ORAD ASÍ

Orad así:



Pietro Ubaldi

“Te adoro, recóndito Yo del universo, alma del Todo, Padre mío y Padre de las cosas todas, mi respiro y el respiro de todas las cosas.

“Te adoro, indestructible esencia, siempre presente, en el espacio, en el tiempo y más allá, en lo infinito.

“Padre, Te amo, aun cuando Tu respiro sea dolor, porque Tu dolor es amor; aunque Tu Ley sea esfuerzo, pues que el esfuerzo que Tu Ley impone es la vía de las ascensiones humanas.

“Padre, en Tu potencia me sumerjo, descanso en ella y me abandono, y a la fuente pido el alimento que me sostenga.

“Yo Te busco en lo profundo donde Tu estás, adonde me atraes, Te siento en el infinito adonde no llego y de donde me llamas. No Te veo, pero me ciegas con Tu luz; no Te oigo, pero siento el trueno de Tu voz; no sé dónde Te hallas, y sin embargo Te encuentro a cada paso; Te olvido y Te ignoro, no obstante lo cual Te escucho en cada palpitación mía. No sé individualizarte, sin embargo gravito hacia Ti, como hacia Ti, centro del universo, las cosas todas gravitan.

“Potencia invisible que riges los mundos y las vidas, estás en Tu esencia, por encima de toda concepción mía. ¿Qué serás Tú que no puedo yo describirte y definirte, cuando el solo reflejo de Tus obras me ciega? ¿Qué serás Tú si me aturde la inconmensurable complejidad de toda esta emanación Tuya, pequeña chispa espiritual que por entero me anima? El hombre Te sigue en la ciencia, en el dolor Te invoca, Te bendice en la alegría. Pero en la grandeza de Tu potencia, así como en la bondad de Tu amor, Te hallas siempre más allá, más allá de todo humano pensamiento, por sobre las formas y el devenir, un relámpago en lo infinito.

“En el bramido de la tempestad está Dios, y está Dios en la caricia del humilde; en la evolución del torbellino atómico, tanto como en el salto de las formas dinámicas y en el triunfo de la vida y del espíritu, está Dios. En la alegría y en el dolor, en la vida y en la muerte, en el bien y en el mal está Dios; un Dios sin límites, que todo lo comprende y que lo abarca y lo domina todo, incluso las apariencias de los contrarios, a quienes guía hacia sus fines supremos.

“Y el ser asciende, de forma en forma, anhelante por conocerte, ansioso de una realización cada vez más completa de Tu pensamiento, traducción en acto de Tu esencia.

“Yo Te adoro, supremo principio del Todo, así en Tu indumentaria de materia como en Tu manifestación de energía; en la inagotable renovación de formas, siempre nuevas y siempre bellas, Te adoro, concepto perennemente nuevo, bueno y bello, inagotable Ley animadora del universo. Te adoro, Gran Todo, que sobrepasas todos los límites de mi ser.

“En este adorar me anonado y alimento, me humillo y me enciendo, en la Gran Unidad me fusiono, y en la Gran Ley me coordino, para que mi acción sea siempre armonía y ascensión, oración y amor”.

Orad así, en el silencio de las cosas, mirando principalmente hacia lo profundo que dentro de vosotros existe. Orad con alma pura, impulso intenso y poderosa fe; y la radiación anímica, armónicamente sintonizada con la gran vibración, conquistará los espacios. Y oiréis llegaros desde el infinito una voz de consuelo.

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.