Hay un tiempo para nacer y otro para morir, y hay uno muy especial en el que se muere como iniciación, sin perder la vida, para resurgir de las propias cenizas. Y surge con pura luz la libertad, sin condicionantes, para transmitir el amor más puro, el que no sabe de apegos ni limitaciones, el que se da sin pedir nada a cambio. En un lugar de poder donde se manifiesta la gracia de la Madre Tierra, con el bastón del Ahau Can y el tambor Ollin Eterno, todo el infinito se revela en una mirada. En el centro de los cuatro elementos, en perfecto equilibrio, todo es maravilloso y perfecto, todo es armonía y mansedumbre.
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Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.