El viaje interminable también pasa por el corazón de Hellín, mi pueblo de nacimiento y que será el de mi muerte, junto al Monumento al Tamborilero, obra magna de uno de mis grandes amigos, Francisco Ruiz Oliva.
Después de compartir aventuras increíbles, mágicas y de ensueño, en México, Perú, Bolivia y San Sebastián, en España, mi hermano de luz, Óscar Tinajero, guardián del fuego y portador de la bandera de la paz, llegó hasta mi casa. Nunca vi honrar a nadie como él las piezas etnográficas de mi bodega, rindiendo un sincero y silencioso homenaje, con la cabeza en el suelo, para honrar a mis benditos ancestros. Nunca vi a nadie como él cantarle a todas las plantas del campo y venerar la ruda con la secreta comunión de los que saben de los elementales de la Madre Tierra.
Vino con esa alegría incontenible que siempre le acompaña, que en cada momento ha llevado en la mochila en los incontables parajes recorridos en su viaje interminable por los cuatro rumbos de la Tierra. Me trajo muchos regalos mágicos, procedentes de lugares situados a miles y miles de kilómetros, pero por encima de todo, su corazón radiante, lleno de sueños y esperanzas en el amanecer de una nueva era para la humanidad en cada uno de los tiempos venideros.
Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.