Cada vez comprenderás con más eficacia y sencillez que este mundo de los sentidos y la aparente realidad es una cárcel de los sentimientos y las percepciones para los seres humanos, creada por los controladores de la granja humana, pues de eso se trata, de alentar las más bajas pasiones, las acciones más rastreras, el estrés y por encima de todo el miedo, que es el arma de destructiva más poderosa que existe, porque bloquea a quien lo siente, le hace generar sustancias tóxicas de su propio organismo que poco a poco lo van consumiendo, enfermándolo y envejeciéndolo, a la vez que le impide acceder a los estados más elevados de vibración espiritual, que son los que nos permiten atravesar los puentes hacia otras dimensiones y alcanzar la capacidad de ver la múltiple realidad desde todos los puntos de vista posibles.
De eso se alimentan, pues no pueden hacerlo de la luz, son incapaces de conectarse con la Fuente, la gran amamantadora del conocimiento, la sabiduría y el amor. Ellos propician la oscuridad, porque de la oscuridad se alimentan. Así que no hay más que vibrar en el amor con la más elevada frecuencia para que no sean capaces de acercarse, pues como bien sabemos, la luz disuelve las tinieblas y la luz es amor y conocimiento en igual medida.
Los controladores de la realidad crean estímulos continuamente, basados en el supuesto poder de “el tiempo es oro”, dañando así la propia vivencia del tiempo como arte, como acto sagrado de disfrutar de cada uno de los segundos que Dios nos ha concedido, aunque sea con la concepción errónea de un tiempo lineal que no existe, que nunca ha existido, que nunca existirá, pues lo único que realmente se sustenta en el cosmos es el Eterno Presente, donde pasado, presente y futuro es a la vez, lo que podríamos denominar el No Tiempo. El tiempo lineal es una falacia, una de las muchas ilusiones de la Matrix, este entramado de percepciones equivocadas que nos permite configurar con nuestra mente una realidad simulada, al estilo de la que podemos ver, con todo lujo de detalles y categorías, con una gafas en 3D. Pero en este juego de ilusiones participamos todos colectivamente, al estilo de los avatares de un videojuego, en el que interaccionamos como personajes que tienen una individualidad en el juego, al mismo tiempo que cada uno de nosotros está en su realidad individual, allá donde estemos, igualmente errónea la individual que la colectiva. Chamanes, místicos y visionarios de todo el mundo y de todas las épocas han conseguido liberarse de estas ataduras, de este espejismo, pero obsérvese cómo han sido perseguidos a lo largo de la historia.
El equipo de dirección mundial, los programadores de realidades, han destrozado sus culturas originales, o los han llevado a la hoguera o a una cámara de tortura. En épocas más aparentemente democráticas, pues no existe este concepto en su integridad en ningún lugar del planeta, son descalificados, humillados, sometidos al escarnio público, a la burla o la persecución hasta acabar con quienes más capacidad tienen de comunicar, de despertar conciencias, de abrir los ojos a los demás. Los genocidios de culturas nativas son inmensos y han hecho que desaparecieran grupos étnicos por completo. La destrucción del Amazonas va más allá, incluso, de la destrucción sistemática del pulmón del planeta, que ya es de por sí un hecho dramático que pone en peligro la supervivencia de toda una especie. Es el intento planificado de acabar con algunos de los pocos custodios que existen sobre la faz de la Tierra del conocimiento que nos permitirá recuperar el hilo de la sabiduría ancestral, de las vías de comunicación con otras dimensiones, mundos y civilizaciones no humanas, después del gigantesco cambio estructural que va a experimentar nuestro planeta progresivamente, que ya ha comenzado, después de las catástrofes que sistemáticamente se irán produciendo de uno a otro rincón de la Tierra, desarrolladas por la búsqueda del equilibrio perdido a través de los cuatro elementos: el aire (norte), el fuego (este), la tierra (sur) y el agua (oeste), que aparecen en la cruz de los cuatro vientos, uno de los símbolos más amplios en significado de cuantos han sido transmitidos desde la oscura noche de los tiempos.
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Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.