EL ÁNGEL GUARDIÁN. LA VISIÓN (TEMA III). POR CARMEN SANTIAGO

CURSOS DE LUZ  – EL ÁNGEL GUARDIÁN



Por Carmen Santiago

III – LA VISIÓN

¿Cuántas veces te has detenido a admirar la belleza que se encuentra desparramada por toda la naturaleza? Mirar… si supieras lo que implica el acto de mirar. Si pudieras comprender que mirar es conocer, cuando supremamente atento miras la vida.

¡Cuántos secretos se develan al observador atento! ¡Cuántas cosas se revelan al que simplemente observa, sin juicios ni prejuicios!

Si supieras mirar, hace tiempo que me hubieras visto, quién sabe entre las nubes o entre las hojas de un jardín o simplemente entre la bendita lluvia que acaricia y humedece la tierra para hacerla fértil y bella.

Mira atento todo lo que te rodea. ¿No te has puesto a pensar que más de la mitad de las maravillas que se acercan a tu vida no las has visto y se han alejado sin afectarte? ¿Qué con sólo mirarlas les hubieras dado entrada a tu vida? El verdadero secreto del poseer está en el mirar, no en el tener. Y el hombre necio va en pos de la propiedad y una vez la tiene, no la mira y cree que la posee…

El misterio de los ojos se devela al hombre que mirando se da cuenta de que se une a la vida. El mirar es un contacto, una comunión y en su más excelsa cualidad, un profundo conocimiento. ¿Te das cuenta de que lo único verdaderamente poseído por el hombre, que es un centro de conciencia, es lo que ha conocido? Conocer en verdad es expandir la conciencia. Cuando sabes ver la vida, la vida te penetra y te expande. ¿Te das cuenta de la magia del mirar?

Observa mi bien amado, observa atentamente lo que te rodea. Todo habla, todo enseña. Porque en el universo en que te encuentras, todo tiene su lugar y su singular movimiento. Todo tiene su sentido y su sincronización. Y el hombre tiene ojos para ver esta maravilla de prodigios sin cesar.

¡Qué lamentable cuando vemos que sólo se enfocan en ver lo grosero de la vida, aquello que en descomposición está en vías de desaparecer! Y a eso le llaman conocer. Pobre y lamentable visión humana que cree en la muerte y la descomposición porque no sabe mirar la vida mil veces multiplicada y en constante movimiento por doquier.

¿Te das cuenta lo que implica la visión? ¿Lo que son tus dos ojos? Con uno ves el mundo externo, con el otro el mundo interno y, en esta divina conjugación, el tercero se despierta y te muestra el espectáculo de la Vida eternamente recreándose a sí misma.

¡Cómo quiero que comprendas que en la sensibilidad del mirar hay una clave inmensa que te abre la puerta a los grandes misterios de la vida!

Cuando en los planes divinos se le dio al hombre la capacidad de ver y comprender, con ello se le dio un gran poder de redención; porque cuando el hombre es capaz de ver la vida manifestándose en la forma y al mismo tiempo puede percibirla circulando libre dentro de la forma, con el acto de ver, el hombre puede modificar la historia. Ejerciendo el poder que le confiere ser el Observador de la Vida; él, que es espíritu y es materia a la vez, puede mantener el “fiel” de la balanza simplemente mirando las dos polaridades en perfecto equilibrio. Y en esa percepción de la vida, abre un espacio para que ella se exprese con más fuerza en el mismo seno de la materia y la transfigure, llenándola de luz y haciéndola más sutil. ¿Comprendes ahora que la VISIÖN es el Plan Divino y el Propósito Mayor?

¿Quién ve todo el universo? El que guarda la Visión, ese que llamamos EL OJO DE DIOS. Y ese ojo que vela y revela está en cada ser humano, oculto en su mirar.

La magia de la vida, su esencia y su poder se revelan al atento observador que mirando amorosamente y sin prejuicios, penetra en la vida misma.

Da gracias por tus ojos, por esa facultad que te une a lo divino con tu solo mirar. Y en un día mágico, cercano o lejano, en el eterno ahora del tiempo inmortal, me verás aparecer y me podrás observar, como yo te observo a ti. Y entonces comprenderás el secreto del mirar, cuando se despierta el corazón en toda su potencia, porque los verdaderos ojos, aquellos que realmente le permiten a tus ojos externos mirar la vida en movimiento, están en lo profundo de tu corazón.

Te voy a enseñar una oración que dicha desde el corazón te habilita a la VISIÓN

“Gracias mi Señor

por  poderte mirar

en cada rayo de luz que nos alumbra,

en cada color que llena de belleza la creación,

en cada titilar de las estrellas que nos hacen soñar.

Pero por sobre todas las cosas,

gracias mi Señor

por  poder ver Tu Gloria,

en la mirada de mi hermano».

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.