ARTÍCULOS DE SIETELUCES.COM: UN GRITO DE REBELDÍA QUE ES UN CANTO A LA LUZ III

Todo aquel que intente desvelar su secreto, de una otra forma experimentará su ira, más o menos intensa, más o menos visible. Se consideran intocables porque llevan miles y miles de años sometiendo a una especie humana que tiene el derecho legítimo a experimentar el salto cuántico que, de una u otra forma, experimentará, por más tiempo que pase.



La especie humana es semilla divina, como lo es cualquier otra especie de la Tierra, y tiene su derecho a evolucionar, a progresar, a ascender constantemente en la frecuencia más elevada que le permita alcanzar el conocimiento que ya, desde el primer momento, está en su memoria celular. Nadie, absolutamente nadie, tiene el más mínimo derecho a someter a un grupo étnico, a una cultura, a una gran civilización, a todo un planeta. La guerra encubierta que vivimos tiene una raíz de decenas y decenas de miles de años. Es mucho más antigua que la que se desarrolla en el tablero del juego de ajedrez que es la Tierra.

Los depredadores de la conciencia humana son los mismos de siempre, generaciones y generaciones después de aquellos que detentaron el poder de la oscuridad como parte de su propio derecho al libre albedrío, una de las leyes más importantes del orden divino, del conjunto de la Creación. En ese camino oscuro se mueven, colonizando mundos, desarrollando una tecnología para matar, no para sanar, en ese pernicioso y destructivo hábito de alimentarse de la fuerza de la oscuridad, que es la que tienen que prodigar continuamente alentándola en este caso en la especie humana para que siempre tengan los nutrientes necesarios para seguir existiendo.

Ellos no desean el amor de una colectividad humana, la unión generando fuerza, los abrazos, el amor inexpresable, ni la belleza, ni la música, ni la literatura, ni el propio conocimiento, todo aquello que le permita a una persona imaginar, soñar, crear otras realidades, tener esperanza, tener la claridad mental para descubrir, de repente un día, que somos como humanidad las marionetas de fuerzas terribles que han jugado con nuestras conciencias desde que existieron los primeros seres humanos sobre la faz de la Tierra.

Así que es hora de lanzar un grito de guerra, pero no al estilo de su guerra, sino de lucha enconada contra cualquier implante de oscuridad que ellos han puesto de forma etérica en nuestro interior, guerra florida de lucha apasionada contra el ego que no crea individualidad y autenticidad, sino separación de los otros, afán de posesión, intento de quitar al otro lo que sólo a él le pertenece. Una lucha de defensa activa, no de ataque, pero sí de beligerancia constante ante tanta adversidad y destrucción continua e infame de la libertad individual de los seres humanos, el sometimiento de la conciencia de una especie y la inaceptable degradación de la biodiversidad de la Madre Tierra.

Un grito de paz y alegría se extiende ya por todo el planeta, aunque no todo el mundo lo conozca, la sonrisa y el latido del corazón de la nación arco iris, los guerreros de la Luz, las semillas estelares, todos los que han despertado y no tienen miedo al destino, pues lo abrazan con todo el amor del mundo visualizándolo con una belleza y armonía indescriptibles.

Es cuestión de tiempo y hay más tiempo que vida, y el triunfo perseguido será para toda la especie humana, para toda, quedemos los que quedemos en los próximos años, cuando por fin empiece a resurgir la semilla de una nueva humanidad, después de tan profundo y doloroso cambio, en un nuevo amanecer, el de una edad dorada en la que por fin no exista todo ese afán de someter y dañar, en la que no haya más que amor y sabiduría para todos y cada uno de los hijos e hijas de la Madre Tierra.

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Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.