EL ÁNGEL GUARDIÁN. AMAR Y PERDONAR (TEMA IV). POR CARMEN SANTIAGO

CURSOS DE LUZ
EL ANGEL GUARDIAN



Por Carmen Santiago

IV
AMAR Y PERDONAR

Si supieras las delicias que implica el vivir sin juzgar entrarías de inmediato en la magia de amar y perdonar.

Nosotros nos extrañamos cuando vemos a un ser humano, que, herido por la vida, agrava su situación echándose cadenas de odio y de rencor. ¿Te das cuenta de qué difícil resulta vivir con las pesadas cargas que ocasiona el rencor?

El mundo de los sentimientos humanos se nos hace muy extraño y es precisamente en esa esfera humana donde nosotros, los ángeles guardianes de la humanidad, podemos ayudarlos más. Porque nosotros vivimos sin juicio alguno y amamos libremente, sin los campos interferentes del odio y del rencor. Sabemos y conocemos de las delicias del amor, porque nada obstruye su flujo y su fuego bienhechor. ¡Que poder tan grande tiene el amor y el perdón! Pero es más grande aún cuando un ser humano herido ama y perdona, porque inmerso en la condición, con la fuerza del perdón, invierte la energía de odio y la convierte en amor. ¿Puedes encontrar acto de magia más grande? Es la oportunidad que tienen los humanos de transformar el mundo. Porque la ley de su vida incluye la elección de amar u odiar, de perdonar o guardar rencor. Cuando en esta elección se escoge el amor, se genera una fuerza que permite que se introduzca en la materia burda y densa una frecuencia de alta vibración que poco a poco le va cambiando su condición. Y así, en cada acto de perdón, se embellece la vida manifestada en la forma que puede expresar un diseño de luz y amor.

¿Te das cuenta por qué cuando el humano libremente elige amar, introduce lo sutil en el mundo denso y lo transforma? ¿Ahora comprendes por qué el Gran Mago del Amor hace dos mil años enseño el perdón, y la gran oportunidad que esto representó para la humanidad de este planeta?

¿Te has preguntado alguna vez dónde está el secreto para poder perdonar? Está en el acto mismo de reconocerse VIDA EN LA FORMA Y NO FORMA CON VIDA La vida no se hiere, es la forma la que duele. Cuando el ser humano se reconoce como la vida divina, comprende a la forma y su ley de limitación que permite a la vida la manifestación concreta, ésa que llamas la vida en la materia. LA FORMA LE DA A LA VIDA LA OPORTUNIDAD DE MANIFESTARSE Y LA VIDA LE DA A LA FORMA LA POSIBILIDAD DE SER  ¿Ves el juego de la dualidad creando los mundos? Vida y forma, espíritu y materia, Padre y Madre en perpetuo movimiento, creando los infinitos mundos por el Espacio Eterno.

Escucha atentamente la clave que te revelo, que bien aplicada puede transformar tu mundo. Cuando el hombre que es vida en la forma, se identifica con lo que ES, permite que la forma se impregne de vida más sutil cada vez. No aniquila la materia, la infunde con más luz, suavemente la transforma y le da una nueva constitución, cada vez más acorde con el Plan de Dios. Y así, por medio de humanidad y su magia del amor y del perdón, se van acercando espíritu y materia. Uno penetrando la sustancia; la otra, dejándose penetrar; y en ese movimiento van creando nuevas formas, cada vez más sutiles, más gloriosas.

El hombre es el gran detonador de este proceso. Porque es vida en la más densa forma. Porque es forma impregnada de conciencia divina. Porque es a la vez espíritu y materia y, pudiendo elegir seguir la ley de la materia, elige libre seguir el amor, que es la esencia del espíritu en este universo mayor. ¿Te das cuenta de la magia que se produce de inmediato al amar y perdonar?

Vive amando y perdonando y serás libre en verdad. Libre para ser vida en la forma por mil veces expandida, libre para modificar la forma, habitarla o dejarla. Libre para redimir la sustancia, para amarla e integrarla y engendrar el punto del encuentro entre la Madre y el Padre que producirá un segundo nacimiento, un mundo nuevo en verdad.

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.