EL SEMILLERO DE LA LUZ VII – PARA CUANDO LLEGUE EL PÁJARO DE LA ARMONÍA

El semillero de la Luz VII – Para cuando llegue el pájaro de la armonía



José Antonio Iniesta

Sé que hay un mundo de infierno en las venas de los que sufren, un aire de tormenta que remueve el vientre y arrebata el sentido hasta experimentar la cólera de los que no comprenden por qué les amenaza la vida. Entiendo que a veces haya motivos para apretar los dientes y sentir esa angustia irrefrenable del que piensa que un mundo entero se le viene encima, con todos sus tejados, los aleros y hasta el último de los nidos de las golondrinas. Pero también sé que hasta la más fea de las oleadas de tristeza puede disolverse un día con un simple aleteo de las notas de la música en el alma. Como ahora siento el viento de la vida mientras escucho una melodía que me recuerda que cada uno de nosotros somos, más allá del espejismo, la manifestación gozosa y divina de Dios encarnado en el brillo de unos ojos, y en surcos en las manos, corona de espinas, hipotálamo, jilguero, mármol y semilla de enebro.

También comprendo que la poesía que arde en el corazón con esa ráfaga de amor que te deja enmudecido, sin palabras, no le sirve al que sólo ve un horizonte gris poblado de cadenas. Entonces me encojo de hombros, incapaz de hacer un milagro, y siento que todo ser humano tiene un momento para morir y otro para nacer de nuevo.

Por eso espero a que los que sólo pueden saborear la amargura con sus labios resecos lleguen a ver el día en el que sus almas se limpien de la congoja y la repinten con los colores del arco iris. Espero que entonces se encuentren en su camino con estas palabras y puedan comprender que alguien las escribió para ellos, para contarles que hay un mundo de luz detrás de cada una de las paredes del cuarto más oscuro que exista.

Y lo sé porque aunque me cubra a cada momento con el atavío de la poesía, de la belleza y del cielo revelado, también transito, más de lo que quisiera, por los oscuros agujeros de la memoria, de igual forma conozco el sabor de la sangre que provocan los más afilados clavos. Como ellos he sido desterrado en ocasiones de mí mismo para recorrer los desiertos páramos de la tragedia. No hay carne humana que no se doblegue de vez en cuando por el sufrimiento, como tampoco hay ser humano que no esté bendecido y destinado a encontrar la felicidad que los cielos le han guardado.

Nunca sabemos cuándo caeremos por el resbaloso agujero de la perfidia, como tampoco conocemos el momento en el que el pájaro de la armonía nos rozará con sus alas para que abramos los ojos y descubramos que este universo fue creado fundamentalmente para experimentar el secreto más grandioso de la alegría.

Mientras intento olvidar los propios lamentos que un día alojé en mi memoria, escucho la música que tiene el don inexpresable de estremecernos y recordarnos que siempre hay más tiempo que vida…

Fuente: Textos recopilados de las páginas web Luz de Ilunum y Sieteluces, además de los canales de youtube Luz de ilunum y Editorial Sieteluces, textos propios y/o recopilados por el escritor e investigador José Antonio Iniesta Villanueva.