UNIDAD – CIENTÍFICOS ASEGURAN PODER PROBAR LA “TEORÍA DEL TODO”
El polémico modelo, que aspira a explicar cualquier fenómeno de la Naturaleza, jamás había sido demostrado empíricamente
Por judith de jorge / madrid
Día 07/09/2010 – 13.07h
¿Una teoría de la física que pueda explicarlo absolutamente todo? ¿Que pueda dar razones sobre cómo se creó el Universo, sobre cuántos tipos de materia existen y cómo se relacionan entre ellos, sobre cómo se comportan el espacio y el tiempo…? Es la TEORÍA UNIFICADA o «TEORÍA DEL TODO».
Este ansiado modelo, que algunos han llegado a considerar una mera fantasía científica, puede estar más cerca de lo que nunca se creyó posible. Científicos del Imperial College de Londres aseguran que es posible probar de forma empírica la «Teoría de las Cuerdas», algo que jamás se había demostrado sobre el papel. No es lo mismo, de acuerdo, pero es el modelo del que se espera nazca la teoría universal.
En definitiva, el primer paso para contestar a todos los porqués.
La «Teoría de las Cuerdas» describe las partículas básicas de la materia como hilos vibrantes de energía.
Para desenredar este galimatías hay que empezar por el principio. Para la «Teoría de las Cuerdas» -desarrollada originalmente para describir las partículas fundamentales que han creado el Universo-, los componentes básicos de la materia (átomos y partículas subatómicas) no son puntos o esferas, como se han descrito hasta ahora, sino hilos vibrantes de energía denominados cuerdas.
Las cuerdas vibran de unas formas determinadas dotando a las partículas de sus propiedades únicas, como la masa y la carga. Muchos científicos son muy escépticos a esta propuesta, pero sus defensores creen que puede convertirse en una Teoría del todo, capaz de explicar todos los fenómenos de la Naturaleza. Pero hasta ahora había un pequeño problema: nunca había sido probada.
Los investigadores del Imperial College creen que han dado una vuelta de tuerca a esta situación. En un artículo publicado en la revista Physical Review, describen cómo llevar a cabo la primera prueba experimental sobre la validez (o no) de la «Teoría de las Cuerdas». Y aseguran que se puede demostrar a través de un fenómeno con el que nunca antes se había relacionado: el entrelazamiento cuántico, por el que dos o más partículas se unen tanto que no pueden describirse por separado. Cuando esto ocurre, aunque las partículas se encuentren a millones de kilómetros, cuando el estado de una de ellas cambia, la de la otra también lo hace.
Descubierto por casualidad
Como este entrelazamiento se puede probar en laboratorio, los científicos creen que también se podría utilizar para comprobar si las predicciones de la «Teoría de las Cuerdas» funcionan de verdad. Esta demostración resultaría un hito en el campo de la física teórica.
Según explica la web científica Physorg.com, Michael Duff, responsable de la investigación y profesor del Departamento de Física Teórica del Imperial College, llegó a estas conclusiones de forma casual, cuando, en una conferencia en Tasmania, otro físico explicaba unas fórmulas matemáticas sobre el entrelazamiento cuántico. De repente, Duff se percató de la similitud entre las fórmulas que le estaban presentado y otras que él mismo había desarrollado años antes sobre la «Teoría de las Cuerdas» para describir el comportamiento de los agujeros negros.
El descubrimiento fue totalmente inesperado y, si se confirma, puede cambiar la forma en la que se comprende la física. No hay una conexión obvia para explicar por qué una teoría que se desarrolla para describir el funcionamiento del Universo es útil para hacer lo mismo con el comportamiento de algo tan minúsculo como los sistemas cuánticos entrelazados, pero resulta, por lo menos, muy llamativo.
Esto puede decirnos algo muy profundo sobre el mundo en el que vivimos o no ser más que una peculiar coincidencia», apunta Duff. El tiempo lo dirá.
Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.