CURSOS DE LUZ
REGLAS DE ORO PARA LA VIDA COTIDIANA
Por Omraam Mikhael Aivanhov
PROGRESAMOS GRACIAS A LO QUE SE NOS RESISTE
Dejad de quejaros por las dificultades y los obstáculos que aparecen en vuestra vida, pues son ellos los que os permiten progresar. ¿Por qué los barcos pueden avanzar en el agua y los aviones volar por el aire? Porque el agua y el aire oponen una resistencia. No es posible avanzar si no existe una materia que oponga cierta resistencia. Los obstáculos, las dificultades, juegan el mismo papel que el agua o el aire, forman parte del orden natural de las cosas, y nos toca a nosotros saber utilizarlas para avanzar. Cuando vais de excursión a la montaña, ¿no habéis observado que son precisamente las asperezas a las que os agarráis las que os permiten subir? Entonces, ¿Por qué deseáis que vuestra vida sea lisa, que no tenga asperezas? En esas condiciones nunca vais a llegar hasta la cima, y luego, cuando descendéis, ¡qué caída! Por fortuna para vosotros la vida está llena de asperezas, y gracias a ellas todavía estáis vivos.
Sí, por esta razón no debemos pedir que nuestra vida sea llana, sin sufrimientos, sin inconvenientes, sin penas, sin enemigos, porque entonces no tendríamos nada adonde agarrarnos para subir y resbalaríamos. Todos los que desean vivir fácilmente y en la opulencia, no se dan cuenta de que, en realidad, están pidiendo su propia desgracia.
NO EVITÉIS LOS ESFUERZOS Y LAS RESPONSABILIDADES
Los que creen poder escapar de sus responsabilidades y de sus obligaciones para experimentar una vida más agradable, no conocen las severas leyes que rigen el destino. A algunos su familia les parece desagradable, su trabajo penoso, su entorno aburrido, y quieren abandonarlos. Otros pretenden evitar todas las responsabilidades sociales. Una mujer, cansada de su marido, busca otro más cariñoso, más seductor. Pues bien, esta clase de actitudes no son recomendables. Evidentemente no está prohibido en absoluto que abandonemos nuestro trabajo, nuestro entorno e incluso nuestra familia, pero no podemos hacerlo antes de haber cumplido todos nuestros deberes para con ellos, de lo contrario la ley nos fuerza a encontrarnos nuevamente con todas esas personas que no hemos podido soportar. Si queréis no volver a ver a alguien nunca más, pagad vuestras deudas, y entonces no lo volveréis a ver más. Esta es una ley que las personas no conocen; hacen lo posible para separarse de alguien que les molesta, para eliminar el lazo que los ata, pero, ¡cuántas veces el Karma ya ha previsto obligar a un hombre a volverse a encontrar con sus padres, con su mujer, con sus hijos, o con su patrón en otra encarnación!
Si el destino nos ha deparado ciertas condiciones, existe una razón para ello.
Debemos hacernos resistentes frente a las dificultades del mundo externo.
¿Cómo hacerlo? Como los deportistas que se entrenan todos los días, o como los exploradores, los alpinistas, los navegantes, que se ejercitan para soportar el calor, el frío, el cansancio, la falta de alimento o de sueño, y son capaces de afrontar las intemperies y los mayores peligros. Entrenaos vosotros también para resistir, para manteneros bien, física, psíquica y moralmente.
Evidentemente, si llega un momento en que veis que no podéis soportar por más tiempo la situación, apartaos un poco, pero volved luego de nuevo para hacerle frente, hasta que lleguéis a ser verdaderamente sólidos.
Si sabéis elegir el camino difícil, el Señor os enviará ángeles que os ayudarán, pero si escogéis el camino fácil, un día u otro os veréis obligados a volver para asumir todas estas responsabilidades que intentabais evitar .
LAS EXCUSAS NO SON SUFICIENTES. ES NECESARIO REPARAR NUESTROS ERRORES.
Cuando habéis actuado de forma negativa con alguien, no basta con que os excuséis: debéis reparar. Sólo con esta condición seréis absueltos. No basta con decir al que perjudicasteis: « Lo siento, perdóname…», porque entonces la ley divina os perseguirá hasta que hayáis reparado el perjuicio que ha sufrido.
Diréis: «Pero si esta persona me perdona. . .» No, la cuestión no se arregla tan fácilmente, pues la ley y la persona no son la misma cosa. La persona puede perdonaros pero la ley no os perdona, sino que os persigue hasta que hayáis reparado. Evidentemente el que perdona da pruebas de nobleza, de generosidad, deshaciéndose, liberándose de los tormentos que le mantenía en las regiones inferiores del plano astral. Si Jesús dijo que había que perdonar a nuestros enemigos, fue para que el hombre se liberara de los pensamientos negativos y de los rencores que le carcomen. Pero el perdón no arregla la cuestión: el perdón libera al que ha sido maltratado, perjudicado, pero no libera al que ha cometido la falta. Para liberaros, debéis reparar.
LA INTELIGENCIA SE DESARROLLA CON LAS DIFICULTADES
Las dificultades, si sabemos utilizarlas, nos ofrecen las mejores oportunidades para desarrollarnos.
Pero en lugar de estudiarlas y de buscar el medio de triunfar de ellas, la mayor parte del tiempo nos ponemos a gemir, a llorar. . . ¡Todo esto ocurre simplemente porque aún no hemos comprendido por qué el cerebro está situado en la parte más alta del cuerpo! Si lo hubiéramos comprendido, en lugar de quedarnos abajo, en el corazón, en las emociones, en donde se sufre y se llora, nos esforzaríamos para elevarnos hasta la razón, la inteligencia, la luz.
Cuando tengáis ganas de llorar, decíos : « Estoy de acuerdo, voy a satisfacerte: mira, incluso me preparo los pañuelos; pero espera un momento, antes voy a reflexionar ». Entonces reflexionáis, buscáis y encontráis una solución mucho más deprisa que si os dejáis llevar por vuestra pena. De lo contrario, después de haberos estado lamentando durante tres o cuatro horas, cuando ya estáis agotados, aunque evidentemente estáis más calmados, sin embargo no avanzáis, sino todo lo contrario: han desaparecido las energías, pero subsisten las dificultades, y al día siguiente, todo sigue igual. . . Así pues, en lugar de permitir que os absorban vuestros sentimientos, dejadlos a un lado e intentad alcanzar dentro de vosotros otra región, una región espiritual que es pura razón, pura sabiduría, pura luz.
Cada día disfrutamos de veinte o treinta oportunidades para ejercitarnos, ocasiones muy benéficas, con lo cual muchas circunstancias aparentemente desagradables contribuyen en realidad a nuestro bien. La vida es muy rica en cuanto a la forma de instruir a los seres humanos. Los sabios reflexionan mucho, se informan de todo, utilizándolo para el bien. Mientras que los demás, que no están iluminados, no saben aprovechar nada, e incluso en el supuesto de que les sucedan cosas positivas, no sólo no saben verlas ni utilizarlas, sino que aún se las arreglan para que estas cosas se vuelvan contra ellos.
Por consiguiente, si estáis conscientes, atentos, todas las pruebas contribuirán a vuestra evolución, pues sabréis utilizarlas. Diréis: « ¡ah sí, ésta es una estupenda ocasión! » Y cuantas más ocasiones de este género tengáis, más desarrollaréis vuestra lucidez, vuestra perspicacia y vuestra inteligencia.
UNA CLAVE PARA CADA PROBLEMA
Aunque ayer conseguisteis resolver determinado problema, hoy se os presenta uno nuevo: naturalmente no utilizaréis la misma solución que ayer , pues cada problema exige una solución distinta. En vuestra casa, para cada puerta tenéis una cerradura con su llave; no podéis abrir todas las puertas con la misma llave y es preciso, por tanto, encontrar la llave que le corresponde. También en la vida psíquica existen diferentes llaves para abrir distintas puertas. Si utilizamos siempre la misma llave, nos encontraremos permanentemente con las puertas cerradas.
Las tres llaves esenciales son el amor, la sabiduría y la verdad: el amor que abre el corazón ,la sabiduría que abre el intelecto y la verdad que abre la voluntad. Cuando tengáis que resolver un problema, probad las diferentes llaves. Si la primera no abre la puerta, probad la segunda, y si la segunda no abre, probad la tercera.
Cada día necesitamos comer, beber, dormir, resguardarnos, vestirnos, trabajar, pasear, leer, escuchar música, relacionarnos con otras personas, reflexionar, amar, admirar. . . La Inteligencia cósmica nos plantea estas necesidades y nos presenta así diferentes problemas que tendremos que resolver para aprender a desarrollarnos en todos los aspectos y en todos los planos. Cuando se manifiesta una nueva necesidad, aparece un nuevo problema, después otro, y luego otro más… y debemos ejercitarnos para encontrar cada vez la solución apropiada .En el mundo se van presentando continuamente nuevas necesidades que crean nuevos problemas, y consecuentemente, nuevas actividades. La propia vida es la causa de ello, porque la vida fluye, circula, desplazando las cosas, y el hombre se ve obligado a seguir su corriente. Hay que pasar por tal lugar, después por otro, o bien hay que corregir la dirección de la corriente como hacemos con algunos ríos. La vida no nos deja estancarnos, nos obliga a pasar por toda clase de lugares para que aprendamos a ver, a comprender, a sentir, a actuar de todas la formas posibles. Así pues, tenemos que buscar siempre cómo resolver los nuevos problemas que la vida nos presenta, pero estos problemas, una vez más, son generalmente de tres clases: conciernen a la voluntad, al corazón y al intelecto, o también, presentado de otra forma, al cuerpo, al alma y al espíritu.
NO OS APESADUMBRÉIS ANTE LOS SINSABORES DE LA VIDA
Ponerse furioso porque alguien ha pronunciado palabras que no os gustan, porque habéis pagado un objeto más caro de lo que habíais previsto, porque la sopa está demasiado salada o porque se os ha extraviado un objeto, y reaccionar ante pequeños inconvenientes como si se tratara de catástrofes, es verdaderamente una actitud insensata. Tenemos que aprender a comparar las pequeñas contrariedades de la existencia en relación a los bienes que tan generosamente nos ha distribuido la Providencia. Pero en lugar de hacer esto, hacemos lo contrario: comparamos continuamente lo poco que poseemos con lo que poseen los vecinos: «¡Ah! Aquél tiene un diamante y yo perlas falsas!…»
Si queremos comparar, ¿por qué no nos fijamos en todas las ventajas que poseemos respecto a otras personas que están desprovistas de todo, que son desgraciadas o que están enfermas?.
Me diréis que tenéis razones para estar descontentos porque fracasáis continuamente. no tenéis porvenir alguno, etc. En realidad los días no se parecen unos a otros y si hoy el sol está escondido tras las nubes, mañana lo veréis salir y todo os sonreirá.
«Si, pero, -dicen algunos- ya soy viejo, ¿qué puedo esperar?» ¿No sabéis que un día volveréis de nuevo a la tierra como un niño a quien todas las esperanzas le estarán permitidas y que comenzaréis una vida nueva, enriquecida por las experiencias del pasado? Existen respuestas para todo lo que la tristeza o el desaliento puedan objetar. Pero por lo menos hay que aceptar el mirar las cosas de distinto modo, y esto es posible mediante un razonamiento correcto, ante cada acontecimiento, ante cada situación. Deteneos un momento para considerar los dos aspectos: el negativo (éste siempre cuenta!), pero también el positivo. Evidentemente no hay que hacerse ilusiones diciendo que todo es bueno, pero tampoco hay que fijarse solamente en el lado negativo de la vida. Estáis pensando: «Todo eso ya lo sabemos». ¿Si? Pues bien, entonces, ¡hacedlo, si es tan sencillo! Observaos y descubriréis que muy a menudo os olvidáis de razonar correctamente. un día volveréis de nuevo a la tierra como un niño a quien todas las esperanzas le estarán permitidas y que comenzaréis una vida nueva, enriquecida por las experiencias del pasado? Existen respuestas para todo lo que la tristeza o el desaliento puedan objetar. Pero por lo menos hay que aceptar el mirar las cosas de distinto modo, y esto es posible mediante un razonamiento correcto, ante cada acontecimiento, ante cada situación. Deteneos un momento para considerar los dos aspectos: el negativo (éste siempre cuenta!), pero también el positivo. Evidentemente no hay que hacerse ilusiones diciendo que todo es bueno, pero tampoco hay que fijarse solamente en el lado negativo de la vida. Estáis pensando: «Todo eso ya lo sabemos». ¿Si? Pues bien, entonces, ¡hacedlo, si es tan sencillo! Observaos y descubriréis que muy a menudo os olvidáis de razonar correctamente.
Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.