Todo tiempo tiene una medida, siendo infinito y a la vez inexistente, y en este instante me dirijo a vosotros, “los amos oscuros del mundo”, abiertamente, sin temor y sin prejuicios, para deciros que ya habéis gobernado, manipulado y arrasado más tiempo de la cuenta este bello planeta del que nunca habéis visto su belleza.
Me despojo de todo condicionamiento social porque mi esencia verdadera es más importante que esta cascaruja de nuez que me sostiene como forma de vida, para deciros que ya se nos ha acabado la paciencia, que estamos hartos de que os dediquéis a tiempo completo a abrir los umbrales que permiten la entrada de los arcontes desde la dimensión oscura, que ya estamos cansados de vuestros rituales de perversión y sacrificio de seres humanos ocultándolos a los ojos de los durmientes, mientras os vestís con las galas del poder y aparecéis, algunos de vosotros, únicamente la primera línea de combate, la más insignificante de tanta fuerza oscura, en estrados de parlamentos y pantallas de televisión, en cónclaves para generar normativas y leyes, aparentando ser modelos de una sociedad elegante y resplandeciente, que no es menos sucia que una letrina, una alcantarilla, un pozo ciego y un burdo y maloliente estercolero.
Me alegro de que al menos os hayamos descubierto. Sabemos muchos, cada vez más, de vuestro mezquino plan a escala global. Y esta humanidad, con sus virtudes y sus defectos, no se merece ya tanta fechoría. Nunca la mereció, pero en este destino de la dualidad, de las pruebas y las trampas, hasta la misma oscuridad nos tenía que ayudar a reconocer que no hay nada más bello en la existencia que la pura luz de la conciencia limpia. Pero ya cansa, diría que hasta aburre, tanta perfidia llevada incluso a las plataformas de las instituciones que presumen de ser más honestas, de que tras el rostro de los que son elegidos por el pueblo, con esperanza en el futuro, no se esconda más que otro más de los secuaces escamosos, de las grises pieles, de esos fuegos fatuos que tanto agradan a la vista de los reinos oscuros.
Pero lejos de temperamentos de otros tiempos, os escribo a cara descubierta, con nombre y apellidos, y os confieso que no me tiembla el pulso, que ni siquiera es la cólera la que me mueve a escribir hoy, sino la inmensa pena de ver lo desgraciada que es vuestra vida, pues de tanto orquestar golpes de estado, genocidios en selvas paradisiacas, propagación de plagas cuando os viene en gana, os estáis perdiendo el estremecimiento al contemplar el divino mandala de una rosa. De tanto como os empeñáis en tener abierto el canal más oscuro que existe, el que os ha alimentado durante miles de años, pero al mismo tiempo se ha alimentado de vosotros mismos, de lo más sagrado que tenéis, que es vuestra alma, no habéis tenido tiempo, ni voluntad, ni inteligencia, para gozar hasta que os salgan lágrimas de los ojos con la multiplicidad de reinos secretos de la naturaleza.
Qué lamentable que no tengáis el espíritu adiestrado para gozar de la verdadera sinfonía del silencio, acostumbrados como estáis a disfrutar con los alaridos de la guerra, con el llanto de las madres a las que se les han arrebatado sus hijos. Nada sabéis del espíritu de la poesía, aunque todos y cada uno de vosotros, por ansia de poder y de aparentar, forméis parte de la élite de la riqueza y del dominio público a todos los niveles, lo que os permite tener amplias y lujosas bibliotecas.
No puede haber amor en corazones podridos por los rituales que únicamente buscan la excitación de los sentidos, de la forma más deplorable que existe, sin apenas memoria celular de la sangre en cuanto a honor y entrega a los ancestros, ebrios como estáis de placer ante el derramamiento de la sangre de quienes os son ajenos.
Hoy me siento conmovido por mí mismo, a petición de alguien que me pidió ayer, justo cuando estaba desencarnando, en los últimos instantes de su vida, que llamara a los que llevan a la calle el drama del llanto, que allanara el camino que habéis de recorrer, pues tal como me decía, lo tenéis que humanizar quienes estáis dañando a la Tierra, deteniendo la elevación de la humanidad, porque como añadió, los que queréis gobernar con el odio y con el daño a la Tierra deberíais dejar de llamar a los arcontes de la dimensión oscura. Esto último son frases suyas, no mías, pero las siento en lo más profundo de mi alma.
No hay metáfora en estas últimas palabras, no hay alegoría alguna, sabéis que es el último deseo expresado por quien, invisible e inexistente para mí durante toda una vida, quiso despedirse con estas y muchas otras palabras especiales, después de sembrar la luz en un remoto lugar del planeta que seguramente no veré jamás en lo que me queda de vida.
Por suerte, en este día no hay ni una pizca de odio hacia vosotros, ni de resentimiento, y mira que es lo que he sentido por vuestra culpa desde el comienzo de mi nacimiento, porque siempre he sabido cómo os habéis esmerado en destrozar las tierras de mis ancestros, de todos y cada uno de ellos, donde nací y donde he nacido tantas veces. Sé de las múltiples formas en que habéis acabado con las culturas más antiguas, que tenían mujeres con pechos llenos de leche para amamantar a sus criaturas, encorvados agricultores que trabajaban de sol a sol para que sobreviviera su familia, gente que rezaba a la luz de las velas y honraba al Padre Sol cada vez que iluminaba un paraje sobre la faz de la Tierra.
Mira que me ha costado llegado hasta este día, en el que no me tiembla el pulso y os miro directamente a la cara, recordando aquella frase de “antes muerto que de rodillas”.
Ni siquiera siento ahora ese asco que me habéis provocado durante toda una vida, porque comienzo a sentir, de una forma desconocida hasta ahora, una pena inmensa al saber que vuestra vida es tan miserable, tan plomiza y de color ceniza, desgarrados por voluntad propia de la gran familia humana, después de olvidar que hasta en vosotros está Dios manifestado, pues no hay nada ni nadie que haya sido creado, que no sea fruto de su amor y su voluntad de que la diversidad se manifieste.
Qué desazón la de vuestro destino, empecinados en crear alimentos transgénicos, en manipular el ADN jugando a ser dioses en vuestros miserables laboratorios, donde lo único que buscáis es una cosecha de muerte y desolación, ese dolor que surge de los que sufren, que es el único y verdadero alimento de los señores oscuros a los que servís, de forma tan incomprensible como absurda.
Os habéis convertido, desde que el mundo es mundo, en las marionetas de los artífices del teatro del miedo, el gran ingenio, atroz, de la maldad de estos seres que nunca han tenido forma, ni sustancia, ni química, ni naturaleza orgánica, porque no son más que eso, seres de la dimensión oscura, que apenas tienen poder realmente, porque no sobrevivirían si vosotros no les pusierais los pesebres llenos del miedo que los engorda. Ay, si el mundo entero supiera que con una simple exhalación de amor frente a sus rostros se disuelven en la nada…
Y os llamo, casi con burla, “amos oscuros del mundo” porque es vuestro dominio el engranaje de poder de esta sociedad, los que controláis la telaraña, el flujo del dinero y las influencias, las entrañas podridas de los bancos, los lujosos despachos de las notables familias del sometimiento al averno, porque no tenéis ni una pizca de fuerza para viajar hasta el corazón de cristal de la Tierra, no llegáis ni a la altura del tobillo de un chamán para concebir lo que realmente es la multiplicidad de la existencia. Un niño pequeño con capacidad de creer en un ser mágico desarrolla más energía creativa que todos vosotros en el conjunto de vuestras vidas. Al fin y al cabo, no sois más que la caricatura de una pesadilla…
Y aun así os recuerdo la importancia de que la luz del conocimiento, la libertad merecida, el plan evolutivo trazado por el reino de los cielos, tiene para el futuro de los seres humanos, pues lo queráis o no, somos vuestros congéneres, compartiendo un mismo destino, compañeros de viaje en esta gigantesca nave de piedra y magma, de prados verdes y montañas relucientes, que gira y gira en el infinito Cosmos.
Sería bueno que dejarais de amargar la vida a tantos miles de millones de seres humanos que lo único que quieren es vivir en paz, disfrutando de sus creencias, de sus familias, de sus trabajos. Sería hermoso que os quitarais la venda que vosotros mismos os habéis clavado en el rostro con chinchetas o clavos y empezarais a descubrir las incontables maravillas que nos ofrece el Universo.
Siempre os estaremos esperando, pero a ser posible, nos vendría bien que se cerraran las puertas de la dimensión oscura cuanto antes, que la agonía de este mundo ya está siendo casi insoportable.
Aquellos que hemos descubierto vuestro secreto os invitamos a formar parte de la familia de luz de este planeta. Os traerá cuenta, os permitirá descansar de tan agotador trabajo destrozando a este mundo.
Y sin rencor alguno, porque no voy a permitir que ni el más mínimo ramalazo de oscuridad me estropee esta descarada misiva, os recuerdo que somos capaces de sentir amor a cada momento: el arma de construcción masiva más poderosa que existe en la totalidad del multiverso. Así que os aviso de que cada vez la utilizaremos con más frecuencia, con cada respiración y aliento. Allá vosotros si no hacéis caso… Pero queda tiempo, siempre queda tiempo, para que os rindáis, porque nosotros no necesitamos firmar armisticio alguno, ya que nunca hemos comenzado ninguna guerra contra vosotros.
Os esperamos. Todos los guerreros del arco iris os vigilan. Cerrad las puertas oscuras para siempre. La Luz os está esperando…
Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.