SABIDURÍA INMORTAL DE LOS ANTIGUOS TLAMATINIME TOLTECAS
(Nota) Tlamatinime, sabios, científicos, religiosos, filósofos… en suma, toltecas.
Estos consejos forman parte de un texto tradicional tolteca llamado Huehuetlahtolli o Wewetla’tolli, antiguas palabras. La selección ha sido tomada de dos colecciones principales: a) Huehuetlahtolli del padre Viseo. b) Libro VI del Códice Florentino. Para su traducción, me basé principalmente en los siguientes diccionarios: a) Vocabulario Nahuatl Castellano, del Padre Molina. b) Diccionario de la lengua Nahuatl, de Remi Simeon.
Actualmente, y para facilitar su aprendizaje, utilizamos el Nawatl Fonético, con algunas propuestas de escritura las cuales consensuaron en 1941, R. Barlow y otros representantes del Consejo Azteca, en Milpa Alta, DF, uno de los pocos sitios en México en donde todavía se habla un nahuatl bastante puro.
Los textos están regados por aquí y por allá en diversos libros de los antiguos cronistas, tanto españoles como sobrevivientes meshika del «encuentro de dos mundos», asimismo de los mayas kiché, cakchiquel, xahil y los chilames. En el año 33 AC, Weman o Hueman (de Teotiwakan) recopiló toda la sabiduría en un «libro» llamado Teomoxtli. El caballero Boturini lo tuvo en sus manos, pero le fue confiscado por el Virrey y luego «parece» que se quemó en una revuelta que hubo en México. Nosotros creemos que está en algún lado y seguimos buscándolo.
Los textos son muy hermosos y llenísimos de una sabiduría latente que es como un mensaje subliminal. Algunos lo entenderán, otros lo captarán, otros no le verán gran cosa. Todo depende del nivel del Guerrero pero no es discriminación, sólo son semillas que las pone el viento: algunas caen en tierra fértil, otras en la arena, otras en las rocas…
«Sueña que escoges hasta el día que seas tomado de la Tierra. Un sueño es la esencia del Cielo, la flor de oro del centro del Cielo. Gana y lleva contento la piedra roja que has soñado. Jugo del Cielo, rocío del Cielo, esencia del Cielo has soñado…»
(Chilam Balam de Chumayel)
«¡Oh, mi Dios! Tu agua de piedras preciosas, al descender a mi Ser, ha convertido al árbol en quetzal. ¡No perezca yo, tierno brote de maíz! Sea mi corazón reconfortado, madure en mí el ser humano verdadero… nazca el vencedor.»
(Sahagún, Himnos Sacros, Canto de Shipe Totec)
He aquí al valiente guerrero, quien de día no reposa ni se da un descanso. Él es nuestra exaltación, el águila genuina, el auténtico tigre, el que viene a hacernos crecer y a conservar, el que da renuevos y florece, el que resplandece y dignifica. Por eso recibe respeto…»
(Viseo, Wewetla´tolli)
«Yo soy el gran Libertador, soy el Gran Mediador, soy Quien se puso de pie. ¿Quién es éste que ha sido engendrado? El Señor Solar, el rey rojo, el que mora en el centro del Cielo y en el centro del Inframundo. He aquí, él nacerá de nuevo; he aquí, él está siendo engendrado…»
(Ritual de los Bacabs)
«Yo, merecido por tu sacrificio, te agradezco, Serpiente Emplumada; porque tú eres nuestro Padre y nuestra Madre, nuestra vida y nuestra necesidad. Porque, por todas partes, tan sólo de ti hemos alcanzado merecimiento…»
(Oración Mexica)
«¡Peligros del monte, todos alerta! Os hablo yo, el Representante Divino, el Señor de las Transformaciones. Soy vuestro dueño y señor. Ya vine a disiparos… yo, el Hijo de los Dioses…»
(Alarcón, Conjuros Naguales)
«Ven, entra en la bienaventuranza divina. Baja tu cabeza, afirma tus rodillas, adopta una postura atenta, acostumbra tus piernas. Resbala, deslízate hacia Topiltsin. Y si algo te inquieta, si algo interfiere tu fluir, disípalo en la dicha y afirma tu vida»
(Viseo, Wewetla´tolli)
«Aquel que quiera llegar a su poder y ser un auténtico Ser Humano, pregunte por las piedras preciosas, y por las preciosas serpientes, y por el árbol que da vino sagrado. El que no lo hiciere morirá, pero el que lo hiciere y muestre respeto, alcanzará lo Divino.»
(Chilam Balam, Zuyuá)
«¡En el ara de fuego no os avergüence yo! ¡Allí donde los dioses encarnaron no os avergüence yo! Ha bajado la guerra florida, ya la emprendo… La bebida preparada desde antaño se acerca ya a mi boca. ¡No me abandones, Madre, Padre, no te avergüence yo!»
(Canto de los Señores)
No lo sabía, y en la pirámide de fuego me fue revelado. He visto un paso en el fondo del mar, donde el mundo se curva y se esparcen las arenas. Este cofre de jades incendié por mí mismo… ¡y renací!»
(Cantares de los Señores)
«Concéntrate enteramente en Él, pues su nombre es lo único que causa gozo. Él reparte su gloria allá, en lo alto, para todos. Y cuando un hombre bueno lo recibe, Él se vuelve un ave excelente, y de su cola, de sus alas, brotan padres y madres, brotan aquellos que nos guían en cualquier rincón del universo en que existamos»
(Viseo, Wewetla´tolli)
«Mi corazón echa flores en medio de la noche. ¡Nació el divino maíz en la Casa del Origen! En esta tierra te has puesto de pie, en medio de la plaza, ¡oh, Nuestro Señor Serpiente Emplumada! ¡Haya alegría junto al árbol florido!»
(Himnos Sacros, Canto de Atamalkualoyan)
«¡Vedme! Soy el dragón de luz, conozco al Anciano y a la Anciana, vivo en el mundo de los muertos y con los que no mueren…»
(Alarcón, Tratado de las Idolatrías)
«Sé un guerrero, arrójate al Ser del Cielo, Aquel que nos da la vida. Con toda tu fuerza, con todo tu aliento, átate a lo alto, ve junto a él, arrójate a él. Y ocurrirá que Él mismo llegará a ser raíz de tu existencia…»
(Viseo, Wewetla´tolli)
«Abundancia de turquesas y plumas finas son tus palabras ¡oh, Tú Por Quien se Vive! Tú ves al que sufre y al sufrimiento; un breve instante y estará junto a ti…»
(Cantares, Canto de Primavera)
«Observa a los merecidos de vida pura, transparente, rectos, limpios de corazón, sin mezcla ni impureza. Ellos llegan hasta la presencia del Señor de la Cercana Compañía, le ofrecen incienso, le ruegan por el pueblo.»
(Códice Florentino VI.21)
«Yo recorro el camino amplio, el que se bifurca, el que carece de centro y de extremos, el que nunca cesa en su movimiento y nunca se empolva, el que, día y noche, es recorrido…»
(Alarcón, Tratado de las Idolatrías)
«Allá existe un Gran Espejo de doble cara que ilumina tanto el cielo como el mundo de los muertos. Si puedes verlo, se abrirá ante ti la curva del Universo…»
(Viseo, Wewetla´tolli)
Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.