Navegar por el océano desconocido de la conciencia es la aventura más deseada de los viajeros del espíritu, los peregrinos que se atreven a afrontar toda clase de peligros con tal de encontrarse consigo mismos, cruzando al otro lado de espejo si hace falta, atravesando las espesas brumas del lago del olvido para recuperar la memoria algún día, para saber quiénes fuimos en otras vidas, cuando el fruto del corazón está maduro después de afrontar las más duras y amargas pruebas.
Todo es un proceso iniciático continuo, un ir y venir de dimensión en dimensión para ver quién es capaz de recuperar la memoria en el menor tiempo posible. Hay olvidos forzados, necesarios para que la mente no estalle a la primera de cambio cuando se enfrenta a un prodigio que no es capaz de descifrar, y más todavía cuando son mil y un misterios los que se agolpan frente a la puerta, a la vuelta de la esquina o en el borroso rincón de un sueño impreciso.
Un viaje interminable que siempre acaba donde termina, donde vuelve a empezar, sin tregua. Una montaña rusa de las ilusiones que nos lleva del cielo al infierno en menos de lo que canta un gallo, de la noche a la mañana, con el más mínimo tropezón que damos al pisar una piedra del tamaño de una hormiga.
Humanos recorriendo el sendero del espíritu, carcasas de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno creyéndose que son más que los artífices de un juego en el que someterse a prueba a uno mismo, siempre el iniciado, siempre el sabio, siempre el ignorante, en el interminable preludio que nos lleva a vivir el milagro por más que los demás nos digan que no existe. Pero si lo dicen es porque nunca han soñado, jamás han sido capaces de darle vuelta a la manivela para abrir la puerta que nos lleva a otro mundo, a cinco centímetros del único que creíamos que existía. Viajeros del espíritu navegando en el envoltorio de carne y hueso de los humanos, que acaban arrancándose la venda para ver la luz con los ojos cerrados.
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Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.