7 FACTORES DE LA UNIDAD ESPIRITUAL
(Iglesia Cristiana)
Al trazar una línea de separación entre aquellos que pertenecen a la Iglesia y quiénes no, no debemos exigir más que estos siete puntos para no excluir a ninguno que pertenezca a la familia de Dios, y no nos atrevemos a pedir nada menos, para no incluir a ninguno que no pertenezca a la familia divina.
(1) Un cuerpo. El problema de la unidad comienza con el problema de la membresía en el Cuerpo de Cristo. La esfera de nuestra comunión es la esfera del Cuerpo. Aquellos que están fuera de ese campo no tienen relación espiritual con nosotros, pero quienes están dentro de esa esfera están en comunión con nosotros. No podemos hacer selección de comunión en el Cuerpo, aceptando unos miembros y rechazando otros. Todos somos parte de un solo Cuerpo, nada puede separarnos en ninguna forma de él, o uno de otro. Cualquiera que ha recibido a Cristo pertenece al Cuerpo y él y nosotros somos uno.
(2) Un espíritu. Si cualquiera busca la comunión con nosotros, por más que pueda discrepar de nosotros en experiencia o en visión, siempre que tenga el mismo Espíritu que nosotros, tiene derecho a ser recibido como hermano. Si él ha recibido al Espíritu de Cristo, y nosotros hemos recibido el Espíritu de Cristo, entonces somos uno en el Señor, y nada debe dividirnos.
(3) Una esperanza. Esta esperanza que es común a todos los hijos de Dios, no es una esperanza general sino la esperanza de nuestro llamamiento, que es estar con el Señor por siempre en la gloria. No hay una sola alma que sea verdaderamente del Señor, en cuyo corazón no anide esta esperanza porque el tener a Cristo en nosotros es tener «la esperanza de gloria» en nosotros (Col. 1:27). Todos los que comparten esta esperanza son uno, y puesto que tenemos esta esperanza de estar juntos en la gloria por toda la eternidad, ¿cómo podemos estar divididos ahora en el tiempo?
(4) Un Señor. Hay solamente un Señor, el Señor Jesús, y todos los que reconocen que Dios ha hecho a Jesús de Nazaret Señor y Cristo, son uno en El. Si alguno confiesa que Jesús es el Señor, entonces su Señor es nuestro Señor, y puesto que servimos al mismo Señor, nada en absoluto puede separarnos.
(5) Una fe. La fe de la que aquí se habla es la fe, no nuestras creencias en relación con la interpretación de las Escrituras, sino la fe por medio de la cual hemos sido salvados, que es la posesión común de todos los creyentes es decir, la fe de que Jesús es el Hijo de Dios (quién murió por la salvación de los pecadores y resucitó para dar vida a los muertos). Los hijos de Dios pueden seguir muchas distintas interpretaciones de la Biblia, pero en relación a esta fe fundamental somos uno.
(6) Un bautismo. ¿Es por inmersión o por rociamiento? ¿Es sencillo o trino? Hay varias formas de bautismo aceptadas por los hijos de Dios, por tanto, si permitimos que la forma del bautismo sea la línea divisoria entre quienes pertenecen a la iglesia y quiénes no, excluiremos a muchos verdaderos cristianos de nuestra fraternidad. Hay hijos de Dios incluso, que creen que no es necesario un bautismo material, pero puesto que son hijos de Dios, no nos atrevemos por esa causa a excluirlos de nuestra comunión.
¿Cuál entonces, es el significado del único «bautismo» mencionado en este pasaje? Pablo lo esclarece bien en su primera carta a los Corintios. «Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros?, o fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?» (1:13). El énfasis no recae sobre la forma del bautismo, sino en el nombre en el cual somos bautizados. Si alguien es bautizado en el Nombre del Señor, yo le recibo como mi hermano, cualquiera que sea el modo de su bautismo. Pero esto no implica que no sea de consecuencia si somos rociados o sumergidos, o si nuestro bautismo es espiritual o literal. La Palabra de Dios enseña que el bautismo es literal, y es por inmersión, pero lo importante aquí es que la forma del bautismo no es la base de nuestra hermandad, sino el Nombre en el cual somos bautizados. Todos los que son bautizados en el Nombre del Señor son uno en El.
(7) Un Dios. ¿Creemos en el mismo Dios personal, y sobrenatural, como nuestro Padre? Si es así, entonces pertenecemos a una familia y no hay razón valida para estar divididos.
Los puntos mencionados anteriormente son tos siete factores de esa divina unidad, que es la posesión de todos los miembros de la familia divina, y constituyen la única prueba de la profesión de fe cristiana.
Si imponemos cualquier condición además de estas siete —que no son sino resultado de la única vida espiritual— entonces somos culpables de sectarismo, porque estamos haciendo una división entre quienes son evidentemente hijos de Dios.
Si aplicamos cualquier prueba fuera de estas siete, estamos imponiendo otras condiciones que las estipuladas en la Palabra de Dios.
Todos los que tienen estos siete puntos en común con nosotros son nuestros hermanos, cualquiera que sean sus experiencias espirituales, sus puntos de vista doctrinales, o su afiliación en «iglesia».
Nuestra unidad se basa en el hecho verdadero de nuestra unidad, que se hace real en nuestra experiencia por el Espíritu de Cristo que habita en nosotros.
¡Jesús es el Señor!
LA IGLESIA EN ARMENIA
Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.