El multiverso de la imaginación IX
Disfrutar de la naturaleza en compañía de una bestia salvaje
José Antonio Iniesta
Me llama la rudeza de las montañas que nunca han sido holladas por los hombres y tampoco por las mujeres, que no han visto el perfil de un humano que va destrozando lo que encuentra a su paso, como si todo fuera suyo para destruirlo, el suave terciopelo del musgo, la matemática cifrada en las ramas de los árboles, la gama multicolor de las flores y hasta el vuelo de las mariposas que no se meten con nadie.
Me gusta el rugido de una fiera salvaje a mi lado, que es como el mismo que surge de mi entraña cuando descubro hasta qué punto de decrepitud han llegado los mortales, los bípedos que antaño se bajaron de los árboles, se cubrieron con pieles de animales, aprendieron a construir un arco con flechas y luego, visto y no visto, estaban levantando rascacielos, extendiendo autopistas sobre la faz de la Tierra, museos para guardar la grandeza de la historia, pero también lodazales de la miseria humana, laboratorios de narcos, puticlubs y lujosos salones donde los políticos se frotan las manos pensando cómo le van a sacar el voto y la mismísima sangre a los ciudadanos, hombres y mujeres que tienen fecha de caducidad, un código de barras invisible en la frente y una inocencia mayúscula que les permite convertirse en carne de cañón y materia orgánica para que cualquier mente delirante hago de ellos lo que quiera.
Me gusta el zumbido de las abejas, el sordo bramido del viento cuando recorre el interior de una cueva, el agua de la lluvia cuando moja mi cara, esa sensación de estar en un entorno peligroso y al mismo tiempo el más seguro de la Tierra, pues la Madre Naturaleza reconoce a las criaturas que retoman el camino del origen para volver a encontrarse con la gran sustentadora, la que verdaderamente alimenta, la que es aire, fuego, tierra y agua en un abrazo cósmico que te deja sin palabras, con una dulzura inexpresable y con un amor que se hace tan intenso que te dan ganas de compartirlo con cada uno de los ocho mil millones de habitantes de la Tierra.
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Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.
