BUENAS Y AGRADABLES PROFECIAS
Del Libro de la Vida Verdadera
Porque un momento será su ira (justicia) Pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría (Salmos 30:5)
Así como os he anunciado la guerra y los desastres que separan a la humanidad, también os digo que llegará un día en el cual todas las naciones de la Tierra disfrutarán de paz, en el que los hombres se amarán en Mí, y su vida, su trabajo, sus obras en el mundo, serán el culto agradable que como incienso perfumado se eleve de este planeta hacia Mí.
Entonces volverá la armonía al seno de la humanidad.
Yo os digo que aunque es cierto que a este mundo le esperan pruebas muy grandes, los días de dolor le serán acortados, porque será tan grande su amargura, que ello hará que los hombres despierten, vuelvan sus ojos hacia Mí y escuchen la voz de su conciencia que les pedirá el cumplimiento de mi ley.
La madre tierra, que desde los primeros tiempos ha sido profanada por sus hijos, volverá a ataviarse con sus galas más hermosas y los hombres no la volverán a llamar valle de lágrimas, ni la convertirán en campo de sangre y de muerte.
Entonces florecerán los campos, habrá paz en los corazones y pan en abundancia en todos los hogares. La vida humana será como un culto que se eleve hasta Mí al cumplir con el precepto que os dice «Amaos los unos a los otros».
Veréis de nuevo el cielo limpio y los campos fecundos, las aguas en su corriente volverán a ser puras y el mar será clemente; habrá frutos en los árboles y flores en los prados y las cosechas serán abundantes. Y el hombre, que habrá sido purificado y sano, volverá a sentirse digno y verá preparado su camino para su ascensión y retorno a Mí.
La fuente de la vida revelará grandes misterios, para que los hombres edifiquen un mundo fuerte en la ciencia del bien, en la justicia, en el amor.
¡Perseverad todos en la esperanza, porque será muy grande la paz después de ese caos! y será muy grande la bonanza, la misma Naturaleza que a veces os parece hostil, la veréis amable en sus distintas estaciones. Los montes y valles ostentarán exuberancia y belleza. Los árboles se cargarán de buenos frutos y la salud, el bienestar y la paz, envolverán la vida humana.
Cuando hayáis pasado con estas pruebas de mi amor perfecto, será el renacimiento espiritual y material de la humanidad. Entonces los hombres al transitar en el sendero de la virtud y la espiritualidad, se asombrarán al comprender que esta vida es la misma que les ofrecí desde el principio, que nada en ella a cambiado, sabrán que el planeta que les confié como morada pasajera, sigue siendo pródigo en bendiciones, que la madre Tierra misericordiosa como el «Autor de la Vida», les sigue ofreciendo su seno para alimentarlos con su amor, porque esa es la misión que el Padre le ha confiado. El sol será el mismo, que enviará siempre su calor vivificante, como un símbolo de la presencia del Señor.
Y después de ese gran caos, volverán las naciones a recobrar la calma y los elementos naturales se aquietarán. Después de esa noche de tempestad en que vive este mundo, aparecerá el iris de la paz y todo volverá a sus leyes, a su orden y armonía.
En lo material también palparéis la transformación, los ríos serán abundantes, las tierras estériles serán fértiles, los elementos volverán a su cauce, porque habrá armonía entre el hombre y las Leyes dictadas por el Autor de la Vida.
La ciencia no se detendrá en su camino, y el científico penetrará con respeto en mi Doctrina para estudiarla y se maravillará con mis revelaciones, e inspirado por ellas hará obras benéficas que llevarán al adelanto y al progreso de la Humanidad.
Es en ese tiempo de espiritualidad, que ahora os anuncio, en el que los hombres pondrán su fuerza mental al servicio del espíritu, y la misma ciencia se inclinará ante su luz.
¡Con qué respeto penetrará el hombre por los senderos de la ciencia, después de que haya bebido hasta el fondo del cáliz de amargura! y ¡cuán nobles serán los propósitos e ideales que le inspiren al investigar los misterios de la Naturaleza!
El tiempo de los ritos, de los altares, de todas las sectas y religiones va a pasar ya de entre la humanidad. La idolatría y el fanatismo religioso darán sus últimas señales de vida. Los hombres llegarán a unificarse espiritualmente, porque sólo un Dios existe y en El seréis todos.
Más tarde vendrá el tiempo en que desaparezcan del mundo sectas y religiones y sólo quede en el corazón humano la doctrina de Cristo, que es amor, justicia y paz.
La maldad, la injusticia, el orgullo, la esclavitud, la ignorancia y el poder terrenal, sucumbirán para dar paso al establecimiento del reinado del amor, de la luz y de la paz entre los hombres.
Haré que las banderas de las naciones, destrozadas por el combate, se unan todas hasta formar un estandarte de paz. Os hablo de esta manera, porque soy el Dios de la paz, el Padre que quiere la alegría en el corazón de sus hijos.
La justicia y la paz se besaron (Salmos 85:10)
Haré que este mundo se levante limpio de su lepra, también haré surgir vida de la muerte; lograré que del odio broten frutos de reconciliación y que de la locura surja la razón.
¿No presentís aún las grandezas y las maravillas que os promete el tiempo de la luz, en que el mundo salga de sus tinieblas para abrir sus ojos al nuevo día?
A este nuevo tiempo le llamarán unos el tiempo de la luz, otros la era del Espíritu Santo, otros el tiempo de la verdad; y Yo os digo que será el tiempo de la elevación, de la recuperación espiritual, de la reivindicación.
Ahora os parece inalcanzable tanta paz y tanto bienestar material y espiritual, porque miráis toda la confusión que reina en torno a vosotros, confusión que irá creciendo más y más en todos los órdenes de la vida humana, más luego que esta noche tempestuosa, deje asomar la luz de la nueva aurora.
¡Bendito sea ese instante, en que los hombres, al fin abran los ojos del espíritu a la luz de la verdad, porque su pasado será perdonado y un nuevo sol brillará en su vida, transformándola, regenerándola, ennobleciéndola!
Hoy no podréis formaros una idea de lo que será el mundo cuando practique lentamente mi enseñanza, cuando la humanidad arranque el pecado de su corazón, Yo sí lo sé. Sé que después vendrán tiempos en los que el hombre y la mujer, desde el niño hasta el anciano, podrán gozar de absoluta paz y experimentarán la dicha de vivir en plena felicidad aquí en este mundo, donde tanto se ha llorado y tanta sangre se ha derramado. Aquellos hombres no querrán romper la armonía con su Dios ni un solo instante y llevarán escrita en su espíritu la esencia de mi Ley, con su divina máxima de amarse los unos a los otros.
Yo os prometo que borraré las fronteras y acercaré los unos a los otros. Las coronas y los cetros caerán, el poderío desaparecerá y la riqueza también, porque ya es tiempo que dejen de existir esas diferencias. Llegará el día en que todos poseeréis por igual la Tierra. Iréis de un polo al otro, sin que nadie os lo impida. Desaparecerá la hipocresía, la mala voluntad, la vanidad, para dar lugar al amor y a la concordia. Y ese lamento que se eleva hasta Mí, por la viudez, la orfandad, la escasez de pan, la ausencia de paz y la alegría, se cambiará por un himno de amor y de reconocimiento que brotará de todos mis hijos.
y si la humanidad en los tiempos pasados encontró deleite en la maldad y gozó en el pecado, para entonces no tendrá más ideal que el bien, ni encontrará más placer que el de transitar por mi camino. Mas no penséis que por ello el hombre vaya a renunciar a su ciencia ni a su civilización, refugiándose en los valles y en los montes, para hacer una vida primitiva; no, aún tendrá que saborear los frutos del árbol de la ciencia que con tanto interés ha cultivado, y cuando su espiritualidad sea mayor, también lo será su ciencia; mas al final de los tiempos, cuando el hombre haya recorrido todo ese camino y haya arrancado del árbol el último fruto, reconocerá la pequeñez de sus obras que antes le parecieron tan grandes y comprenderá y sentirá la vida espiritual, y a través de ella, admirará como nunca la obra del Creador. Recibirá por inspiración las grandes revelaciones, y su vida será un retorno a la sencillez, a la naturalidad, a la espiritualidad.
Sin embargo, si os he dicho que en esta era todo será restaurado, si os he anunciado que todo volverá a su cauce y que a todas mis enseñanzas les será restituida su original esencia, podéis creer que está próximo un tiempo de esplendor espiritual en este mundo, aunque no debéis olvidar que antes que eso acontezca, todo será juzgado y purificado.
Mas luego veréis el resurgimiento de la vida. Veréis como se unen aquellos pueblos que por siglos vivieron como enemigos; presenciaréis la reconciliación de pueblos y de razas, la veréis sellada con el amor de los unos a los otros. Veréis desaparecer el poder material de las grandes religiones y veréis surgir por todas partes los frutos de la espiritualidad. Muchos hombres, reconocidos como sabios, les veréis confundirse y a los príncipes de la palabra les veréis turbarse sin saber que decir, porque la luz de la verdad les sorprenderá.
Un torbellino de ideas y de tinieblas ha mucho tiempo que desunió a los hombres. Un torbellino de luz en este tiempo les unirá. La torre de Babel que los hombres construyeron, ha sido destruida, mas en el corazón de los pueblos y de las razas, esa torre de soberbia ha seguido creciendo. Sólo un torbellino espiritual puede derribarla y esa tempestad comienza a estremecer sus cimientos y sus muros, mas cuando esta torre haya sido destruida, ahí, en su lugar, se levantará otra, la que no podrá ser destruida, porque sus cimientos firmes, no serán de desunión, sino de fraternidad y de armonía.
De las obras malas de la humanidad nada quedará, mas sobre los escombros de vuestro pasado, Yo haré surgir un mundo nuevo como un gran reino en donde la humanidad sea una extensa familia que viva en paz, que ame, que sienta y piense en mi ley de amor. Sobre las ruinas de un mundo creado y destruido por una humanidad materialista, se levantará un nuevo mundo, cuyos cimientos serán la experiencia y tendrá por finalidad el ideal de su elevación espiritual.
Cuando la Humanidad conozca mi Enseñanza y penetre en su sentido, depositará en ella su confianza y se afirmará en la creencia de que es el certero camino, la guía para todo ser que quiera vivir en la justicia, en el amor y en el respeto hacia sus semejantes. Cuando esta doctrina se asiente en el corazón de los hombres, se iluminará la vida del hogar, fortaleciendo a los padres en la virtud, a los matrimonios en la fidelidad, a los hijos en la obediencia y colmará de sabiduría a los maestros, hará magnánimos a los gobernantes e inspirará a los jueces, para que hagan verdadera justicia; los científicos se verán iluminados y esta luz les revelará grandes secretos para el bien de la Humanidad y para su evolución espiritual. Así empezará una nueva era de paz y de progreso.
La vida entonces cambiará. Las religiones, la moral, la ciencia, la filosofía, todos los conceptos sufrirán grande transformación y los hombres, conociendo por fin el verdadero sentido de la vida, tratarán de acercarse al cumplimiento de mis leyes de amor, de justicia.
Entonces volverá la moral al seno del hogar, habrá verdad en vuestras instituciones y espiritualidad en vuestras costumbres.
Será el tiempo en que la conciencia haga oír su voz, en que las razas se fusionen y todo ello determine la desaparición de muchas diferencias y contiendas, porque, hasta ahora, a pesar de ser tan pequeño vuestro mundo, no habéis sabido vivir como una sola familia, no habéis podido rendirme un solo culto. La antigua Babel os condenó a esta división de pueblos y de razas, mas la construcción de mi templo espiritual en el corazón de la Humanidad, os librará de esa restitución y os llevará a amaros verdaderamente los unos a los otros.
Pensad en el adelanto de una humanidad cuya moral proceda de la espiritualidad; imaginad una humanidad sin límites ni fronteras, compartiendo fraternalmente todos los medios de vida que la Tierra ofrece a sus hijos.
Tratad de imaginar lo que será la ciencia humana, cuando ella tenga por ideal el amor de los unos a los otros, cuando el hombre obtenga a través de la oración los conocimientos que busca. Pensad en lo grato que será para Mí recibir de los hombres el culto del amor, de la fe, de la obediencia y la humildad, a través de su vida, sin que tengan que recurrir a ritos ni a cultos externos
Este mundo será como un pequeño santuario en medio del universo, desde el cual los hombres eleven su espíritu al infinito, en una comunicación llena de humildad y amor con su Padre Celestial
Los hombres, sin apartarse de sus deberes, de sus misiones en el mundo, pondrán al servicio de mi causa divina su ciencia, su fortaleza, su talento y su corazón. Buscarán los goces sanos, los que sean saludables para su espíritu y su materia. Lucharán por su regeneración y por su libertad, no se contaminarán, no tomarán lo que no les sea necesario. Será entonces cuando desaparezca de la Tierra la maldad, la frivolidad; entonces el espíritu habrá alcanzado el dominio absoluto sobre su envoltura, y habitando todavía en una materia hará una vida espiritual de amor, de fraternidad y de paz.
Entonces podréis ver las primeras luces del Gran Día anunciado por profetas y enviados tiempo ha; podréis sentir cómo desciendo en Espíritu a hablaros de la vida eterna que a todos os espera, porque todos estáis destinados a ella.
Cuando mi luz haya penetrado en todos los corazones y los hombres que conducen a los pueblos, los que imparten enseñanza y todos los que desempeñan las más importantes misiones, se dejen guiar e inspirar por esa luz superior que es la conciencia, entonces podréis los unos esperar de los otros. Entonces podréis tener fe en vuestros hermanos, porque mi luz estará en todos, y en mi luz estará mi presencia, y mi justicia de amor.
Las diferencias de razas comenzarán a desaparecer; los obstáculos, hasta hoy considerados como insuperables, serán al fin vencidos con la razón; la equidad y el buen juicio estarán en las obras humanas y cada hombre vivirá en vigilia para que no se trastorne la paz del mundo.
La división de los hombres desaparecerá, y así como en sus discordias se distanciaron unos de otros, creando idiomas y lenguas para cada pueblo, cuando la armonía principie a brillar en el mundo, todos sentirán la necesidad de entenderse con un solo lenguaje, De cierto os digo, que la caridad de los unos a los otros les facilitará esta obra, porque estará basada en el mandato que os dice: «Amaos los unos a los otros».
Esa sí será vida para los hombres, porque dentro de ella respirarán paz, gozarán de libertad y se sustentarán solamente con aquello que encierre verdad.
Entonces comprenderéis, porque la he llamado vida.
Concebid una humanidad que consagre su ciencia, su talento, al servicio de ella misma, que sin fanatismo ni idolatría, rinda culto agradable a Dios; que aun los placeres sean saludables y sus goces sanos al cuerpo y al espíritu y tendréis un mundo nuevo, moral, científico y espiritualmente elevado. Se respetará la vida del semejante y no se dispondrá de la propia, porque comprenderán aquellos hombres que no son dueños de sí mismos y que el único dueño de todo soy Yo.
Llegará el tiempo en que se levanten hombres que verdaderamente amen mi Ley, los que sabrán unir la Ley espiritual con la del mundo.
O sea el poder eterno con el poder temporal; mas no será para esclavizar a los espíritus como en tiempos pasados, sino para mostrarles el camino hacia la luz, que es la verdadera libertad del espíritu.
La conciencia será escuchada y obedecida, los llamados del espíritu serán entendidos, los anhelos y derechos espirituales serán tenidos en cuenta y respetados y en todas partes brillará el anhelo de conocer a Dios, de sentirlo, de acercarse a Él y de mirar su verdad.
¿Os parece una fantasía mi palabra? Es que no os podéis dar cuenta de que estáis en el final de una etapa material y en el principio de una era espiritual.
Los pecados de los hombres se habrán borrado y todo será como nuevo. Una luz de pureza y de virginidad iluminará a todas las criaturas, una nueva armonía saludará a aquella humanidad, y entonces comenzará a elevarse del espíritu del hombre hacia su Señor un himno de amor, que por tanto tiempo he esperado.
Nuevas generaciones poblarán la Tierra y recogerán los frutos de la experiencia y de la evolución tanto espiritual como material, que sus antepasados hayan dejado, porque de todo el pasado seleccionarán los buenos frutos.
Desde ese día, el hombre abominará la guerra, arrojará de su corazón el odio y el rencor, dará muerte al pecado y comenzará una vida de restauración y de reconstrucción. Muchos se sentirán inspirados por una luz que antes no contemplaron y se levantarán a crear un mundo de paz.
Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.