LA CANCIÓN PSICOLÓGICA

LA CANCIÓN PSICOLÓGICA

por V. M. Samael Aun Weor



de su libro “Psicología Revolucionaria”

Ha llegado el momento de reflexionar muy seriamente sobre eso que se llama «consideración interna». No cabe la menor duda sobre el aspecto desastroso de la «auto-consideración íntima»; ésta además de hipnotizar la conciencia, nos hace perder muchísima energía. Si uno no cometiera el error de identificarse tanto consigo mismo, la auto-consideración interior sería algo más que imposible.

Cuando uno se identifica consigo mismo, se quiere demasiado, siente piedad por sí mismo, se auto-considera, piensa que siempre se ha portado muy bien con fulano, con zutano, con la mujer, con los hijos, etc., y que nadie lo ha sabido apreciar, etc. Total es un santo y todos los demás unos malvados, unos bribones. Una de las formas más corrientes de auto-consideración intima es la preocupación por lo que otros puedan pensar sobre uno mismo; tal vez supongan que no somos honrados, sinceros, verídicos, valientes, etc.

Lo más curioso de todo esto es que ignoramos lamentablemente la enorme pérdida de energía que esta clase de preocupaciones nos trae. Muchas actitudes hostiles hacia ciertas personas que ningún mal nos han hecho, se debe precisamente a tales preocupaciones nacidas de la auto-consideración intima. En estas circunstancias, queriéndose tanto a sí mismo, auto-considerándose de este modo, es claro que el YO o mejor dijéramos los Yoes en vez de extinguirse se fortifican entonces espantosamente. Identificado uno consigo mismo se apiada mucho de su propia situación y hasta le da por hacer cuentas. Así es como piensa que fulano, que zutano, que el compadre, que la comadre, que el vecino, que el patrón, que el amigo, etc., etc., etc., no le han pagado como es debido a pesar de todas sus consabidas bondades y embotellado en esto se vuelve insoportable y aburridor para todo el mundo.

Con un sujeto así, prácticamente no se puede hablar porque cualquier conversación es seguro que va a parar a su librito de cuentas y a sus tan cacareados sufrimientos. Escrito está que en el trabajo esotérico Gnóstico, solo es posible el crecimiento anímico mediante el perdón a los otros. Si alguien vive de instante en instante, de momento en momento, sufriendo por lo que le deben, por lo que le hicieron, por las amarguras que le causaron, siempre con su misma canción, nada podrá crecer en su interior. La Oración del Señor ha dicho: «Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores».

El sentimiento de que a uno le deben, el dolor por los males que otros le causaron, etc., detiene todo progreso interior del alma. Jesús el Gran KABIR, dijo: «Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, en tanto estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto os digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el ultimo cuadrante». (Mateo, V, 25, 26)

Si nos deben, debemos. Si exigimos que se nos pague hasta el último denario, debemos pagar antes hasta el último cuadrante. Esta es la «Ley del Talión», «Ojo por ojo y diente por diente». «Círculo vicioso», absurdo. Las disculpas, la cumplida satisfacción y las humillaciones que a otros exigimos por los males que nos causaron, también a nosotros nos son exigidas aunque nos consideremos mansas ovejas.

Colocarse uno bajo leyes innecesarias es absurdo, mejor es ponerse a sí mismo bajo nuevas influencias. La Ley de la Misericordia es una influencia más elevada que la Ley del hombre violento: «Ojo por ojo, diente por diente». Es urgente, indispensable, inaplazable, colocarnos inteligentemente bajo las influencias maravillosas del trabajo esotérico Gnóstico, olvidar que nos deben y eliminar en nuestra psiquis cualquier forma de auto-consideración. Jamás debemos admitir dentro de nosotros, sentimientos de venganza, resentimiento, emociones negativas, ansiedades por los males que nos causaron, violencia, envidia, incesante recordación de deudas, etc., etc., etc.

La Gnosis está destinada a aquellos aspirantes sinceros que verdaderamente quieran trabajar y cambiar. Si observamos a las gentes podemos evidenciar en forma directa, que cada persona tiene su propia canción. Cada cual canta su propia canción psicológica; quiero referirme en forma enfática a la cuestión esa de las cuentas psicológicas; sentir que a uno le deben, quejarse, auto considerarse, etc. A veces la gente «canta su canción, así porque si», sin que se le dé cuerda, sin que se le aliente y en otras ocasiones después de unas cuantas copas de vino…

Nosotros decimos que nuestra aburridora canción debe ser eliminada; ésta nos incapacita interiormente, nos roba mucha energía. En cuestiones de Psicología Revolucionaria, alguien que canta demasiado bien, —no nos estamos refiriendo a la hermosa voz, ni al canto físico—, ciertamente no puede ir mas allá de sí mismo; se queda en el pasado…

Una persona impedida por tristes canciones no puede cambiar su Nivel de Ser; no puede ir más allá de lo que es. Para pasar a un Nivel Superior del Ser, es preciso dejar de ser lo que se es; necesitamos no ser lo que somos. Si continuamos siendo lo que somos, nunca podremos pasar a un Nivel Superior del Ser. En el terreno de la vida práctica suceden cosas insólitas. Muy a menudo una persona cualquiera traba amistad con otra, solo porque le es fácil cantarle su canción.

Desafortunadamente tal clase de relaciones termina cuando al cantante se le pide que se calle, que cambie el disco, que hable de otra cosa, etc. Entonces el cantante resentido, se va en busca de un nuevo amigo, de alguien que esté dispuesto a escucharle por tiempo indefinido. Comprensión exige el cantante, alguien que le comprenda, como si fuera tan fácil comprender a otra persona. Para comprender a otra persona es preciso comprenderse a sí mismo. Desafortunadamente el buen cantante cree que se comprende a sí mismo. Son muchos los cantantes decepcionados que cantan la canción de no ser comprendidos y sueñan con un mundo maravilloso donde ellos son las figuras centrales.

Sin embargo no todos los cantantes son públicos, también los hay reservados; no cantan su canción directamente, más secretamente la cantan. Son gente que ha trabajado mucho, que han sufrido demasiado, se siente defraudada, piensa que la vida les debe todo aquello que nunca fueron capaces de lograr.

Sienten por lo común una tristeza interior, una sensación de monotonía y espantoso aburrimiento, cansancio íntimo o frustración a cuyo alrededor se amontonan los pensamientos. Incuestionablemente las canciones secretas nos cierran el paso en el camino de la auto-realización íntima del Ser. Desgraciadamente tales canciones interiores secretas, pasan desapercibidas para sí mismos a menos que intencionalmente las observemos. Obviamente toda observación de sí, deja penetrar la luz en uno mismo, en sus profundidades íntimas. Ningún cambio interior podría ocurrir en nuestra psiquis a menos de ser llevado a la luz de la observación de sí.

Es indispensable observarse a sí mismo estando sólo, del mismo modo que al estar en relación con la gente. Cuando uno está sólo, «Yoes» muy diferentes, pensamientos muy distintos, emociones negativas, etc., se presentan. No siempre se está bien acompañado cuando se está sólo. Es apenas normal, es muy natural, estar muy mal acompañado en plena soledad. Los «Yoes» más negativos y peligrosos se presentan cuando se está solo. Si queremos transformarnos radicalmente necesitamos sacrificar nuestros propios sufrimientos. Muchas veces expresamos nuestros sufrimientos en canciones articuladas o inarticuladas.

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.