LA CURACIÓN DEL CÁNCER DEL DOCTOR HAMER (TERCERA PARTE)

LA CURACIÓN DEL CÁNCER DEL DOCTOR HAMER



El conflicto de territorio.

Para descubrir el conflicto esencial, origen del infarto de miocardio, me conduje exactamente como para los carcinomas: comencé por aclarar el mayor número posible de casos de infartos, después me esforcé en descubrir el criterio esencial -el común denominador- de estos conflictos. Lo que me ayudó y me puso sobre la pista, fue que el lóbulo temporal derecho masculino debía presentar lógicamente una cierta oposición al lóbulo temporal izquierdo femenino, donde yo había encontrado el área cerebral correspondiente al cáncer de cuello de útero, cuyo conflicto específico era siempre el conflicto sexual femenino. Suponía pues, que el conflicto, origen del infarto de miocardio, debía ser típicamente masculino o incluso tener un contenido sexual específicamente masculino.

Una mirada sobre el reino animal nos ayudará a comprenderlo mejor: el ciervo que ha adquirido en la lucha, un territorio del que se ha convertido en jefe, considera a todas las ciervas de ese territorio como de su propiedad. Cuando un rival viene a hacer incursión en su territorio, todo el mecanismo de territorio se encuentra perturbado: de hecho, si el ciervo no llega a defender su territorio, será expulsado. Como también el territorio comporta el derecho y el deber para el ciervo de cubrir a sus ciervas, el conflicto de territorio es para él un conflicto sexual. El ciervo puede igualmente sufrir ese conflicto si una cierva sale de su territorio y él no consigue hacerla volver.

Brevemente: el conflicto de territorio de un ciervo, con todo lo que ello implica, es el conflicto sexual del ciervo. Por analogía ocurre lo mismo con el ser humano. El hombre manifiesta un comportamiento típicamente «territorial», el territorio puede «representar formas diversas» (casa, trabajo, familia, poder, autoridad, etc.). La mujer también puede ser el objeto de un conflicto de territorio.

Conflicto de nido.

Continuando mis investigaciones sobre el conflicto de territorio y su correlación cerebral en el lóbulo temporal derecho, así como de la porción lateral del cerebelo derecho, pasé revista a los conflictos origen de todos los cánceres de mama izquierda y de mama derecha en la mujer. Tuve la suerte de descubrir para los conflictos origen del cáncer de mama izquierda un común denominador, el «conflicto de nido», que es casi siempre un conflicto madre-hijo. También aquí fue suficiente echar una mirada sobre el reino animal, donde vemos que una perrita pachón no duda en enfrentarse, aún a costa de su vida, con un perro de gran tamaño que se acerque a sus cachorros. Una madre, cuyo hijo esté amenazado por un agresor, se lanzará sobre él con verdadera furia. Evidentemente se trata de comportamientos biológicos que se remontan al origen de las especies, viejos programas inscritos en las zonas más antiguas de nuestro cerebro, en este caso en la parte lateral del cerebelo derecho.

Designando el conflicto de nido, casi idéntico al conflicto madre-hijo, por el término «conflicto de territorio restringido», podemos decir que el conflicto del hombre es un «conflicto de territorio ampliado». Estos dos conflictos de territorio tienen en común la ruptura de campo, el Foco de Hamer en la zona lateral del cerebelo derecho. El «conflicto de territorio ampliado» del hombre presenta además una ruptura de campo suplementario, un Foco de Hamer, en el lóbulo temporal derecho.

Es por otro lado comprensible: a lo largo de millones de años de evolución, la naturaleza ha «sobreañadido» a un viejo programa de ordenador un elemento suplementario en nuestro cerebro, destinado a cubrir una función análoga más amplia. El viejo programa de ordenador estaba localizado en el cerebelo derecho. La naturaleza, de alguna manera ha dotado al hombre, al macho de un mecanismo más perfeccionado respondiendo a las nuevas condiciones a las cuales sólo era capaz de hacer frente: no se trataba sólo de defender el nido, sino un territorio más vasto.

Eso corresponde además de hecho a nuestras experiencias clínicas: durante sus años de madurez sexual, mientras dura la ovulación, las mujeres no suelen tener infartos de miocardio. Por el contrario, después de la menopausia o tras una castración, sí pueden hacer un infarto, que presenta entonces los mismos síntomas psíquicos, cerebrales y orgánicos que en el hombre.

Nociones generales sobre el infarto.

El infarto de miocardio es una enfermedad que se creía e imaginaba bien conocida, pero de la que no se sabía nada de forma precisa. Conocemos gran numero de «factores de riesgo» coronarios, miocárdicos y otros, de los que nos hacemos eco pasivamente, sin reflexionar, aunque jamás haya sido posible aportar verdaderamente la prueba. Otras veces culpamos al estrés, como la mayor causa del infarto; al día siguiente hacemos responsable al exceso de peso, al tercer día es el colesterol el que ocupa el punto de mira: su nivel elevado en sangre, la hipercolesterolemia, favorece los depósitos arteriales, la obstrucción de las coronarias, luego la atención se fija sobre innumerables noxas alimentarias, de las que no se acaba de descubrir el papel infartógeno, como esos pretendidos cancerígenos, carcinogenes y otros supuestos oncogenes que favorecen o provocan la formación de tumores. Es una verdadera plétora de falsas pistas.

Y además está el ECG, el electrocardiograma, del que se dice que es capaz de indicar con precisión la localización del infarto, la isquemia, lugar donde es insuficiente o donde se para el riego sanguíneo, donde presuntamente se produce el infarto de miocardio. Nadie puede probarlo verdaderamente, de modo que numerosos médicos dicen irónicamente, que puede implicar la economía circulatoria. Por último está la angiografía coronaria, que permite descubrir si un lugar cualquiera del sistema coronario está estenosado. Se busca establecer una relación entre la estenosis y el infarto de miocardio a lo que llegan en ocasiones, pero a menudo descubren también que no hay relación causa-efecto. Estas estenosis coronarias son frecuentes y no está confirmado que provoquen una disminución del riego sanguíneo de las zonas dístales correspondientes. Lo que pasa es que nadie muere y si hay un fallecimiento, se debe a la inflamación del Foco de Hamer en el cerebro a nivel del lóbulo temporal derecho.

Existe también la escintigrafía de corazón, gracias a la cual se pueden descubrir áreas con menor riego sanguíneo, lo que no está del todo probado, pero de ningún modo ha permitido establecer una relación, una unión causa-efecto absolutamente significativa, con el infarto de miocardio. Por último tenemos las alteraciones químicas de la sangre en el momento de un infarto agudo de miocardio, la presencia de enzimas miocárdicas como la CPK=creatin-fosfo quinasa, la GOT=glutamato-oxalacetato transaminasa y la LDH=lactato deshidrogenasa, que eran hasta ahora, el signo más seguro de un infarto agudo de miocardio.

No me río en absoluto de mis colegas, pero es un hecho que los signos más seguros de un infarto de miocardio son hasta ahora, los síntomas clínicos: un dolor sordo retroesternal acompañado a menudo de presuntas irradiaciones hacia el brazo izquierdo, que, se pensaban venían del corazón. Salvo estos síntomas cardiacos, reales o supuestos, son sobre todo los síntomas cerebrales los que se manifiestan en el momento del infarto de miocardio: náusea, vértigo, dolor de cabeza, diplopía, sensación de desvanecimiento, pánico.

Parece increíble que tantos médicos, dotados de todos los aparatos posibles e imaginables, hayamos podido estar hasta tal punto ciegos, a niveles clínico y psíquico, como para que en presencia de esta enfermedad, la más frecuente entre los hombres, jamás nos hubiéramos preguntado, si el infarto de miocardio no será más bien una enfermedad del cerebro que una verdadera enfermedad del corazón. Lo que en definitiva aparece, como la causa de la muerte es la línea cero, el trazado plano del electrocardiograma es decir la parada cardiaca, pero, ¿por qué entonces esta parada del corazón no es debida a un fallo del cerebro? Ahora desde que hay evidencia de esto, muchos cardiólogos estiman que es posible, y algunos, en casos de infarto comienzan por un examen tomodensitométrico (TDM) o incluso mejor aún por una RNM resonancia nuclear magnética antes del ECG.

¿Qué cardiólogo no ha tenido que ver a pacientes que presentan una obstrucción total de una o incluso dos de las tres grandes arterias coronarias y que a pesar de eso, viven bien, y son además capaces de trabajar?. Incluso cuando las arterias están obstruidas, la irrigación sanguínea del corazón está asegurada por colaterales. Evidentemente no es recomendable que estos pacientes se dediquen al deporte de competición, pero su esperanza de vida les promete una tercera edad prolongada.

Yo he visto casos de este tipo y en disección en vivo, se ha ligado una coronaria bajo anestesia sin que el animal haya hecho un infarto al despertarse. Al cabo de cierto tiempo se puede repetir la experiencia en la segunda y la tercera arterias coronarias. En el intervalo, se forman colaterales que toman el relevo y mantienen la irrigación miocárdica, y el animal no hace infarto. Algún día parecerá incomprensible que ningún investigador se haya parado a cuestionarse sobre este fenómeno, a preguntarse si no podía haber alguna otra cosa en juego que la simple obstrucción de una arteria coronaria. No es que yo discuta de ninguna manera la isquemia del músculo cardiaco a consecuencia de una obstrucción de la arteria coronaria. Sería estúpido. Sabemos también por los patólogos que frecuentemente se puede encontrar una úlcera en una arteria coronaria. Se puede encontrar una úlcera en la proximidad directa e inmediata de una estenosis que manifiestamente, puede representar la forma tardía de tal ulceración. De este modo, una vez conocemos la clave del sistema, todo se ordena de manera simple y racional, lo mismo que las órbitas de los planetas alrededor del Sol, representan un sistema muy simple a diferencia de las trayectorias complicadas en espiral que se imaginaba en la Edad Media, cuando la Tierra era considerada como el centro del Universo.

El mecanismo del infarto.

Según mis constataciones y descubrimientos, ampliamente probados y reproducibles en cada nuevo caso, el infarto de miocardio se desarrolla como sigue:

1. El Síndrome Dirk Hamer.

Todo infarto de miocardio se inicia por un Síndrome Dirk Hamer (D.H.S.), es decir:

un conflicto de territorio bajo la forma de un impacto brutal,
una crisis aguda, dramática,
vivido en aislamiento.

2. La duración del conflicto de territorio.

Según mi experiencia, sólo hay manifestaciones clínicas de infarto si el conflicto dura más de 2 a 3 meses o si es excepcionalmente intenso. En este caso es suficiente que el conflicto dure un mes o mes y medio. Si la intensidad del conflicto es menor, en los conflictos cuya duración no excede de tres meses, se desarrollan sin incidentes, en principio el proceso es el mismo, salvo que no es diagnosticado por los médicos dado que los síntomas clínicos no son graves.

Si la duración del conflicto de territorio de intensidad «normal» sobrepasa los 8 ó 9 meses, el paciente muere, normalmente de una tumefacción cerebral aguda, después de la solución del conflicto. Los infartos de la pared anterior son menos graves que los de la pared posterior porque corresponden, en el cerebro a la parte frontal del lóbulo temporal, mientras que el infarto de la pared posterior depende de la parte dorsal del lóbulo temporal derecho. Parece que es en esta porción dorsal del lóbulo temporal, donde esté localizado el centro del ritmo cardiaco.

3. La angina de pecho.

La angina de pecho se produce durante la simpaticotonía, es decir, mientras el conflicto de territorio está activo. Hay ausencia subjetiva de trastornos, después de la solución del conflicto, es decir en vagotonía.

Inmediatamente después del Síndrome Dirk Hamer, (D.H.S.) la ruptura de campo, al paciente pueden sobrevenirle accesos de angina de pecho. En este estado, no hay todavía estenosis coronarias, que por otra parte en muchos casos, no se producen, incluso en el momento del infarto de miocardio. Hablamos entonces de accesos funcionales de angina de pecho.

En este periodo el paciente se encuentra en simpaticotonía, en un estado de estrés permanente, provocado por su conflicto de territorio. Es el estrés permanente en el que está sumido el ciervo cuando es expulsado de su territorio y por el que debe movilizar todas sus fuerzas para reconquistarlo.

Durante esta fase, una úlcera se manifiesta en las arterias coronarias, en un lugar determinado, correspondiente a la naturaleza, bien específica de este conflicto. Al mismo tiempo que esta úlcera roe la pared de la arteria coronaria, la parte distal correspondiente del miocardio está sometida a un estrés permanente que provoca a su alrededor la angina de pecho. Los códigos erróneos provienen del lóbulo temporal derecho del cerebro de acuerdo con el cáncer.

Después de la solución del conflicto:

La situación es completamente diferente: el organismo cambia su modo de inervación, pasa de la simpaticotonía a la vagotonía. El vaso coronario ya no recibe códigos erróneos, la úlcera puede curar, el paciente no se queja de dolores de angina de pecho, está en vagotonía en plena euforia, tiene buen apetito, duerme bien, hay tumefacción cerebral. En este mismo periodo se produce una escarificación de la úlcera coronaria, la placa.

4. Infarto de miocardio=Carcinoma coronario.

Por analogía con otros cánceres, podemos considerar el infarto de miocardio como un carcinoma coronario, que se manifiesta bajo la forma de úlcera coronaria descrita en patología. La evolución de esta úlcera del vaso coronario obedece rigurosamente a la Ley de Hierro del Cáncer, es decir que la evolución del conflicto corresponde a la evolución de esta úlcera en la arteria coronaria. Se comprende mejor este fenómeno, si recordamos que en su origen, los vasos coronarios eran los arcos branquiales, así que desde el punto de vista embriológico, no se distinguen apenas de los órganos donde se encuentran los carcinomas.

Una vez que el conflicto está resuelto, es decir en la vagotonía, la úlcera empieza a cicatrizar formando un engrosamiento hacia el interior, lo que aparece entonces como una estenosis en el angiograma coronario. De ahí la hipótesis errónea de que la estenosis es la que provocaría el infarto de miocardio.

5. El infarto inesperado.

El infarto de miocardio se produce siempre en el curso de la fase consecutiva a la solución del conflicto, o sea cuando hay cambio entre los dos tipos de inervación motriz autónoma, la simpaticotonía que deja lugar a la vagotonía. Después de la solución del conflicto, el paciente entra, durante dos o tres semanas, en una fase de gran euforia, que contrasta con el intenso estrés característico del periodo anterior a la solución. Retoma el sueño y el apetito, está relajado, incluso cansado, o casi extenuado. Mientras que antes vivía en una especie de pánico, podía perder hasta 10, 15, 20 kg. en algunos meses, despertaba por la noche empapado en sudor, presa de pesadillas que rondaban siempre alrededor de su conflicto, una vez resuelto, se transforma y experimenta una sensación de gran bienestar. El paciente que, en lo mejor de esta fase hace un infarto de miocardio, no comprende absolutamente nada. De hecho, al cabo de tres semanas su motor había dejado de rodar a «plena marcha», el estrés se había desvanecido como por encanto, y por lo tanto, según la medicina ortodoxa, debería estar protegido contra un infarto. Por el hecho de que, una vez resuelto el conflicto, los pacientes recuperan a menudo de 5 a 10 kg. en el espacio de quince días a tres semanas, estos kilos suplementarios han llevado a la medicina facultativa a ver en este sobrepeso un factor de riesgo, lo que es absurdo.

Este presunto incidente cardiaco con sus síntomas de náuseas, cefalea, vértigo, diplopía, sensación de desvanecimiento, transpiración abundante sobreviene así siempre en la fase de recuperación generalmente de noche, en el curso del sueño más profundo y benéfico. Para explicar este fenómeno se han creado hipótesis que incriminan a la subida brusca de tensión como responsable del infarto de miocardio, lo que es un sin sentido, dado que en vagotonía, la subida de tensión es normal, sin tener en cuenta que en posición horizontal la vasodilatación y el sueño tranquilo aseguran al cuerpo dormido condiciones de irrigación óptimas, sin déficit de oxígeno.

6. Procesos cerebrales del infarto.

Acontecimiento cerebral: el descubrimiento de los procesos cerebrales del infarto de miocardio fue más apasionante que la mejor novela policiaca. A partir de la primera publicación en febrero de 1984, aproveché todas las oportunidades de someter a un examen tomodensitométrico a los pacientes que habían sobrevivido a un infarto de miocardio. Los síntomas que podía observar en el cerebro eran unas veces masivos, otras menos, masivos o discretos, siempre, no obstante en los mismos lugares: para el infarto de la pared anterior, en la porción frontal del lóbulo temporal derecho, para el infarto de pared posterior, en la porción dorsal del lóbulo temporal derecho y en los dos casos, al mismo tiempo, en la zona lateral del cerebelo derecho. En los casos de infarto de la pared anterior, hemos constatado generalmente sobre el escáner un desplazamiento y un estrechamiento del cuerno anterior derecho y un estrangulamiento de la cisura de Silvio; para el infarto de la pared posterior, el desplazamiento de la cisterna ambiens en sentido medial.

En cada caso se trata de una edematización perifocal, alrededor de una ruptura de campo, un Foco de Hamer, que debe ser interpretado como un signo de curación en curso. Lo mismo que en el resto de nuestro cuerpo, todas las heridas, intoxicaciones, etc., se acompañan en curación de una infiltración de serosidad en los tejidos, igualmente la reparación de una lesión cerebral da lugar a una edematización perifocal alrededor del foco lesivo. Hay que considerar sin embargo que la edematización no comienza con el infarto de miocardio, pero como hemos podido demostrar con precisión en un paciente, se inicia en el momento de la solución del conflicto, por regla general de dos a tres semanas antes del infarto de miocardio.

La prueba definitiva de los procesos cerebrales me fue proporcionada finalmente por una RNM de un paciente, cuyo examen me había sido confiado por la 1ª clínica universitaria de Munich (Profesor Jahrmärker). El paciente no había tenido síntomas neurológicos y sólo se quejaba de cefalea en el momento del infarto, que se remontaba a cuatro semanas atrás. Sobre este escáner, se ve muy bien, en el corte transversal, que el lóbulo temporal está muy inflamado. Debido a sus particularidades anatómicas, está encastrado en la fosa media derecha del cráneo, de manera que bloquea en dirección medial, lateral, frontal, dorsal, y caudal, no hay otra escapatoria más que en dirección de los lóbulos parietal y frontal. Este mecanismo explica también por qué los signos de rechazo son más bien discretos en los cortes horizontales. Comentario de un neurocirujano, conferenciante en la facultad de medicina de Fribourg: «felicidades, Señor Hamer, ahora veo definitivamente convencido de que tiene razón, es indiscutible, la cuestión está por fin estructurada.»

7. Cuando se descubre el Foco de Hamer

Tengo la suerte de poder responder a esta pregunta gracias a una feliz coincidencia de circunstancias: un paciente que es un hombre muy sensible, había tenido una confrontación grandísima con su hijo de 17 años. Este conflicto, que le sacó de sus casillas, duraba desde hacía meses y representaba la constelación clásica de un conflicto de territorio. Como tenía, literalmente, temblores en todos sus miembros desde hacía días, el médico de familia, temiendo un caso de Parkinson, le envió a un clínica neurológica donde se le hizo un examen tomodenditométrico, (TDM). Sobre este escáner se distingue netamente a nivel del lóbulo temporal derecho, el contorno preciso de la ruptura de campo electrofisiológico, sobre dos áreas contiguas. Cuando el paciente hizo un infarto, una edematización bien circunscrita se manifestó exactamente alrededor de los dos focos. Es decir, que a partir desde el instante del impacto inicial de este conflicto de territorio DHS, podemos seguir el desarrollo de estos procesos cerebrales hasta después del infarto de miocardio.

8. La Ley de Hierro del Infarto de Miocardio.

Los resultados, constatados en mis pacientes no son fortuitos, insignificantes, es decir, que si un número dado de pacientes es sometido a un escáner cerebral, los síntomas indicados no se manifestarán sólo sobre un cierto porcentaje: antes de cada examen tomodensitométrico de los pacientes, estoy en condiciones de predecir estos síntomas en el cerebro. Y estas predicciones no son verificadas sólo por un cierto número de ellos, sino por todos sin excepción. De manera que a semejanza de otras enfermedades hay que decir que estas alteraciones obedecen a una ley. El diagnóstico relativo a un infarto de la pared anterior o posterior del corazón es más fiable sobre la base de los escáners cerebrales o incluso de una RNM, que sobre la base de un ECG o angiografía de las coronarias.

Reclamo, aún más, exijo que el escáner o la RNM del cerebro corresponda exactamente al momento del infarto de miocardio, o si se prefiere que el proceso de curación esté en correlación con el tiempo transcurrido desde la solución del conflicto. Normalmente el paciente está en condiciones de decirnos, bastante exactamente, hasta incluso de precisarnos el día y la hora en que comenzó su conflicto y cuando terminó. Es importante que lo que procede en el examen del paciente, se controle muy exactamente, estableciendo una anamnesis muy precisa, que debe corresponder exactamente a las constataciones cerebrales.

9. Duración de la modificación cerebral.

La duración de las alteraciones edematosas cerebrales en el lóbulo temporal derecho y en la zona lateral del cerebelo derecho, está en función de la duración del conflicto de territorio. Es más largo si el conflicto de territorio ha durado más tiempo. En general, sólo termina el final de un periodo de resolución de seis meses a un año. No obstante una vez que el proceso de curación ha terminado, no hay «restitutio ad integrum». Parece que quedan en medio, alteraciones cicatriciales. He aprendido a temer las recidivas de conflictos de territorio, las auténticas recidivas, sobre el mismo tema, en el curso del proceso de curación. Incluso si tal recidiva sólo dura de 4 a 8 semanas, es necesario para evaluar el riesgo de mortalidad, añadir siempre el número de meses que ha durado el conflicto primario. Comprendemos mejor, ahora, según nuestras observaciones, por qué un infarto reiterado no ofrece grandes expectativas de sobrevivir.

10. La terapia del infarto.

El paciente que ha hecho un infarto de miocardio, si es posible, incluso antes de que lo haga, y, todavía mejor, si está en la fase activa del conflicto, sólo deberá ser tratado por auténticos médicos, es decir, ni por médicos técnicos sin alma o médicos-aparatchiks, ni por psicoterapeutas intelectuales. Es importante partir del principio de que del paciente, que está al mismo tiempo en un conflicto humano con todo su background incluido, sólo puede hacerse cargo un médico intuitivo y comprensivo, pero al mismo tiempo, todo paciente es un caso de neurocirujano, neurólogo y neurorradiólogo, que debiera ser tratado siempre en función de nuestros últimos descubrimientos y conocimientos en materia de neurocirugía, reanimación y farmacología. En el mejor de los casos, la terapia debería ser confiada a un solo médico. Cuando pensamos en lo que nos espera, nosotros médicos, en lugar de terapia postconflicto, es decir, suavizar conflictos sociales y familiares, podemos imaginar cuán difícil será en el futuro, una terapia verdaderamente juiciosa, que sea óptima, tanto desde el punto de vista técnico como humano.

El hombre jamás muere por un fallo cardiaco, es decir, jamás muere del corazón, si muere es siempre a causa del edema cerebral en el lóbulo temporal derecho. Desde luego, el corazón está sujeto a trastornos de circulación, consecutivos a la úlcera coronaria, o a la placa formada en el vaso por cicatrización de la úlcera y a la estenosis que resulta, pero sabemos bien que un rodeo arterial realizado por un bypass no mejora la probabilidad de supervivencia. Sabemos también que la angina de pecho no es la consecuencia de una estenosis coronaria, pero que siendo de origen cerebral, sobreviene con y sin estenosis, mientras dura el conflicto de territorio y que el cerebro ha programado el conjunto del organismo en simpaticotonía permanente. La angina de pecho desaparece cuando el conflicto está resuelto, haya o no estenosis coronaria.

Conviene insistir sobre este punto, una vez que el conflicto está resuelto, es decir, cuando el organismo se encuentra en vagotonía, el paciente no tiene angina de pecho, aunque exista estenosis coronaria.

Evidentemente, sería exagerado afirmar que en el momento del infarto podemos olvidar el corazón como órgano. No es necesario que acapare nuestra principal atención. Esta debe ser orientada hacia la situación de conflicto y hacia el estado cerebral.

Una de las primeras medidas a tomar es velar para que el paciente no esté demasiado tumbado, no es necesario intentar masajear el corazón. En su lugar es importante que el paciente se apoye sobre sus posaderas para que el edema cerebral pueda fluir y no se obstruya. Lo que es asimismo típico, es que después de la solución del conflicto, un lugar bien determinado de la piel del cráneo, del cuero cabelludo, por encima de la oreja derecha, o sea a nivel del lóbulo temporal derecho, se ponga claramente caliente. Lo que es sorprendente es que ningún médico lo haya notado, aunque el calor desprendido sea muy pronunciado. Es lo mismo para la zona del cuero cabelludo correspondiente al cerebelo derecho, aunque en menor grado.

Sería pues necesario poner una bolsa de hielo sobre la mitad derecha del cráneo, buscando frenar la fuerte vagotonía y administrar al paciente simpaticotónicos. No estoy todavía completamente seguro de lo que hablando con propiedad, dispara el infarto agudo: previamente el paciente se siente subjetivamente muy bien y después del golpe, del infarto, si sale bien, se encuentra de nuevo bien; parece que la fase crítica sea relativamente corta, puede que haya causas mecánicas (ver punto 12).

LA CURACIÓN DEL CÁNCER DEL DOCTOR HAMER
LA CURACIÓN DEL CÁNCER DEL DOCTOR HAMER (SEGUNDA PARTE)
LA CURACIÓN DEL CÁNCER DEL DOCTOR HAMER (TERCERA PARTE)
LA CURACIÓN DEL CÁNCER DEL DOCTOR HAMER (CUARTA PARTE)

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.