El pájaro encantado
Érase una vez una niña que amaba a un pájaro encantado que siempre la visitaba y le contaba cuentos, lo que la hacía inmensamente feliz. Pero siempre llegaba el momento en que el pájaro decía: “Tengo que irme”. La niña lloraba, porque amaba al pájaro y no quería que se fuera. “Niña”, le dijo el pájaro, “aprende lo que te voy a enseñar: yo estoy encantado gracias a la ausencia. En la ausencia es donde vive la nostalgia. Y la nostalgia es un perfume que vuelve encantados a todos los que lo sienten. Los que sienten nostalgia aman. Tengo que irme para que haya nostalgia y para que yo siga amándote y tú sigas amándome…” Y se iba. La niña, sufriendo el dolor de la nostalgia, maquinó un plan: cuando el pájaro volvió y le contó cuentos y se fue a dormir, ella lo encerró en una jaula de plata, diciendo: “Ahora será mío para siempre”. Pero eso no fue lo que sucedió. El pájaro, sin poder volar, perdió sus colores, perdió su brillo, perdió su alegría, ya no tenía cuentos que contar. El amor se acabó. Fue necesario un tiempo para que la niña se diera cuenta de que no amaba al pájaro que volaba libre y volvía cuando quería. Y soltó al pájaro, que, volando se fue muy lejos.
Leve es el pájaro:
y su sombra voladora,
más leve.
Y la cascada aérea
de su garganta,
más leve.
Y lo que uno recuerda, cuando escucha
su canto deslizarse,
más leve…
Rubén Alves
Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.