte. Después giraron a la izquierda y siguieron la ruta del uadi Al Suraym hasta llegar al uadi Abyad. Tomando el uadi Abyad, continuaron hacia el sur y luego al oeste, llegando directamente al pico más alto del Monte Sinaí.

Allí se encontraron en medio de estas majestuosas montañas en un área lo suficientemente amplia como para que toda la multitud acampara. Directamente debajo del pico mayor había un área al pie de la montaña que Dios designó como «santa».

«Señalarás límites alrededor del pueblo, y dirás: ‘Guardaos, no subáis al monte ni toquéis sus límites; cualquiera que toque el monte, de seguro morirá’» (Éxo. 19: 12).

La primera cosa que Moisés tenía que hacer era establecer los límites. En 1985, cuando Ron encontró varias columnas de 18 pies (5, 4 m) de diámetro sobresaliendo unas pocas pulgadas de la superficie, concluyó que estos eran los límites, ahora cubiertos por la tierra debido a la antigüedad. En un boletín anterior sobre el Monte Sinaí discutimos cómo estas columnas había sido construidas con «dos paredes» o dos capas rellenas de rocas en el espacio intermedio entre ellas.

Ahora sabemos que una de nuestras apreciaciones sobre estas columnas estaba errada. Los límites fueron establecidos para evitar que tanto hombres como animales pudieran tocar el borde de la montaña. Las columnas están a 5 pies (1, 5 m.) de distancia una de otra, y habrían servido solo para marcar el límite y de ninguna manera para evitar que los niños o los animales las atravesaran. El relato bíblico afirma que estos «límites» estaban construidos de manera que sirvieran como barrera física entre el pueblo (y los animales) y el borde de la montaña. Después que Dios le pidió a Moisés que erigiera estos «límites», lo subió a la montaña y lo hizo regresar para verificar que el pueblo no los había traspasado. El pueblo de Israel se encontraba al borde de una revuelta, y estaban a punto de atravesar los «límites». La respuesta de Moisés indica que él creía que los límites eran seguros, pero Dios sabía que era necesario que regresara y hablara con ellos al respecto:

«Jehová dijo a Moisés: ‘Desciende y ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. Que también se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga entre ellos estrago’. Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: ‘Señala límites al monte y santifícalo’. Pero Jehová le dijo: ‘Ve, desciende, y luego subirás junto con Aarón; pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir adonde está Jehová, no sea que haga entre ellos estrago’. Entonces Moisés descendió, y se lo dijo al pueblo» (Éxo. 19: 21).

Después de haber pasado horas estudiando las fotos y los videos, hemos encontrado nueva evidencia muy emocionante sobre estos «límites» y las columnas. Pero primero necesitamos tener una idea clara del asunto. Con eso en mente, nos adelantaremos un poco y continuaremos con otras características encontradas en el lugar y con el relato bíblico. La evidencia y el área es muy grande y es necesario entender las características principales antes de discutir estos temas.

El éxodo, continuación

El recibimiento de la Ley

El tercer día después que se erigieron los límites, «Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios, y ellos se detuvieron al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en medio del fuego. El humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía violentamente (Éxo. 19: 17, 18).

Entonces Dios mismo proclamó su gran Ley eterna, los Diez Mandamientos.

«Todo el pueblo observaba el estruendo, los relámpagos, el sonido de la bocina y el monte que humeaba. Al ver esto, el pueblo tuvo miedo y se mantuvo alejado. Entonces dijeron a Moisés: ‘Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos’. Moisés respondió al pueblo: ‘No temáis, pues Dios vino para probaros, para que su temor esté ante vosotros y no pequéis’» (Éxo. 20: 18-20).

El pico ennegrecido

Si nos ubicamos al pie de la montaña en el lado este, mirando hacia el oeste, podremos ver la cima de la montaña totalmente ennegrecida. Hace más de 1.400 años Pablo escribió, «porque nuestro Dios es fuego consumidor» (Heb. 12: 29).

¿Estaba hablando Pablo en términos abstractos, o en términos literales? El relato del Éxodo es sumamente preciso al describir la presencia de Dios sobre la montaña santa:

«La apariencia de la gloria de Jehová era, a los ojos de los hijos de Israel, como un fuego abrasador en la cumbre del monte» (Éxo. 24: 17).

«Os acercasteis y os pusisteis al pie del monte, mientras el monte ardía envuelto en un fuego que llegaba hasta el mismo cielo, entre tinieblas, nube y oscuridad» (Deu. 4: 11).

«Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte, de en medio del fuego […]. Cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas y visteis el monte que ardía en llamas, vinisteis a mí todos vosotros, príncipes de las tribus y ancianos» (Deu. 5: 4).

«la pirámide de basalto de Maqla lucía escalable, pero el granito escarpado de los picos de Lauz habrían necesitado mucho más tiempo y energías de las que tenía a mi disposición. Hasta donde yo sé, nunca han sido escalados por nadie» (H. St. John B. Philby, The Land of Midian).

Aparentemente él nunca vio el pico ennegrecido, ya que estaba contemplando la montaña desde el noroeste:

«El pico mayor de Lauz, medio cubierto por las nubes, se elevaba al sureste de donde estábamos […], sobre el que me pareció ver nieve. El guía me confirmó que se trataba de nieve, pero si era así, era la primera vez que veía nieve en Arabia Saudita» (Ibíd.).

Hasta donde sabemos, las fotos de nuestros amigos tal vez son las primeras que se hacen desde la cima de esta montaña, e incluso puede que ellos hayan sido los primeros en alcanzarla, por lo menos en varios cientos de años.

El altar de Moisés

«Me harás un altar de tierra, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas. En todo lugar donde yo haga que se recuerde mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. Y si me haces un altar de piedras, no las labres de cantería, porque si alzas tus herramientas sobre él, lo profanarás. Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él» (Éxo. 20: 24-26).

«Entonces Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar y doce columnas al pie del monte, una por cada tribu de Israel» (Éxo. 24: 4).

Este altar está ubicado justo debajo del pico más alto del Sinaí. Después de la visita de Ron en 1985, el área que rodea el pie de la montaña fue cercada y se construyó una garita de vigilancia, en la que se colocó un aviso donde se advierte a quienes se acerquen que no pueden traspasar las defensas por tratarse de un yacimiento arqueológico. En uno de sus primeros viajes, los guardias que resguardaban el lugar les permitieron a nuestros amigos entrar y examinarlo. Ellos incluso se pararon sobre el altar sin darse cuenta de dónde estaban. Sin embargo, los beduinos que los dejaron pasar no los dejaron utilizar sus cámaras. Las únicas fotos que tenemos fueron hechas de la meseta hacia abajo y las que se tomaron desde fuera de la cerca. Pero las mejores son las tomas hechas desde arriba.

Como puede verse en la foto, la estructura tiene forma de «L’». El altar es la «L» que está más abajo, hecha de roca sólida. La «L» de arriba esta compuesta de dos paredes que parecen ser dos entradas.

El altar tiene de 40 a 45 pulgadas de alto (1, 15 a 1, 30 m.), de 50 a 60 pies de largo (15 a 18 m.), y de 25 a 30 pies de ancho ( 7 a 9 m.). El «corral» tiene más o menos el mismo tamaño, aunque las paredes tienen unos 3 pies de grosor (1 m.). Estas medidas son estimadas, basadas en los hallazgos de Ron, los cálculos de nuestros amigos (que estuvieron allí) y el diámetro y largo conocido de los restos de las columnas de mármol alrededor del altar, de las que hablaremos más adelante. El altar y el corral obviamente no están en el mejor de los estados, pues debemos considerar que han transcurrido más de 3.400 años y el tiempo ha cobrado su parte en ellos.

Las entradas que pueden verse en el «corral» fue lo que nos hizo creer inicialmente que esta estructura eran las bases de una tienda como la del primer tabernáculo. Pero ahora que contamos con mejores fotos podemos ver que la sección de la «L» superior tiene paredes que son de la misma altura del altar, lo que nos hizo concluir que no eran ningunas bases.

Después nos figuramos que tal vez era un «corral» donde se metían los animales para el sacrificio. El hecho de haber tenido una pared divisoria adentro, en todo el centro de la «L», nos ayudó a determinar que se trataba de un corral donde se metían corderos en un lado y bueyes o novillos en el otro.

Una palabra final sobre el corral

¿Cuál fue el propósito del corral? ¿Estaba dividido en dos secciones para separar a los animales que iban a ser sacrificados? A primera vista esta idea es atractiva. Pero antes debemos examinar todo lo que nos dice la Biblia sobre los sacrificios antiguos.

Cuando Moisés construyó este altar Dios aún no le había dado los detalles del sistema de sacrificios de la ley mosaica. A partir de ese momento la Biblia habla de dos tipos de ofrendas: «los holocaustos», y las «ofrendas de paz», pero no se nos dan detalles de cómo se hacían las ofrendas y los sacrificios.

Después que Moisés construyó el altar, el siguiente versículo afirma:

«Y envió jóvenes de los hijos de Israel, que ofrecieron holocaustos y sacrificaron novillos como ofrendas de paz al SEÑOR» (Éxo. 24: 5 LBLA).

Aquí se dice que las «ofrendas de paz» consistían en becerros, pero no se especifica cuáles eran los holocaustos. Recordemos la historia de cuando se le pidió a Abraham que sacrificara a Isaac:

«Y Abraham respondió: Dios proveerá para sí el cordero para el holocausto, hijo mío. Y los dos iban juntos» (Gén. 22: 8).

Tenemos que entender las circunstancias de los sacrificios que se hicieron en el Monte Sinaí después que Moisés construyó el altar:

«Entonces Moisés […] dijo: He aquí la sangre del pacto que el SEÑOR ha hecho con vosotros, según todas estas palabras» (Éxo. 24: 8).

Estos se llevaron a cabo para ratificar el pacto justo después que Dios les dio los Diez Mandamientos. Pero, ¿se sacrificaba a los animales sobre el altar o antes de ponerlos en este? Solo hay un ejemplo de una «ofrenda de paz» anterior a esta época en la que se nos dan detalles, y es en la historia de Abraham:

«Llegaron al lugar que Dios le había dicho y Abraham edificó allí el altar, arregló la leña, ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar sobre la leña. Entonces Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo» (Gén. 22: 9).

Esto indica que el «holocausto» en tiempos de Abraham se sacrificaba en el altar. Pero, ¿qué del novillo de la «ofrenda de paz»? lo único que sabemos es que en el sistema de sacrificios que se instauró más adelante, la sangre del novillo se derramaba al pie del «altar del holocausto»:

«Y derramará toda la sangre del novillo al pie del altar del holocausto que está a la puerta de la tienda de reunión» (Lev. 4: 7).

Cuando el pacto fue ratificado en el Monte Sinaí y los primeros sacrificios y ofrendas fueron traídos al altar, «Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad de la sangre la roció sobre el altar. Luego tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, y ellos dijeron: Todo lo que el Señor ha dicho haremos y obedeceremos. Entonces Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que el Señor ha hecho con vosotros, según todas estas palabras» (Éxo. 24: 6).

Esto indica que por lo menos la sangre de los novillos era escurrida antes de que fueran colocados en el altar como «ofrendas de paz», y tal vez hacían lo mismo con las ovejas. Simplemente no se nos dice. Pero lo que queremos esclarecer aquí es para qué servía la pared divisoria en el «corral». Si a los animales se les escurría la sangre antes de ser ofrecidos, no habría habido necesidad de separarlos en el «corral». ¿Qué otra razón podría entonces tener esta pared divisoria?

Al escribir este boletín he tenido frente a mí en la pared varias ampliaciones del área del Monte Sinaí. A pesar de lo preparada que creía estar para presentar todos estos detalles, algo sorprendente llamó mi atención mientras escribía sobre el altar y el «corral». Al examinar una de las fotos ampliadas del altar que tenía frente a mí, algo que no había visto antes llamó poderosamente mi atención, que creo ofrece la respuesta sobre el propósito del «corral».

From: Julio Pagano juliopagano@hotmail.com

COMENCEMOS A CELEBRAR

(Por Julio Andrés Pagano)

Alumbra con pasión para que se iluminen más corazones

Estas son palabras simples, palabras puras, palabras llenas de amor, que viajan cantando y hermanando corazón con corazón. Su reluciente melodía evoca la excelsa belleza de un mundo sin fronteras, donde la paz es la bandera que nutre la vida como los rayos del Sol. Por gracia de un ángel, este mensaje besará tu espíritu con el celestial recuerdo de vibrar en Unidad. Juntemos las manos. Iluminemos el mundo. Comencemos a celebrar.

Los armónicos sonidos, que expanden estas letras, acuden para auxiliarnos a rememorar nuestro antiguo compromiso álmico de danzar en la oscuridad, iluminando el caos que a todos despertará. Tus células se electrizan, confirman que vinimos para alumbrar este singular momento planetario, de modo que la gran crisis se contemple como el instante sagrado para realinearnos, reencontrarnos y así volver a disfrutar de sabernos religados.

Conscientes de la diáfana frecuencia que eleva a la Tierra, hoy volvemos a reunirnos, volvemos a sentirnos, volvemos a festejar. Unamos nuestras manos para potenciar la llama que hará de este obstáculo otro escalón dorado en el camino de ascensión, tras derretir las sólidas corazas que sustentan la ilusión de que estamos separados. Somos familia. Somos hermanos. Aquí estamos, dispuestos a honrar nuestro acuerdo de brillar.

No existen las distancias ni tampoco las barreras cuando nos expresamos desde la luz interior, por eso ahora nos vamos entrelazando a partir del corazón, sincronizando las mejores intenciones para que refulja la trama donde el Ser Humano florece. Hagamos ya lo acordado. Celebremos la vida. Celebremos el cambio. Celebremos el resurgir de una humanidad más evolucionada, inteligente y libre, que dance, sienta y vibre en Unidad.

Nunca olvides que sonrío en tu bella sonrisa y bailas en mi interior, pues nos une un flujo cristalino que impregna todo con amor. Expresamos la mágica esencia prístina en infinitas formas divinas. Somos las gotas que reflejan los vivos colores de un asombroso arco iris que comienza a revelarse, emanando paz y felicidad. ¿Oyes la melodía? Suena la danza del reencuentro. Dame tu mano, iluminemos el mundo. Comencemos a celebrar.

www.tu.tv/videos/despertar_15
www.proyecto-despertar.com.ar/notas.htm
P.D.: mira este video http://www.youtube.com/watch?v=AlKa-aFqx_0
que muy pronto estará en la web www.hermanandocorazones.com

¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA?
¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (SEGUNDA PARTE)
¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (TERCERA PARTE)
¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (CUARTA PARTE)
¿EL MONTE SINAÍ EN ARABIA? (QUINTA PARTE)

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.