ARTÍCULOS SIETELUCES: CON UNA M MÁS GRANDE QUE UNA CASA

El multiverso de la imaginación VII



Con una m más grande que una casa

José Antonio Iniesta

Me enseñaron hace mucho tiempo allá donde no hay bloques de hormigón, sino selvas profundas donde todavía habita el espíritu del verdadero conocimiento, que no hay más noble y legítimo guerrero que el del espíritu, los que cruzan con sus armaduras de luz el arco iris de sus sueños. Los guerreros de la luz no derraman sangre con espada alguna, porque la suya es, si acaso, una lengua para trazar la línea justa entre lo blanco y lo negro, poniendo nombres a las cosas cuando los demás sólo les asignan gruñidos para que creamos que esto es una jaula de grillos, una pocilga de cerdos o una jauría de animales sumidos en la barbarie.

Los guerreros del espíritu libran batallas con ellos mismos, se revisten con el conocimiento para rebatir todo lo que habían aprendido, cuando descubren que gran parte de lo que les habían enseñado es una gran mentira, el catálogo de las infamias que se transmiten desde que uno es niño, haciéndonos comulgar con ruedas de molino, colgándonos tantos amuletos para protegernos de lo que realmente nos salvaría, que su peso termina ahogándonos en cualquier río por el que pasemos, aunque sea un charco en la calle con cuatro gotas de lluvia. Y, sin embargo, aquello que nos dieron como el ángelus glorioso, el libro de las normas y costumbres, los conocimiento de lo que entendemos como ciencia, resulta que es un panfleto de mala muerte que cuando lo miras con detenimiento no tiene ni un mínimo rayajo, porque estaba en blanco. O lo que aparecía escrito era agua de borrajas, campana de palo, un burdo ejercicio de adoctrinamiento para almas de cántaro, zombies que parecen salidos de una película de terror-ficción, posapocalíptica, pero que no es más que el ideario del espejismo de una Matrix que nos quieren meter desde siempre por los ojos, por la boca y hasta por donde nos ponían supositorios cuando éramos pequeños. Harto ya de tanta cantinela repetida me vestí hace tiempo con mi propia armadura, la coraza para una batalla que se ha convertido en la más grande de las contiendas, la de abrirme a mí mismo los ojos para que nadie me vendiera duros a cuatro pesetas en otra época, o en este momento euros de cartón piedra con la efigie de gobernantes a los que el ser humano les importa eso que empieza por m y no queda bien nombrarlo cuando el juego de metáforas se empeña en mostrar la oscura realidad de un mundo que controlan los peores engendros de todo el planeta.

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Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.