ARTÍCULOS DE SIETELUCES.COM: UN TIEMPO INEFABLE

Hay un resurgir de un tiempo inefable, una esperanza encapsulada que vuelve a batir las alas camino de un nuevo futuro. En toda fracción de segundo hay una semilla de gloria, de necesidad de abrir la boca y llenar los pulmones de aire puro, y de gritar, y de llorar, y de nombrar a todas las flores con un nombre diferente de persona para sentirlas como seres humanos, acariciando con su aroma.



Hay ganas de abrazar a todo el que se acerque, venga de donde venga, porque hay ansia pura de expresar humanidad y quebrar distancias, partir por la mitad las corazas que nos retienen dormidos dentro de nosotros mismos.

Hay tantos motivos para gozar de la expresión de vida que trae un ruiseñor entre sus alas, que endulza como almíbar con un canto divino que se enrosca y se queda a vivir en el tronco de un roble.

Viene la vida como un huracán que lleva en su interior libros abiertos, invitaciones a viajar en el espacio y el tiempo; amaneceres de postales que recuerdan a los que realmente fueron vividos en tantos viajes cuya memoria se quedó grabada en las piedras de una playa, en una atalaya natural entre la nieve, en forma de besos y de rosas, de terciopelo de piel y mirada infinita reflejada en las aguas de un lago.

Por todas partes se escabulle la esperanza, cayendo desde lo alto de los tejados, refugiándose en el hueco entre los adoquines, vibrando con el paso de los coches en los cristales de las ventanas.

Está en todas las dunas, en la brizna de hierba de una colina encantada por el sortilegio de una leyenda que ha viajado hasta la memoria colectiva desde hace siglos.

Allá donde miremos hay un motivo para que el corazón se remueva inquieto, a la espera de la manifestación del prodigio que es presentido. Se mueve en lo alto de una secuoya y tiene forma de alas de libélula de un hada, o es un ángel en un cuadro antiguo contemplado desde que éramos niño.
Por eso hay que agarrarse al misterio que pone un nudo en la garganta, que te estremece de parte a parte cuando se escucha el silencio, y no se entiende cómo puede oírse algo que no tiene sonidos, pero que se palpa, se siente, y refleja el vacío que no tarda en llenarse cuando de pronto sucede algo que nos vuelve a conectar con la realidad en la que vivimos.

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Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.