La especie humana se enfrenta al más grande de los desafíos de su historia, en cuanto a posibilidad, realmente certera, en el estricto sentido de la palabra, de una destrucción como jamás se ha visto.
Es una probabilidad matemática más que consumada, de tal forma que la destrucción de grandes áreas del mundo, fruto de este desequilibrio sistemático a lo largo de las últimas décadas especialmente, es inminente, y las señales se están viendo por todas partes.
Siendo dramático lo que vivimos, no es más que el comienzo de la caída progresiva de las fichas de dominó, un efecto mariposa que ya es irreversible. La toma de decisiones, si es que las aceptan los gobiernos, todos ellos partícipes de una forma u otra del poder en la sombra, sea consciente o inconscientemente que se sometan a un control de la humanidad que nada tiene que ver con un fin generoso, no hará más que aliviar el peso de la ley de causa y efecto, del propio karma que ha desarrollado nuestra especie durante miles de años, y muy especialmente en el presente.
El engaño de la colectividad de seres humanos, con los más diversos artilugios, técnicas y campañas de propaganda, es tan extenso, tan intenso, tan demoledor para la conciencia humana, que no hace más que sembrar dudas, aturdimiento y miedo en miles de millones de seres humanos que, lejos de constituir la llamada masa crítica, capaz de hacer cambiar en positivo el destino de la humanidad, propagan sin cesar el mismo canto de sirenas, sin darse cuenta, embaucando a los que podrían despertar, como ellos mismos, pero que se niegan a hacerlo, prefiriendo el engaño que les ofrece la comodidad de una vida confortable o por la incapacidad de aventurarse a salir del marasmo por miedo a hacer algo que es sencillamente diferente.
Todo este desastre colectivo es el resultado de Infinidad de ondas de forma que están presentes en todo tipo de simbología, propaganda subliminal que se muestra por todas partes, desarrollando el culto al cuerpo, pero no a la mente ni al espíritu, el adoctrinamiento perverso de tantas corrientes religiosas y políticas, y las frecuencias y sustancias que se propagan sin cesar convirtiéndose en consumo habitual de una gigantesca masa de seres que se acerca progresivamente a su fase detonante del caos en la expresión pura al alcanzar los diez mil millones de habitantes en un planeta que sangra por múltiples heridas, que está desgarrado por toda clase de agresiones, que lanza a los cuatro puntos cardinales un grito de dolor que casi nadie escucha.
A pesar de los pesares hay una legión de seres que ya ha despertado, que lanzan al aire su grito de júbilo porque se niegan a dejar de sembrar esperanza, a claudicar ante un poder invisible, en la sombra, el de la oscuridad, que aun así se muestra con descaro en todas las pantallas de televisión, aunque quienes se asoman para convertirse en los gobernantes de los pueblos no sean más que los vasallos, a su vez, de gigantescas estructuras de poder que nunca se muestran, y que con distintos colores, diferentes categoría de maniobra y procedentes de las más diversas tendencias, culturas y religiones, forma, sin embargo, parte del mismo tronco oscuro y despreciable que lleva sometiendo a la humanidad desde las épocas más pretéritas.
Enlace: https://www.sieteluces.com/un-grito-de-rebeldia-que-es-un-canto-a-la-luz-ii/
Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.
